Hacienda, encuentros y mística

Estaba yo firmemente dispuesto a escribir sobre la paradoja de que la ministra de Hacienda intervenga las cuentas de la Junta de Andalucía por culpa del déficit que provocó ella misma cuando era consejera de Hacienda de dicha administración.

Sé que todo lo anterior es muy matizable, que se trata de una burda simplificación, pero me fascina que la María Jesús Montero de hoy intervenga a la María Jesús Montero de ayer.

Los aficionados a los viajes en el tiempo sabemos que su gran peligro, la amenaza más grave, es que el yo de hoy se encuentre con el yo de ayer y ambos interactúen. A partir de ahí, todo lo que ocurra es aleatorio, susceptible de generar confusión, caos y destrucción.

Lo tenía armado en la cabeza cuando tres tipos se subieron a un escenario, a las improbables 13.30 horas, y dejaron con la boca abierta a toda la concurrencia. Después de escuchar a Yihan, David y Alonso; lo de la Montero pasó a un segundo plano.

Estábamos en una cata de las nuevas cervezas Alhambra, las bautizadas Lentas, cuando Alonso Díaz a los teclados, David Heredia ‘El Marqués’ a la guitarra y la portentosa y sentida voz de Yihan nos descolocaron por completo. Al líder de Napoleón Solo le conocemos mucho y bien. Es un talentazo que piensa en música, depositario de toda una orquesta, muy bien amueblada, bajo su desordenada y frondosa melena.

‘El Marqués’ es el más innovador de los guitarristas flamencos de Graná. El más moderno. El más osado. Contaba Alonso que se juntan de vez en cuando en las cuevas del Sacromonte para improvisar. Trabajan sobre una base rítmica y dan rienda suelta a su creatividad. Es un ejercicio que les saca de sus rutinas, les oxigena la mente, les abre caminos y les insufla libertad.

¿Y Yihan? ¿Quién es Yihan? Les avanzo que sólo lleva en Granada tres meses. Que es hija de madre rumana y padre sirio y que, a través de su voz, te hace viajar a través del Mediterráneo, camino del Oriente más místico y misterioso. Así las cosas, ¿cómo quieren que les hable yo de Hacienda?

Jesús Lens

Granada y la ficción Noir

Gracias a la Diputación de Granada, institución que predica con el ejemplo y apoya, de verdad, las diferentes manifestaciones culturales de nuestra tierra, Granada Noir visita estos días los pueblos de Beas de Guadix, Víznar, Salobreña e Iznalloz.

En años anteriores hemos proyectado y conversado sobre ‘El silencio de los corderos’ o ‘Ascensor para el cadalso’. También hemos difundido el libro ‘El proxeneta’, de Mabel Lozano, y proyectado ‘Chicas nuevas 24 horas’, para concienciar sobre la trata para la explotación sexual de las mujeres.

En esta ocasión, el programa que llevamos invita a descubrir Granada como escenario para la ficción negra y criminal desde la óptica del cine, la novela y el cómic. Una invitación, también, a reflexionar sobre la importancia que para la economía de nuestra provincia tendría que la provincia se convirtiera en plató cinematográfico y televisivo a gran escala.

Resulta de lo más satisfactorio, por ejemplo, compilar en una charla a autores como Alfonso Salazar, Juan Torres o el I Premio Granada Noir, Juan Madrid, residente en Salobreña, que le hace guiños a su pueblo de adopción en sus novelas siempre que puede. También hablaremos de la adaptación cinematográfica de ‘Días contados’, una soberbia y durísima película de Imanol Uribe en la que Granada es sinónimo de amor loco y romántico, con nuestro querido hotel Alhambra Palace como escenario esencial para una de las secuencias definitivas de la película.

Justo Navarro, que fue uno de los invitados destacados de Granada Noir 5, convierte a Granada en escenario clave de ‘Petit París’ y ‘Gran Granada’, por supuesto. El personaje principal de estas dos novelas, el comisario Polo, es uno de los mejores policías de nuestra ciudad y ya se apresta a visitar la Italia fascista en la tercera entrega de la trilogía.

Una particularidad: Justo Navarro presentó sus novelas en el Gran Café BibRambla, uno de los locales favoritos de su personaje por antonomasia. Fue bonito reunirse al calor de unas Especiales de Cervezas Alhambra a disfrutar del magisterio de Justo Navarro y José María Pérez Zúñiga en el mismo lugar por el que pasó el comisario Polo hace 50 y hasta 80 años. Es lo que tiene un establecimiento con más de 100 años de historia atesorada. Por cierto que el Cordero Polo, la tapa preparada por la cocinera del Gran Café, causó sensación entre el público que abarrotó el exquisito local art decó.

Por cuanto al cómic, ‘La araña del olvido’, de Enrique Bonet, es una auténtica máquina del tiempo que nos conduce a la dura posguerra, a los años 50 en los que Agustín Penón trató de encontrar los restos de Lorca. Un tebeo prodigioso que Granada Noir ha regalado a varias de decenas de autores invitados al festival para que conozcan la historia de un Penón del que, el próximo año, se celebra su centenario. ¿No sería bonito que la efeméride se hiciera coincidir con la ansiada recuperación de su mítica maleta, cuyo destino actual es una entelequia, tras el fallecimiento de su última depositaria, Marta Osorio, hace dos años largos ya?

Y está el cine, una industria que mueve millones de euros. De los errores más garrafales cometidos por los políticos de nuestra tierra, el desmantelamiento de la Granada Film Comission por parte del PP ocupa un lugar de privilegio.

El cine, además de potenciar los escenarios de rodaje como lugares de impacto turístico —busquen información sobre el efecto de la filmación de ‘Juego de tronos’ en Croacia o en San Juan de Gaztelugatxe y Sevilla, sin ir más lejos— es un negocio en sí mismo.

Una semana de rodaje supone miles y miles de euros en el sector de la hostelería y los servicios, de hoteles, restaurantes y catering a empresas de alquiler de coches, maquilladores, peluqueros, electricistas y demás técnicos imprescindibles para hacer funcionar la máquina de los sueños.

La Casa del Desierto de Gorafe y, por extensión, todo el Geoparque, se han convertido en lugar de peregrinación desde que aparecieron en un episodio de la última temporada de ‘Black Mirror’, en Netflix. Sobre todo, entre el turismo extranjero.

El rodaje de ‘Intemperie’, por su parte, puso el cartel de ‘Lleno’ en los hoteles de la Zona Norte de Granada, como tuve ocasión de experimentar hace dos agostos, cuando transité en mi Verano en Bermudas por Orce, Galera y alrededores y me resultó misión (casi) imposible encontrar una habitación para dormir.

De haberle dado continuidad a la Film Comission, Granada sería ahora tierra de cine y, gracias a su diversidad paisajística, acogería rodajes de forma continua a lo largo de todo el año. Se habría creado una infraestructura técnica y artística y las productoras no tendrían que traerse de Málaga o Sevilla hasta a las personas que controlan el tráfico durante las filmaciones. Pero la visión de futuro de algunos es así de cortita…

Jesús Lens

Salvar al aceite

Misión: salvar al aceite andaluz. Y al vino. Y a los turborreactores y turbopropulsores. Salvar a todos los productos andaluces que se ven amenazados por los aranceles de Trump, ese estrafalario y atrabiliario personaje que, algunas veces podría olvidársenos, es presidente de los Estados Unidos.

Hombres granadinos en Nueva York

Les confieso que me llevé un chasco ayer por mañana cuando, a eso de las 9, nuestro compañero Javier Morales dejaba ver su patita a través de Facebook. Porque Javier ha estado informando puntualmente y sobre el terreno sobre el programa de actividades de la legación granadina desplazada a Nueva York en misión comercial impulsada por la Cámara de Comercio.

—¿Qué haces despierto a estas horas?— le pregunté—. ¿No estabas por Little Italy, siguiendo el rastro de los Corleone y los Soprano?

Y es que, estos días, todo se tiñe de noir en mi vida diaria. No sé si será por el influjo de las Especiales de Cervezas Alhambra, pero no dejo de ver gángsteres, blanqueo de dinero, mafias, metralletas, tiros, amenazas, etc.

Cena homenaje al 50 aniversario de la publicación de El Padrino

—Acabamos de llegar a Barajas— me dice Javier.

Mi gozo en lo más hondo de un pozo. Ciego, además. Porque albergaba yo la secreta esperanza de que, aprovechando su estancia en Nueva York, Luis Salvador hiciera gala de sus dotes de liderazgo y capacidad de negociación —no es fácil convertirse en alcalde con tan pocos concejales— y obligara a Trump a recular. Y a envainársela.

¡Eso sí que hubiese sido un sensacional colofón a la misión comercial granadina a la Gran Manzana! Anda que no se hubieran cerrado bocas, llegado el caso.

Lo sé, lo sé. Lo de Trump y los aranceles es un tema serio y hay que ser cautos a la hora de bromear sobre ello. Nuestra economía se puede ver muy afectada y repercutirá en el bolsillo de muchas familias.

Es lo que tiene el acceso al poder de políticos populistas, de fantoches iluminados, de personajes grotescos que, con sus arbitrarias decisiones, condicionan la vida de miles y miles de personas. Lo del Brexit, sin ir más lejos.

Jesús Lens

Hoy, con Blacksad

Hoy toca. Hoy toca inaugurar la quinta edición de Granada Noir, el festival dedicado al género negro y criminal que Gustavo Gómez y yo sacamos a puro huevo, gracias al apoyo y a la confianza de Cervezas Alhambra.

Esta tarde inauguramos y lo hacemos a lo grande: entregando el V Premio Granada Noir a una personalidad destacada del mundo del Noir. En este caso, a dos auténticos monstruos: Juan Díaz Canales y nuestro Juanjo Guarnido, padres de Blacksad.

¿Quién dispara al disparador?

Todos los premios son importantes y emocionantes, pero les confieso que este es especial. Muy especial. Hace unos meses fui a un colegio a dar una charla sobre el cine como arte total. Como arte que compendia las demás artes. Al llegar al turno del cómic y los videojuegos, proyecté sendas imágenes de nuestro gato favorito. Sin conocerlo, sin haberlo visto antes, niñas y niños enloquecieron. ¿Qué tendrá Blacksad que nos enamora de forma arrebatadora?

Cambio de tercio. Ahora que me dedico profesionalmente a la gastronomía a través del suplemento Gourmet de nuestro IDEAL —flipen con el espléndido tocho que llevamos hoy viernes— me gusta reivindicar un concepto muy culinario: maridaje.

Es lo que tratamos de hacer en Granada Noir: maridar artes. Combinar literatura, cine, cómic, ilustración, música, ciencia, teatro, nuevas tecnologías… Y gastronomía, claro. Que ya verán ustedes qué tapas más imaginativas, sabrosas y literarias han preparado los bares y restaurantes donde celebraremos los diferentes Encuentros Especiales Cervezas Alhambra.

Carne de matanza en La Cueva de 1900. La fritá de la mamma en el 4U Hostel. Escabechina en Ruta del Azafrán. Marea Noir en Moana Poké. Huerto misterioso en el Bar de Fede. Maqui, Maqui en el Bar de Eric. Negro Mediterráneo en La Recacha Fórum y Cordero Polo en el Gran-Café BibRambla. Todas ellas tienen su historia, relacionada con los autores que pasarán por sus barras y los libros que allí firmarán.

No es normal empezar un festival por la entrega de su premio más importante. Pero, bien pensado, ¿a quién le importa lo que es o deja de ser normal, lógico, habitual o corriente?

Jesús Lens

Compañeros de viaje

Entre canción y canción, a Loreena McKennitt le gusta contarle cosas al público. A través de su voz prodigiosa, te envuelve con sus palabras igual que con su música, embarcándote en un viaje espacio-temporal durante el que lo mismo despides a los elfos cuando se van a dormir en las brumosas montañas célticas que das palmas al calor de la hoguera en un alto de la ruta caravanera con la que estás atravesando Asia. (No dejen de leer aquí la prodigiosa crónica del concierto que hizo Juan Jesús García en el IDEAL de ayer)

Foto: Alfredo Aguilar

Pocas artistas tienen la capacidad de evocación de una Loreena McKennitt a la que el público granadino esperaba rendido de antemano y deseoso de revivir aquellos míticos conciertos de la Alhambra de hace ya tantos años, inmortalizados en un DVD cuyos poseedores atesoramos como oro en paño.

En una de sus alocuciones, tuvo palabras preciosas para toda la gente que la acompañaba en escena. Les alabó como los excelentes músicos que son, por supuesto, pero también como maravillosos compañeros de viaje. Y es que Loreena ha hecho del viaje y del descubrimiento de culturas una fuente de inspiración constante.

Nada más salir a escena recordó su paso por Granada, antes de ser una artista famosa, y reivindicó el papel de nuestra tierra como lugar de encuentro de culturas. Y habló de los árboles, de la importancia que deberían tener en nuestra vida. Curiosamente, el día anterior, la cantante Aurora Arteaga también desgranó un par de canciones inspiradas por los árboles en su concierto del Jazz en la Plaza del Centro Cultural Memoria de Andalucía, lleno hasta la bandera.

Loreena nos advirtió de los riesgos del falso progreso enfrentado a la naturaleza. Y nos encorajinó a recuperar los placeres sencillos de la vida, a la que conviene mirar de tú a tú, al natural, y no a través de una pantalla. Un mensaje que no aplicó, por ejemplo, al fulano del saquito a rayas que no dejó de enarbolar el móvil para grabar fragmentos de todas y cada una de las canciones, creyéndose un émulo de Almodóvar por hacer zooms con la pantalla táctil de su teléfono ¿inteligente?

Jesús Lens