Me encanta la campaña “Sabor Granada”, impulsada por nuestra Diputación. Un decidido y ya imparable empujón a los productos granadinos que ha llegado en el momento preciso y oportuno. Porque la restauración de nuestra tierra está a punto de dar el gran salto y, por fin, proyectarse al exterior como se merece. Y de ello hablo hoy, en IDEAL.
A lo largo de estos meses he tenido la oportunidad de conocer a varios empresarios de la hostelería granadina y de charlar con cocineros y personal de sala, la mayoría de ellos insultantemente jóvenes, pero más que sobradamente preparados. Y estoy convencido de que sí. De que ahora sí estamos listos para el despegue. De que el momento ha llegado. Lo tuve claro en mi visita a los Bocados de Cervezas Alhambra, en el Cuarto Real, un despliegue gastronómico-festivo de lo más estimulante.
Un despegue en el que la rica y excepcional variedad de productos de la tierra granadina tiene mucho que decir. Y aportar. Decenas de denominaciones de origen de quesos, aceites, vinos, caviar, quisquillas, jamones, frutas tropicales, corderos, etcétera son un sabroso aliciente para que las jóvenes promesas de los fogones granadinos lleven a la práctica eso que tan bien queda en los discursos: aunar la modernidad con la tradición para ofrecer un producto radicalmente nuevo, único, exclusivo e inimitable.
Si las cosas siguen por donde van, Granada va a saber mucho y bien. Va a saber a los productos de siempre, pero aderezados con las inmensas posibilidades que ofrece la globalización y cocinados con el descaro de esos jóvenes para los que las nuevas tecnologías también tienen cabida en una cocina. Como en los demás aspectos de la vida. Sin melindres, dudas ni titubeos.
Yo, que gastronómicamente he sido básicamente maximalista, aprendí del poder transformador de la cocina cuando estuve en Perú, donde la mejor materia prima era tratada de forma revolucionaria por un ejército de jóvenes y osados cocineros nacidos, criados y educados al amparo y a la estela de Gastón Acurio.
Recuerdo vistosas cartas, por ejemplo, que convertían cada plato en un microrrelato, desbordante de humor y creatividad. Y así todo. Un círculo virtuoso del que se beneficiaban agricultores, pescadores y ganaderos, mayoristas y minoristas de la distribución, artistas y creadores, cocineros, camareros y la economía en general, que Perú es un destino que recibe decenas de miles de gastronómadas cada año.
Si hay un sector donde cabe la innovación, en Granada, es el de la hostelería y la restauración. Ya lo vamos sabiendo. ¡Y saboreando!
Hace años estaba por la zona de la Plaza de Gracia y fui a tomarme una caña a uno de los bares en los que solía entrar después de ver una película en Multicines Centro. Me dio tanta pena estar allí, frente al fantasmagórico esqueleto de los cines, que pagué a toda prisa y salí por piernas. Desde entonces, evito esa esquina como a la peste.
Porque cuando despertamos, los Multicines seguían allí. Pero cerrados. El edificio, azul, acumulando polvo y mierda desde hace años y años, sinónimo de uno de los grandes fracasos de la Granada cultural.
Hace unos días escribía aquí sobre lo bueno que sería que parte de la fábrica de Cervezas Alhambra se abra a la ciudadanía, en forma de centro cultural y recreativo, respetando su diseño industrial. Una idea muy bien acogida por un montón de gente, por cierto. ¿Qué no decir, en esta improvisada campaña en defensa de nuestro patrimonio arquitectónico contemporáneo, de lo importante que sería la reapertura de Multicines Centro?
Volver a hablar de por qué cerraron en su momento solo tendría sentido para avanzar en un plan para volver a abrirlos. He estado en complejos de multisalas en lugares céntricos de Madrid, Málaga y Sevilla que proyectan cine alternativo y de autor en VOS… ¡y funcionan! Lo he contado, por ejemplo, en esta otra columna de IDEAL.
Salas pequeñas, mucha y muy variada oferta, horarios amplísimos, zonas comunes atractivas y bien cuidadas, decoración cinéfila, café-bar atractivo y agradable… Sí. Habría que invertir. Y, posiblemente, convertir parte del local en lugares de esparcimiento recreativo. ¿Se imaginan, en el centro de Granada, un espacio cultural con salas de cine, bares, restaurantes, librería, centro de exposiciones y pequeño auditorio para actividades en vivo? Por ejemplo.
Insisto: vivimos en una ciudad que, junto a su área metropolitana, alberga a medio millón de personas. Tenemos una Universidad centenaria, pero viva y pujante, con más 60.000 estudiantes matriculados. Somos el destino preferido de los Erasmus, de estudiantes de español… ¡y la cinefilia está cada vez más extendida!
El éxito del Madrigal, el excelente trabajo del Cine Club Mediterráneo de Motril, la nutrida presencia de espectadores en Festivales como Granada Paradiso y Cines del Sur y el incontestable éxito de los ciclos programados por el Cine Club Universitario, Diputación o el AulaCine CAJAGRANADA demuestran que hay masa crítica para darle una pensada a la posibilidad de reabrir los Multicines. ¿Quién se apunta?
A nuestra vuelta de Irán pasamos un día en Barcelona, a la espera de coger el vuelo a Granada. Es cierto que fuimos a La Pedrera, pero mentiría si no confieso que la visita más recordada de aquella jornada, tras diez días de rigurosa Ley Seca en el país de los ayatolás, fue al moderno bar restaurante en que la cervecera Moritz ha convertido su fábrica.
Me acordaba de aquella visita al leer que, en Berlín, en pleno centro de la capital alemana, abre sus puertas la Kulturbrauerei, literalmente, Cervecería de Cultura. Se trata de un enorme edificio industrial de ladrillo que, construido a finales del siglo XIX, albergó la fábrica de cerveza más grande de Europa.
Ahora es un gran espacio cultural de 25.000 metros cuadrados con una veintena de edificios y seis patios enlazados entre sí. Un lugar en que conviven salas de cine y teatro con pabellones para actuaciones musicales, bares, cantinas y restaurantes y amplios espacios para el disfrute de ferias gastronómicas.
Ni que decir tiene que la Kulturbrauerei se ha convertido en uno de los pulmones culturales más vivos y excitantes de Berlín, acogiendo igual conciertos de grandes bandas internacionales que el famoso Mercado de Navidad o una enorme hoguera en la Noche de Valpurgis.
Sí. Lo sé. Y ustedes saben que yo sé en lo que tanto ustedes como yo estamos pensando. ¿Se imaginan que, en mitad de la popularmente conocida como Cuesta de las Cervezas Alhambra, conviviera la fábrica de nuestras adoradas Especial, Milno y Roja con un espacio cultural y recreativo, una vez rehabilitados los pabellones más antiguos, actualmente cerrados?
Granada no ha tratado bien su patrimonio industrial. De hecho, no lo ha tratado de ninguna manera, olvidándolo y destruyéndolo. Tener en el centro de Granada un espacio como el de la fábrica de Cervezas Alhambra es un privilegio y sería fabuloso que una de las grandes empresas de nuestra tierra mostrara al público las interioridades del proceso creativo de una de nuestras bebidas de referencia… además de darle vida cultural y festiva a esa zona de Granada.
El compromiso de Cervezas Alhambra con la cultura local es innegable. Convertir parte de su fábrica en otro espacio cultural más para esta ciudad, una vez restaurada, sería algo que redundaría en beneficio de todos. ¿Le echamos una pensada mientras nos tomamos unas cañas?
Es difícil verle sin su pañuelo negro en la cabeza, seña de identidad de un Carlos Salem que sabe que todo importa. Que todo significa. Que todo suma.
Lo podrán comprobar ustedes el próximo jueves, a partir de las 20.30, en la entrevista que le haremos en Facebook, retransmitida a través de la página de Granada Noir, en directo, desde el CaraDura Bistrot de Álvaro Arriaga.
Porque el tercero de los Encuentros Especiales que organiza el Festival andaluz dedicado al género policíaco, con la colaboración de Cervezas Alhambra, nos permitirá desentrañar los secretos de la obra de uno de los autores más conocidos y respetados de la escena literaria contemporánea. Y uno de los más prolíficos y versátiles, por supuesto.
No hay género literario en el que Carlos Salem no destaque. Estos días, por ejemplo, ha venido a Granada para participar en un valiente Festival Internacional de Poesía que lleva el transgénero por bandera, mestizo y lúcidamente abierto a las más variadas disciplinas. Viene a recitar, claro. Pero podría venir a otras muchas cosas.
A Carlos Salem le encontrarán, también, en Twitter y en Facebook, donde tiene legiones de seguidores; decenas de miles de personas que disfrutan de sus aforismos, micropoemas y juegos de palabras. Porque, en el siglo XXI y abundando en McLuhan, el medio sigue siendo el mensaje, pero además, hay que adecuar el mensaje a cada medio. Lo que es un reto, un desafío, una oportunidad que Salem ha sabido aprovechar.
Nacido en Argentina, en 1959, este porteño de verbo fácil y personalísima voz rota, reconocible desde kilómetros de distancia, vive en España desde 1988, a donde llegó en su calidad de periodista. Pasó varios años alumbrándonos desde dos atalayas muy particulares: el Faro de Ceuta y el Faro de Melilla, periódicos radicados en ciudades fronterizas, a caballo entre dos países, dos culturas, dos continentes, dos mundos.
Y, aunque dejó el periodismo de plantilla y redacción, el periodismo nunca le dejó a él, que sigue colaborando con medios de comunicación de todo el mundo y en todos los formatos: impresos, digitales, radiofónicos y televisivos.
Como cuentista, Carlos Salem también es un maestro consumado. Sus relatos forman parte de las mejores antologías, sean de género negro, rojo o verde. Está, por ejemplo, en “Obscena. Trece relatos pornocriminales”, editada por Alrevés, compartiendo espacio con Fernando Marías, Juan Ramón Biedma, Marta Robles, Empar Fernández, Carlos Zanón o Susana Hernández, entre otros.
Y están sus propios libros de cuentos, por supuesto. Libros que, desde sus títulos, ya están contando: “Yo también puedo escribir una jodida historia de amor” y “Yo lloré con Terminator 2 (relatos de cerveza-ficción)”. O, más recientemente, el que debería ser libro de cabecera para todos los que amamos los bares y la birra casi por encima de cualquier otra cosa: “Relatos negros, cerveza rubia”, publicado por Navona y protagonizado por algunos de los personajes de cabecera de un autor que, a lo largo de su obra, ha ido creando un personalísimo universo mítico.
Ahí está Lolita, por ejemplo, una camarera de rompe y rasga. Está Harly, el más violento de entre los sensibles. Y los polis, el Gato y el Perro. Y Tony y Ray, haciendo oposiciones para el casting de una película de Tarantino. Y, por supuesto, está Poe, ese escritor como los de antes, de los que escriben con su sangre en las servilletas de papel, acodado en la barra mientras bebe la vida al pasar.
“Relatos negros, cerveza rubia” conducen al lector por un universo noctámbulo y canalla en el que la literatura y la vida se dan la mano sobre la barra del bar, junto al entrechocar de las copas.
Y están las novelas. Las novelas de un Carlos Salem erigido en el mejor y más ácido cronista de la sociedad española del siglo XXI. Cronista de los tiempos de la burbuja en que creíamos ser ricos. Cronista del colapso posterior, cuando todo aquello que creíamos que era sólido resultó ser fangoso, turbio y putrefacto.
En “Muerto el perro”, editado por Navona, el personaje de Piedad representa a la perfección esta España nuestra, que un buen día se acuesta rica, señorona y relajada y, a la mañana siguiente, amanece viuda, corneada y con la empresa de su difunto marido en quiebra, podrida de deudas. Y no le quedará más remedio que espabilar, para salir adelante.
Con “En el cielo no hay cerveza”, por su parte, Carlos cuenta la historia de un asesino en serie que ha decido ensañarse con los periodistas más afamado de la telebasura española. ¡Ahí es nada! Protagonizada por Diosito, ese freak con ánimo de revancha contra la sumisión pasotista de su hermano Jesús y uno de los personajes de referencia en la narrativa de Salem; “En el cielo no hay cerveza” también acoge a Poe, al Gato y al Perro y a una sensacional Magdalena, a la sazón, un transexual colombiano del que Diosito estaba locamente enamorado. Muy locamente…
Y, ahora, la noticia. ¡La gran sorpresa! La editorial Navona ha recuperado “Camino de ida”, posiblemente, la mejor novela de Carlos Salem y, desde luego, la que a mí me convirtió en fan furibundo de su narrativa, de su forma de escribir y de su manera de ver el mundo. Y de contarlo. Porque hablamos de una novela de viajes trufada de género negro, con situaciones surrealistas y astracanadas salvajes protagonizadas por personajes más grandes que la vida.
Humor, sangre, ternura, comprensión, sexo, solidaridad y una ácida, lúcida y atenta mirada a lo que nos rodea constituyen el ADN creador de Carlos Salem, el pirata bueno del Noir contemporáneo.
Fruto de la colaboración entre el festival Granada Noir, el Ayuntamiento de Granada, a través de su programa Granada Ciudad de Literatura UNESCO y la Fundación Tres Culturas; uno de los grandes maestros del género negro mundial estará en la tercera edición de Granada Noir
Granada Noir está ultimando el programa de su tercera edición, que este año se inaugurará el 29 de septiembre, concentrará la mayoría de sus actividades durante la primera semana de octubre y tendrá como colofón el encuentro con Márkaris, el viernes 20 de octubre, en el Centro Lorca
Gracias al apoyo que el Ayuntamiento de Granada brinda al Festival Granada Noir a través de su programa Granada Ciudad de Literatura UNESCO, y a la colaboración de la Fundación Tres Culturas, Petros Márkaris, uno de los maestros internacionales del género negro y criminal, será una de las grandes estrellas de #GRN3.
El reputado escritor griego, cuya novela más reciente, “Offshore”, ha sido recientemente publicada por Tusquets en España, mantendrá una conversación con Jesús Lens, director de Granada Noir, en el Centro Lorca, el viernes 20 de octubre, que servirá como colofón a la tercera edición de Granada Noir.
Durante la conversación, se hablará de la saga literaria protagonizada por el mítico inspector Kostas Jaritos, de la colaboración del escritor con el cineasta Theo Angelopoulos en su famosa película “La mirada de Ulises” y del actual panorama de la Europa contemporánea, dados los vastos conocimientos de Márkaris sobre la actualidad política y social del momento.
Nacido en 1937 en Turquía, en el seno de una familia cristiana, de padre armenio (comerciante) y madre griega (ama de casa), Petros Márkaris estudió la Secundaria en Estambul y, posteriormente, estudió Economía en Grecia, Turquía, Alemania y Austria, antes de especializarse en la cultura alemana.
Gracias a una vasta y extensa formación multidisciplinar, Petros Márkaris, además de ser uno de los autores más reconocidos del actual panorama negro-criminal internacional, es un extraordinario analista de la actualidad económica y social, como bien acreditan sus artículos y ensayos, publicados en diversos medios de comunicación de la prensa internacional y recopilados en un volumen imprescindible: “La espada de Damocles”, publicado en España por Tusquets.
Márkaris es un autor comprometido con la realidad social y política de su tiempo que, en sus novelas, ejerce como cronista de lo que pasa en su entorno, de forma que las últimas novelas protagonizadas por su personaje de referencia, Kostas Jaritos, son un completo y abigarrado fresco de Grecia contemporánea.
Leer a Márkaris permite al lector conocer de primera mano los efectos y las consecuencias de todo lo que ha ocurrido en el país heleno en estos últimos años, desde la celebración de las Olimpiadas a los últimos estertores de la crisis económica que sacude al Viejo Continente, sin olvidar traumáticos sucesos del pasado, como el conflicto greco-turco que vació de griegos la ciudad de Estambul.
Para el Festival Granada Noir, que este año se inaugurará el viernes 29 de septiembre y cuya programación está siendo ultimada, contar con la presencia de Petros Márkaris es un privilegio, agradeciendo la colaboración y la implicación del Ayuntamiento de Granada, el programa Granada Ciudad de Literatura UNESCO y la Fundación Tres Culturas; una muestra de que la colaboración institucional resulta beneficiosa para la sociedad y la ciudadanía.
El festival Granada Noir
Granada Noir es un festival multidisciplinar de carácter popular dedicado al género negro y policíaco, puesto en marcha en 2015 por Gustavo Gómez y Jesús Lens y que cuenta con el patrocinio de Cervezas Alhambra y la colaboración de Diputación de Granada, CAJAGRANADA Fundación, la Alianza Francesa de Granada, Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Granada a través de su programa Granada Ciudad de Literatura UNESCO, además de otras empresas, comercios y particulares.
GRN es un festival que promueve un variado maridaje de propuestas culturales de calidad contrastada; una cita de carácter abierto, creador, innovador, participativo y gratuito, que saca la cultura a la calle, a los barrios y a los pueblos y que, además, la lleva a bares, bibliotecas, clubes, cines y cafés.
Un festival cuyo programa está abierto a todas las artes y que permite maridar las disciplinas más diferentes, posibilitando el contacto y la relación directa entre autores, creadores, público y aficionados.