La temprana eliminación de España en la Eurocopa ha trastocado la agenda deportiva de este país. Y si a ello le añadimos la inesperada derrota de Garbiñe Muguruza en Wimbledon, el papelón de Fernando Alonso en los circuitos de F1 y que Contador sale a trompazo por etapa del recién comenzado Tour, ¿qué nos queda?
El baloncesto, por ejemplo. Que, del desembarco de capital chino en el Granada C.F., están ustedes al corriente. Y de la posible evasión fiscal protagonizada por el equipo rojiblanco, en connivencia con Udinese y el Watford, todavía no hay datos suficientes como para opinar. Hoy, en mi columna de IDEAL, hablamos de baloncesto…
Hablemos pues, de Gasol y del Chacho, que nos brindaron un excitante 4 de julio a los amantes del baloncesto. Y es que Pau debería ser, él solo, una asignatura de estudio obligatorio en las Escuelas de Negocios y en las Facultades de Empresariales. Porque lo ha vuelto a hacer. Acaba de firmar un contratazo de 30 millones de dólares por dos años para jugar con San Antonio Spurs, una de las mejores franquicias de la NBA e indudable candidata al anillo de campeón. Y eso que el mayor de los Gasol está más cerca de los cuarenta años que de los treinta, que hoy es su 36 cumpleaños. ¡Felicidades, Pau!
Un pedazo de contrato que, sin embargo, no es el mejor de los posibles. Porque otras franquicias menos potentes le ofrecían hasta 20 kilos por año. Es decir que, para jugar en un equipo ganador y con opciones reales al anillo, Pau ha renunciado a diez millones de dólares. ¿Es o no es un caso digno de estudio? Porque esa forma de pensar de Pau es la que, precisamente, le ha granjeado el respeto y la admiración de todo el mundo.
Y está el Chacho. Que hace un par de días aseguraba quedarse en el Real Madrid, al menos, los dos años que tenía firmados. Pero que, en cuanto le ha surgido una buena oportunidad para volver a la NBA, no lo ha dudado.
Sergio Rodríguez, valiente y osado, se marchó a EE.UU. cuando todavía era un chaval. Las cosas no terminaron de salirle bien y volvió a España, reinando con su magia en la Euroliga. Es normal que, a los treinta años, haya decidido sacarse la espinita. Además de hacer caja, por supuesto. ¡Qué temporada nos espera a los amantes del mejor baloncesto del mundo!
Jesús Lens