Había terminado de escribir la columna de ayer sobre la Liga de la Corrupción capitaneada por el PP (la podéis leer AQUÍ) cuando se hizo pública la noticia de que el Tribunal Supremo no admite a trámite los recursos interpuestos en el asunto del Nevada y, por tanto, la Junta tendrá que pagar a Tomás Olivo 165 millones de euros.
Lo mejor de todo es que la Junta ha señalado que lo hizo todo bien en ese tema. Que actuó correctamente. Y lo mantiene, con cara de cemento armado, a sabiendas de que sus servicios jurídicos ni siquiera comparecieron a una de las sesiones en las que se ventilaba el asunto.
No me consta que por semejante despropósito haya dimitido nadie. Ni que se hayan depurado responsabilidades por la manifiesta negligencia con la que se condujo el asunto. Lo que sí me consta es la lista de cosas que se podrían hacer con 165 millones de euros. Me consta a mí y a cualquiera que tenga la calculadora del móvil a mano. A la gente de Podemos, por ejemplo, que ya ha hecho una inmejorable disección de la hipotética utilidad práctica de esos 2.7225e10 millones de pesetas: he intentado hacer la traslación y la aplicación me ha petado.
¿Cuántos votos para Podemos y Ciudadanos habrá supuesto la actualidad informativa del pasado martes, con el PP chapoteando en la corrupción y el PSOE que gobierna la Junta de Andalucía poniendo en bandeja de plata 165 millones de euros a Tomás Olivo? Que mucho pleito y mucha gaita, pero el Nevada ahí está, en mitad de la Vega, amasando cantidades ingentes de dinero… sin que su apertura se haya notado un ápice en los insoportables niveles de desempleo de esta provincia. ¿Dónde están los miles de puestos de trabajo que iba a generar? Eso sí: el Metro impulsado por la Junta, bien que tiene una parada en su puerta.
No hay himnos rancios ni nacionalismos patrioteros que, ante este panorama, vayan a parar a Ciudadanos. Tampoco hay casoplones incoherentes ni hipotecas castrantes que, visto lo visto, puedan hundir el suelo de Podemos.
Jesús Lens