El quinto partido

Ya sé que debería hablar de las Primarias. Y, sobre todo, de las Secundarias que se adivinan en el horizonte cercano. Que menudo terremoto ha provocado la arrolladora victoria de Pedro Sánchez en el llamado Aparato.

Sé que debería hablar de la distancia sideral entre avales y votos, un dato enormemente ilustrativo de en qué se ha convertido la política profesional, pero reconozco que hoy tengo la cabeza puesta en la cita de las 21 horas -desde las 20 horas en el Palacio de los Deportes, vestidos de rojo- para el partido entre el CB Granada-Covirán y el Zornotza.

 

El quinto partido. El definitivo. El que nos lleva a la final o nos manda de vacaciones. El que se convierte en pasaporte para un futuro áureo o nos deja, otro año más, en la LEB Plata.

Tengo la cabeza en ese partido, pero reconozco que estoy bastante tranquilo y confiado. Porque lo realmente duro lo hicieron, Pin y sus chicos, el pasado domingo, ganando a domicilio uno de esos partidos decisivos, de los que transforman a los niños en hombres.

 

Hoy, creo que ganaremos bien. Sin agobios. Con solvencia. Ojo: eso no quiere decir que vaya a ser fácil. Ni muchísimo menos. Como salgamos empanaos, perdamos un par de balones y los vascos metan un par de triples al principio del partido, el tinglado se nos puede venir abajo. Pero no va a pasar. Que el CB Granada-Covirán ha jugado con fuego varias veces en lo que va de año y ya estamos enseñados. Y aprendidos.

 

Una sólida defensa, mordiendo atrás y no dejando ni una canasta fácil al rival, facilita que el ataque fluya, que Bowie penetre como cuchillo en mantequilla, que los pívots posteen y que los triples vuelen. Como siempre nos repetía Moreno, nuestro coach, ¡en defensa no se descansa!

Y una cuestión básica: olvidemos a los árbitros. En serio. Puestos a creer en conspiraciones, con Trump tenemos más que de sobra. Los árbitros se van a equivocar. ¡Claro que sí! Y nos irritaremos. Pero no la tomemos con ellos, que flaco favor le hace a los jugadores ver a los espectadores crispados y desencajados.

 

Los árbitros fallan hasta en la final de la Euroliga. Y estamos en la LEB Plata. Así que, apoyemos a nuestros jugadores hasta el último aliento y demostremos que… ¡Sí se puede!

 

Jesús Lens

El Gallo de Morón

Para un periodista deportivo, las ruedas de prensa de Pablo Pin, entrenador del CB Granada-Covirán, deben ser toda una golosina, dada la claridad con la que habla después de cada partido.

20160130.- FOTOGRAFIA: GONZALEZ MOLERO. PARTIDO DE BALONCESTO ENTRE EL COVIRAN GRANADA Y EL BRICO DEPOT CIUDAD DE VALLADOLID.

Cuando terminan los choques, mientras los jugadores se juntan en el centro del campo para unir las manos, conjuramentarse y saludar a la afición, Pablo Pin se dirige, discretamente, al túnel de vestuario, sin gesticulaciones ni aspavientos. Alguna vez saluda a su familia, levantando el brazo tras una victoria y con una sonrisa en su rostro, pero lo normal es que se retire rápidamente, imagino que a reflexionar sobre el partido, antes de enfrentar las preguntas de los periodistas.

 

El partido del pasado sábado fue nefasto para nuestros chicos. Un cúmulo de dejadez y despropósitos que convirtieron a los aguerridos jugadores de Morón en poco menos que aspirantes al anillo de la NBA. De ahí que Pablo Pin fuera extraordinariamente crítico con la actitud de unos jugadores que dieron por ganado el partido antes de disputarse, saliendo a la cancha con una displicencia que condujo inexorablemente a la derrota.

20160416. FOTOGRAFIA: GONZALEZ MOLERO. BALONCESTO COVIRAN GRANADA.

Solo el joven -y cojo- Carlos Corts salvó la cara. Los demás, infames. ¿Cómo no recordar, llegados a este punto, la célebre leyenda del Gallo de Morón? La historia es sencilla: tras varias semanas de enfrentamientos entre los vecinos de la localidad hispalense, a comienzos del siglo XVI, la Real Chancillería de Granada envió a un juez bravucón a imponer la paz, presentándose con la siguiente divisa: “Donde canta este gallo, no canta otro”.

 

Los vecinos, cuando se hartaron de su chulería, enterraron sus diferencias y, unidos, prendieron al juez, lo desnudaron y lo apalearon sin miramientos, acuñándose desde entonces el célebre: “Te vas a quedar como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando en la mejor ocasión”.

Desde mitad de la temporada pasada, el CB Granada-Covirán tiene a un simpático mono de peluche como talismán. Dado que aún tenemos por delante la parte más importante de la presente campaña, ¿qué tal si incorporamos a un gallo peleón a la nómina de amuletos, que haga recordar a los jugadores que, si no pegan bocados en defensa, como dijo Pin, y si no están plenamente concentrados en el partido desde el arranque hasta su finalización, podemos volver a terminar como el gallo de Morón: sin plumas y cacareando?

 

Jesús Lens

¡Todos al Palacio!

Esta noche, todos al Palacio de los Deportes, a disfrutar de un partido de baloncesto muy especial. Especial porque nos jugamos la clasificación para jugar la Copa y ser anfitriones de la misma. Y no olviden que, si ganamos ese trofeo, tenemos el factor cancha a favor en todas las eliminatorias del play off de ascenso a la LEB Oro. ¡Ahí es nada!

“¿Jugamos?” “¿Ganamos?” ¿Por qué usas esa primera persona del plural, Lens? Pues porque yo siento al Fundación CB Granada-Covirán como algo mío. Porque, tras los años de desapego con los colores nazaríes, por mor de una nefasta gestión; la plantilla, el cuerpo técnico, la directiva y todos los trabajadores de la entidad han conseguido que nos volvamos a identificar con el equipo y que recuperemos el placer y la ilusión por el baloncesto en nuestra tierra.

El de hoy es un partido especial, también, por ser el último del año natural, lo que invita a reflexionar sobre los últimos meses y, sobre todo, acerca del futuro del equipo. Hace unos días, en esta larga entrevista de esas con contenido, chicha y sustancia, Óscar Fernández Arenas, presidente del club, decía que no se estaba valorando lo suficiente la campaña que está haciendo el equipo. Que la LEB Plata tiene mucha “guasa”.

Efectivamente, tras el impresionante arranque de la temporada pasada, la prematura eliminación en los play off nos dejó una sensación agridulce. Durante el verano, poca gente del club se tomó algo parecido a unas vacaciones. Cuando fui a renovar mi abono, me decía Oscar que cada vez que surgía un nombre como posible fichaje, todos los trabajadores se sabían sus estadísticas y sus características fundamentales, de tan estudiado que tenían el mercado.

Así las cosas, la plantilla de este año es extraordinaria. Compensa la juventud con la veteranía y la cantera con lo mejor del panorama nacional. Y, lo mejor, para mí: haber perdido algunos partidos, para ponernos a todos los pies en el suelo.

El pasado miércoles, al terminar el Torneo de Navidad organizado por el club, representantes de las instituciones, de las empresas y de los medios de comunicación coincidíamos en que se están haciendo muy bien las cosas, que este proyecto es fiable, sólido y con vocación de futuro.

Por todo ello, ¡vente esta tarde al Palacio! Lo vas a pasar mejor que bien.

Jesús Lens

Grande, el Pequebasket

Iván Martínez, uno de los cracks del Fundación CB Granada-Covirán, ha tenido muchos partidos importantes este año. Algunos de ellos, se jugaron ayer domingo, en la Ciudad Deportiva de Armilla. Porque Iván, como el Gran Capitán Jesús Fernández o nuestro base dinamita, Didi García; además de ser jugadores de la primera plantilla del equipo nazarí, también entrenan a sus categorías inferiores.

Exterior de la Ciudad Deportiva de Armilla
Exterior de la Ciudad Deportiva de Armilla

Iván, en concreto, entrena a los Pitufos Genil, que son tan pequeños que ni siquiera alcanzan la categoría de benjamines. Niñas y niños de entre cinco y ocho años de edad a los que da gusto ver jugar sobre una cancha de baloncesto, todo entrega, pasión, compañerismo y diversión.

La estampa de Iván, rodilla en tierra y rodeado de sus Pitufos, que lo abrazan como al mejor de los amigos, resulta emocionante. Y eso que es un entrenador exigente: les pide defensa, que utilicen ambas manos en las entradas a canasta o que practiquen pase sin bote para llevar el balón de una cesta a otra. ¡Pero cómo anima, felicita y encorajina a sus Pitufos, durante cada minuto de cada partido!

Iván & Los Pitufos
Iván & Los Pitufos

Y eso que ayer jugaron cinco. Porque el domingo, la Ciudad Deportiva de Armilla hervía de baloncesto gracias al monumental Pequebasket que, por cuarto año, organiza el Fundación CB Granada-Covirán. Más de setenta equipos provenientes de Granada capital y provincia, de Málaga y de Almería. Más de 700 niñas y niños conviviendo en un extraordinario ambiente lúdico-deportivo en el que, por encima de todo, se veían sonrisas.

Hacía calor. Y el estruendo de los silbatos de los árbitros, los gritos de ánimo de los familiares y las instrucciones de los entrenadores hacían que, por momentos, el ambiente del Pabellón estuviera muy cargado. Daba igual. En el Pequebasket se aplaude y se celebra cada canasta con alegría y alborozo. Y no porque haya pocas, precisamente. Que resulta sorprendente la fluidez con la que anotan esos Pitufos, Benjamines y Alevines.

Foto: Fermín Rodríguez
Foto: Fermín Rodríguez

Se celebra cada canasta. Y cada defensa. Cada buen pase y cada robo de balón. Se celebra que los equipos sean mixtos y que jueguen el mismo tiempo los mejores que los menos duchos, los más habilidosos que los más torpones, los más altos que los más bajitos.

El Pequebasket, una gozada que permite a centenares de niños y a sus familias disfrutar de la más pura esencia del deporte.

Jesús Lens

Twitter Lens

Hambre de baloncesto

Mi artículo de hoy en IDEAL habla de baloncesto, pero de algo más, en realidad. A ver qué te parece:

Lo he oído, desde el comienzo de esta temporada, un montón de veces. Que Granada tenía ganas de baloncesto. Hambre, incluso. Y me da alegría escucharlo. Pero me surge una duda: ¿a qué Granada se refieren los aficionados que hacen aseveraciones tan cálidas y encendidas?

Foto: Ferminius
Foto: Ferminius

Tuve ocasión de comprobarlo al participar en un Torneo organizado por esa Fundación C.B. Granada-Covirán que nos ha hecho volver a disfrutar del deporte de la canasta en el Palacio de los Deportes.

La Granada que ama el baloncesto la conforman un grupo de amigos que, cuando colapsó el mítico CeBé, desapareciendo como lágrimas entre las gotas de la lluvia, se arremangó y se puso el mono de trabajo, sacando adelante las escuelas que forman a cientos de pequeños baloncestistas cada año.

Un grupo de amigos, buenos deportistas, que cogieron la antorcha de los profesionales y la mantuvieron encendida, compitiendo en las categorías inferiores del baloncesto español, muy alejados de focos y flashes.

CB Granada Jesús Fernández

Un grupo de amigos que se conjuraron para hacer las cosas bien y ganar partidos a la vez que enseñaban a las nuevas generaciones a disfrutar de un deporte mágico como es el de la canasta.

Y, como los irredentos galos de los tebeos de Asterix, se hicieron fuertes en el pabellón Veleta, contando con el aliento de unos cientos de incondicionales que iban a animarles, una semana sí y la otra también. Y contaron con el apoyo y el patrocinio de una empresa comprometida con su tierra como es Covirán. Y fueron subiendo de categoría. Hasta llegar a la LEB Plata en que estamos ahora mismo.

CB Granada Ascenso

Ruego reparen en la primera persona del plural utilizada en esa última frase. Y es que, en cuanto las cosas empiezan a ir bien, somos muchos los que aprovechamos el rebufo del éxito y nos subimos al carro. Y utilizamos expresiones como la de “Granada tenía hambre de baloncesto”.

Que es verdad. Pero que no es menos cierto que sin el compromiso, el trabajo y la decisión de Óscar Fernández Arenas, los hermanos Pin, Miki Almazán, Jesús Fernández –el Gran Capitán- y el resto de aguerridos galos rojillos; los hambrientos de básket no podríamos estar ahora saciando nuestra gula con los mates de James, los rebotes de Stone y los triples de Schoof.

Jesús Lens

Twitter Lens