A lo largo del fin de semana, mientras vamos confirmando que el núcleo del poder girará de Sevilla a Málaga con el nuevo gobierno andaluz y a la espera de despejar la incógnita sobre si Granada tendrá algún peso más o menos específico en dicho ejecutivo, hemos estado muy entretenidos con el descubrimiento de diferentes carteles de Semana Santa.
El de Sevilla es de un clasicismo incuestionable. Una Piedad, un Cristo y un Bautista y la leyenda “Oh vosotros los que atravesáis el camino, mirad y ved si hay un dolor semejante al mío”, ejecutados por el pintor Fernando Vaquero. Podríamos definirlo como congelado en el tiempo.
El de Málaga, sin embargo, ha sido la bomba, despertando una enorme controversia, al mostrar a la Virgen de los Dolores del Puerto en primer plano y, de fondo, las palabras “Semana Santa”… a modo de pintada. El pintor José Antonio Jiménez Muñoz ha mezclado la iconografía clásica con el grafiti, mostrando ese arte urbano tan moderno que caracteriza a la capital malacitana. De esta manera, según él, “la Semana Santa también se hace para el arte contemporáneo y para el grafitero”.
Una decisión valiente, sin duda, que ha generado debate y polémica, lo que ya es bueno de por sí… cuando son constructivos. Y una frase definitiva: “el hecho es vender nuestra Semana Santa, anunciar que ya llega. Se trata de que haya algo que capte la atención”.
Mientras tanto, en Granada, la base del cartel de nuestra Semana Santa de este año se basa en una fotografía de Luis Javier Quesada, con el misterio de la cofradía zaidinera de La Lanzada descendiendo la calle Poeta Manuel de Góngora y, de fondo, una impresionante vista de una blanquísima Sierra Nevada.
Si esto fuera un concurso y yo el juez único -me relamo solo de pensarlo- el cartel sevillano quedaría en última posición, el malagueño sería el segundo y el nuestro subiría a lo alto del podio. Y no -al menos, no solo- por chauvinismo o porque salgan “mis” Alminares, sino porque la imagen muestra gente en las calles. Personas de carne y hueso. Espectadores normales y corrientes.
Y porque integra a la Sierra, claro, incluyendo la parte baja y rocosa y la cubierta de pinos y vegetación. Y porque hay un quiosco de prensa, tema sobre el que quiero volver muy pronto.
Jesús Lens