De azar no tienen nada. Son juegos de cazar. De cazar a cualquiera que se les ponga a tiro. Porque nadie está libre de caer presa de la ludopatía. Y eso es lo que fomentan los casinos, las casas de apuestas o las plataformas de juego on line: la adicción de sus clientes, a quienes habría que denominar víctimas, más bien.
No hay nada de azar en esta modalidad de juego. Al final, la casa siempre gana. Y al principio, también. ¿Cómo, si no, pueden ofrecer esa piporrada de euros como regalo de bienvenida a sus nuevas víctimas propiciatorias? No tienen empacho en darte bonos de 100 euros para que empieces a jugar con ellos porque tienen la seguridad, estadística y matemática, de que en poco tiempo se los habrás devuelto. Con creces.
Hace bien nuestro Defensor de la Ciudadanía, el cada día más imprescindible Manuel Martín, en alertar sobre esa droga que arruina a las familias, afectando a personas cada vez más jóvenes. Y pone el acento en algo esencial: la publicidad, especialmente la que surge de los ámbitos deportivos, con clubes y estrellas del fútbol sin empacho en redondear sus arcas anunciando cuestionables juegos de azar.
Me lo dice también Manuel Mingorance, director de Proyecto Hombre: cada vez tienen a más pacientes, y muy jóvenes, enganchados al juego. Efectivamente, es una nueva droga y las autoridades deberían cobrar conciencia de los peligros que arrostra, trabajando en la cuestión de la prevención.
Por supuesto que hay mucha gente para la que el juego no es más que una sencilla diversión como otra cualquiera, a la que le dedican más o menos tiempo, más o menos dinero. Ya saben ustedes que yo soy poco de prohibir y de censurar, pero tampoco podemos hacer oídos sordos a un problema cada vez más extendido y preocupante.
¿Han visto ustedes la enorme cantidad de casas de apuestas y salones de juego que han brotado en todos los barrios de nuestras ciudades? Su negocio es sólo uno: sacarles los cuartos a quienes traspasen sus puertas. No hay nada de azar en todo ello. Se trata, únicamente, de juegos de cazar.
Jesús Lens