¿Dónde anda Cuenca?

Leo unas declaraciones de César Díaz, portavoz municipal del PP, en las que critica la ausencia del alcalde en actos públicos y, lógicamente, me pica la curiosidad. ¿Un político que no aparece donde hay cámaras y micrófonos? Raro, raro…

Entre los actos en los que no estuvo Cuenca, Díaz cita la misa del Arzobispo por el día de la Hispanidad y los Votos de la Ciudad a la Virgen del Rosario. ¡Acabáramos! Y como tampoco estuvo en un homenaje a las víctimas de ETA o a los bomberos; el PP saca a relucir el radicalismo izquierdoso del gobierno municipal. Vamos, que de aquí a nada, el PSOE local declara ilegal la propiedad privada y socializa los medios de producción, de tan bolivariano que es.

¿Dónde andaría el alcalde de Granada en vez de estar en los Votos a la Virgen del Rosario? Desde que lo he leído vivo sin vivir en mí. Que no tengo nada en contra de rogativas y elecciones divinas, pero que un poquito de por favor.

No sé si la cantinela del radicalismo socialista da votos, pero aplicado al PSOE granadino suena un pelín forzado. La paulina aproximación del PP a los postulados de VOX, sin embargo, sí da que pensar. Y que temblar. A Ayuso le ha ido bien en Madrid, pero está por ver si la receta es exportable a Andalucía.

Moreno Bonilla tiene buena imagen con su perfil moderado. Su frente común con ese otro rojazo que es Ximo Puig por la financiación autonómica sí es un tema de enjundia que nos concierne a los ciudadanos. Algo más que los Votos a la Virgen del Rosario. Si la mayor crítica a Paco Cuenca es que no anda de misas y rogativas, el pertinaz botellón y que las calles de Granada están sucias…

Como columnista, lo más censurable de estos primeros 100 días de mandato socialista es la sosería que emana de Plaza del Carmen. No hay propuestas extravagantes ni declaraciones grandilocuentes. Ya no hay anuncios de campanillas que después quedan en nada. No hay bronca interna entre los socios de gobierno. Ni externa. No hay disparos de fuego amigo, desautorizaciones públicas ni puenteos entre concejales. Ya no existe la amenaza constante de derribar al alcalde.

100 días de una extraña normalidad, algo que en Granada resulta anormal. Y aburrido, insisto. ¿Dónde anda Cuenca, el ausente? Verás tú que lo mismo está trabajando por la ciudad y la ciudadanía de Granada.

Jesús Lens

Alcalde solo para Granada

Concejales en busca y captura. Así está la cosa estos días. Dando por hecho que Olivares es más del PP que el mismísimo Casado —¡Ay, Rajoy!—, PP y PSOE cortejan a Lucía Garrido, el último verso suelto que podría acabar poniendo o quitando alcalde.

Vox votará contra Cuenca. Podemos—IU dejará que gobierne la lista más votada. ¿Y Salvador? Teniendo en cuenta el precedente del asado compartido con José Torres Hurtado, nadie se fía de qué terminará haciendo, por mucho que haya repetido hasta la saciedad que no apoyará al PP.

La variable Sebastián Pérez la ha resuelto el PP proponiendo como candidato a Francisco Fuentes. Menudo papelón están haciendo los populares. Sebastián, como el Cid, sigue ganando batallas después de muerto, haciendo tragar quina a sus ex-compañeros.

Francisco Fuentes entró en la lista del PP de rebote, en el número 6, tras la renuncia de Trinitario Betoret. No vamos a decir que fuera un extra en el reparto de populares, pero tampoco estaba en liza para ganar un hipotético Goya al mejor actor de reparto. Y no digamos ya para hacerse con el de actor protagonista. Sin embargo, Francisco Rodríguez propone y Sebastián dispone.

Qué poco me gustó la comparecencia de César Díaz ante los medios de comunicación locales del pasado viernes, por cierto. Mezcló el separatismo, el golpismo, el sanchismo y “el peor PSOE de la historia” con las causas pendientes de Paco Cuenca. Hubiera dado lo mismo que hablara en la plaza del Carmen que en San Telmo o en la carrera de San Jerónimo. Su mezcla de batiburrillo ideológico y vetos personales poco le aporta a Granada.

Ayer sábado, sin embargo, aplastado por la canícula veraniega, pensaba en la posibilidad de que Fuentes acabara con el bastón de mando. ¿Y si un alcalde por accidente fuera una oportunidad histórica para Granada?

¿Han visto ustedes lo de Biden en Estados Unidos? Los progresistas y muy progresistas decían que era un Presidente de transición, a la espera de la ansiada Kamala Harris. ¿Cómo ha respondido Biden? Como un rojazo, de acuerdo a los estándares yanquis. ¿Le escucharon susurrar aquello de “páguenles más”, dirigido a los empresarios que se quejaban de no disponer de trabajadores suficientes?

Fuentes no tendría que gobernar pensando en una hipotética reelección, amortizado de antemano. No tendría que intentar contentar a Sevilla y/o a Madrid. Podría ser un alcalde por y para Granada, exclusivamente. ¿Se imaginan?

Jesús Lens

Granada, gris y mustia

No se le cae la Capitalidad cultural del 2031 de la boca, pero en los meses que lleva en el gobierno municipal, poco ha hecho el bipartito por promoverla, más allá de las bonitas palabras, las mejores intenciones… y las promesas incumplidas. Muy al contrario, lo que está consiguiendo el gobierno de Luis Salvador y compañía con determinadas decisiones es desculturalizar la ciudad.

Lo último: lo de los grafitis y el arte urbano, metiendo en el mismo saco el trabajo de El Niño de las Pinturas y una pintada cualquiera en el Arco de las Pesas o cubriendo de gris luctuoso una de sus coloridas obras del Realejo. ¿Lo último he escrito? No. Lo último es lo de César Díaz, concejal de Seguridad Ciudadana dispuesto a ‘ordenar’ el calendario de eventos culturales y deportivos celebrados en la calle.

Que haya más de 600 actividades callejeras censadas por el Ayuntamiento es un inmejorable síntoma de salud vital y creativa de la sociedad granadina. Que muchas de ellas generan gasto, es cierto. Que otras apenas tienen incidencia en las arcas consistoriales, también. La taxativa y rigurosa ¿solución? al supuesto gasto generado por esta vida callejera, sin embargo, es más que cuestionable.

Según César Díaz, los promotores de este tipo de actividades van a tener un mes de plazo para presentar “una documentación genérica como la acreditación de representación, memoria descriptiva y gráfica de la actividad que se pretende organizar, croquis a escala o seguro obligatorio de responsabilidad civil”, nos contaba Pablo Rodríguez hace unos días.

No sé cómo llevarán de avanzados sus programas para el 2020 el resto de nuestros compañeros gestores culturales, pero el Granada Noir de este año todavía está en pañales y, a diez meses vista, Gustavo Gómez y yo somos incapaces de aportar nada parecido a eso que pide el Ayuntamiento. ¡Con lo que nos gusta promover actividades culturales callejeras, populares, abiertas y gratuitas!

Resulta desalentador comprobar cómo se ponen más piedras en el camino, una y otra vez. Entre la rigurosa aplicación de normativas desmedidas, la sempiterna excusa de los ajustes presupuestarios y la proliferación de enmarañados reglamentos de imposible cumplimiento; cada vez resulta más complicado emprender cualquier tipo de iniciativa cultural, social o deportiva en esta ciudad.

Jesús Lens