Lo bueno de participar en un Club de Lectura es que descubres textos y autores a los que apenas has leído. Me encantó este poema de Cavafis, que va mucho más allá de su grandioso «Ítaca».No sé qué os parecerá y qué pensáis de este anciano…
En el interior de un ruidoso café,
inclinado sobre la mesa, está sentado un viejo
con un diario ante él, sin compañía.
Y, en el desprecio de su miserable vejez,
piensa qué poco disfrutó de los años
en que tuvo vigor, elocuencia y hermosura.
Sabe que ha envejecido mucho, lo siente, lo ve.
Y, a pesar de todo, el tiempo en que fue joven parece que fue ayer.
¡Qué distancia tan pequeña, qué distancia tan pequeña!
Y piensa ahora cómo se mofaba de él la prudencia.
Y cómo creyó siempre (¡qué locura!)
a aquella embustera que decía: «Mañana. Tienes mucho tiempo».
Recuerda impulsos que contuvo, y cuánta felicidad sacrificó.
De su insensata sensatez
cada oportunidad perdida ahora se burla.
Y, de tanto pensar y recordar,
el viejo se marea. Y se adormece
apoyado sobre la mesa del café.
Konstantinos Kavafis