Ardiente Chano. Y desmelenado

Si la actualidad informativa lo permite, lo primero que leeré mañana en IDEAL, al despuntar el alba, será la crónica que Juan Jesús García haya escrito sobre la actuación de Chano Domínguez ayer sábado, en el maravilloso y adictivo Festival de Jazz en el Lago de Atarfe.

 Chano y Posé

Reconozco que iba predispuesto a que la cosa me gustara. En primer lugar, porque adoro a Chano. No es que lo crea… es que sé que es el músico al que más veces he visto en directo. Haciendo ayer la cuenta con mi Cuate, creo que me salen cerca de diez. La (pen)última, en la mismísima Nueva York, como lo contamos en ese enlace. Y la última, a pie de escenario, en el Granada Jazz Club (enlace que incluye vídeos grabados en riguroso directo)

 Chano Domíngez Granada

Bueno, la última… hasta ayer. En Atarfe, tras zamparnos unas bravas que eran bravas, unas Milnoh que estaban heladas, una morcilla muy de la tierra y unas chuletillas de cordero que no lo parecían.

Y todo ello, al fresco de un paraje mágico, en la Ermita de los Tres Juanes. Mientras Granada se abrasa de calor, a quince minutos hay un remanso de frescor que nos obligó, a eso de las dos de la mañana, a ponernos una sudadera.

Antes de que Chano le pegara fuego al escenario del Lago, Jesús Hernández trajo otra muestra de flamenco jazz. Pero más pausado. Más delicado y sencillo. Tanto que, entre el gentío y el trajín de la barra se perdían los matices de una música que alcanzó vuelo cuando Julián Sánchez dio cancha a su extraordinaria trompeta.

Y entonces llegó el Chano. A presentar sus “Flamenco sketches” o, lo que es lo mismo, su personal, único e intransferible homenaje al mítico “A kind of blue” de Miles Davis.

Mi disco, en concreto, está firmado por el gran Chano. Ea.
Mi disco, en concreto, está firmado por el gran Chano. Ea.

No lo olvido. A Miles. En las páginas de Ajoblanco. Sosteniendo que cuando escuchaba flamenco se ponía de rodillas.

Y aquí estamos, unos veinticinco años después, glosando las maravillas de un doble concierto de Flamenco Jazz, una disciplina que debería consolidarse en Granada como uno de sus distintivos musicales más importantes, como ya señalaba en este otro artículo de hace tiempo, tras una fructífera conversación con Antonio y Sergio Pamies.

 Chano Flamenco Jazz

Chano, ayer, estuvo brutal. Desmesurado. Incendiario. Arrebatador. Se ponía de pie, saltaba, aporreaba las teclas del piano, invitaba a un bailaor a que pespunteara magistralmente los acordes de Miles y… ¡se sacó de la manga un sintetizador que, colgado del hombro, fue utilizado igual que un combatiente usa el AK-44, acribillándonos con andanadas y andanadas de notas que hacían blanco en un público entregado!

Foto cedida por Juan Jesús García
Foto cedida por Juan Jesús García

Amaga Chano con venirse a Granada. A vivir. A radicarse. Comenzó hablando de la magia de esta tierra. Quizá sería lo que nos haría falta para terminar de consolidar uno de los focos jazzistícos más importantes de España, gracias al trabajo de clubes como el Granada Jazz Club o el Fusión de Salobreña; de asociaciones como Ool Ya Koo (que presenta una atractiva programación para este verano, en la Plaza de las Culturas de CajaGRANADA) y, sobre todo, del buen hacer de Festivales como este del Lago y, por supuesto, del Jazz en la Costa , el Jazz en las Alpujarras y del decano, del Festival de Jazz de Granada.

 Jesús Lens y Chano Domínguez

Pero de todo ello hablaremos más adelante.

Hoy nos quedamos con el aroma a Cuerno de Chivo quemado que dejó la actuación de Chano en Atarfe.

¡Mons-truo! ¡Thelonius! ¡Qué nos vas a matar de…!

¿Nos vemos en Twitter? @Jesus_Lens

Chano Domínguez en Granada

Por una vez (sin que sirva de precedente) me voy a quedar mudo. Me remito a este artículo, de hace un año, cuando estuvimos viendo a Chano Domínguez en Nueva York. Y a este encendido canto a la importancia de los Clubes en Granada, como ese Granada Jazz Club que ya se ha ganado un huequito en nuestro corazón, por derecho propio. Las palabras, sobre el concierto que Chano Domínguez y Francis Pose dieron el pasado viernes, en dicho garito, las ha escrito Juanma Cid y ya las podemos leer AQUÍ.

Yo solo voy a decir una cosa: el jazz, en un Club, a pie de escenario, tiene una magia especial. Reconforta el espíritu y constituye su esencia más pura.

Estamos dejando unos cortes del concierto de Chano con Francis Posé al contrabajo, que captamos a pie de escenario. Y esta imagen, que el mismo Posé tuvo la gentileza de tomar, en el camerino:

Jesús Lens Chano Domínguez

Porque, ¿quiénes tuvimos  la suerte de estar donde dice nuestro querido Juanje que se podía estar?

Chano Domíngez Granada

¡Salud y Jazz!

En Twitter @Jesus_Lens

Y los 17 de marzo, que publicamos esto: 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012.

Chano Domínguez en NYC

Hoy publicamos en IDEAL este artículo sobre música, Chano Dominguez y los grandes clubes de jazz de Nueva York… ¡Espero que os guste!

Cuando leímos que Chano Domínguez estrenaba su nuevo disco, en directo, en el Standard Jazz, no lo dudamos un instante y tiramos para allá. Puede parecer contradictorio, estar en Nueva York e irse a un club de jazz para escuchar a un pianista gaditano, pero los caminos del jazz también son inescrutables.

Hace un par de años, nuestro músico andaluz más universal se despedía de nosotros para instalarse en la Gran Manzana de la mano del sello Blue Note, por el que acababa de fichar. Le escuchamos en el Festival de Jazz de Granada, presentando su incendiario “Piano ibérico”.

“Estuvo guapo ese concierto ¿eh?”, nos decía Chano hace unos días mientras firmaba a toda prisa nuestro flamante CD de “Flamenco sketches”, la última genialidad parida por una auténtica bestia de los teclados.

¡Ya te digo, si estuvo guapo! Como guapa fue la presentación en vivo de su nuevo trabajo, en el mismo club en que lo ha grabado, en directo, pudiendo escucharse de fondo el entrechocar de los cubiertos con los platos mientras los prodigiosos dedos de Chano se deslizan sobre las teclas de su piano para homenajear uno de los discos capitales de la historia del jazz: el “A kind of blue” del trompetista Miles Davis.

El jazz, en Nueva York, es otra cosa. Bueno, el jazz y todo lo demás, son diferentes en la Gran Manzana, una de las ciudades que acumulan más tópicos por metro cuadrado, muchos de los cuáles son rigurosamente ciertos. Una ciudad que no duerme, que no descansa, radicalmente cosmopolita, que excita los sentidos cada una de las veinticuatro horas del día.

Una ciudad, sin embargo, absolutamente abierta y acogedora con el visitante. Al menos, con el visitante ocasional y temporal, porque imagino que tratar de ganarse la vida en la oficiosa Capital del Mundo no tiene que ser nada de fácil. Ahora bien, comunicativa, al máximo. Y colaboradora. Todo el mundo habla español, o lo intenta. Y te anima, aconseja, ayuda y contribuye a hacer tu estancia lo más cómoda, agradable y sencilla posible.

Y la profesionalidad. ¡Ay, la profesionalidad! Desde el taxista al recepcionista, pasando por el guía ocasional y voluntario, el transportista, el dependiente, el farmacéutico y los camareros, que se merecen un monumento. Así, no es de extrañar que, entre los más efusivos agradecimientos que Chano hace en su disco estén los dedicados al personal del Standard Jazz, uno de esos clubes en los que te sientes como en casa y en el que, para entrar, hay que bajar un puñado de escaleras jalonadas por fotografías de los más insignes músicos que allí han tocado. Y que son todos los grandes de los últimos diez años, claro.

Como ocurre en el “Blue Note”, más grande, más impresionante, más industrial; donde pudimos escuchar un prodigioso concierto del cuarteto del contrabajista Ron Carter, ¡una hora seguida tocando sin darse ni un respiro, antes de saludar al público! O en el Birdland, que teníamos a tiro de piedra de nuestro hotel y que sirve una comida cajún que quita el hipo. Y la respiración. De lo sabrosa y picante que está. El concierto de la banda de Arturo O’Farrill, residente habitual del garito, resultó correcto, pero la presentación de su nuevo trabajo del mítico batería Billy Hart, “All our reasons”, tuvo momentos hipnóticos y arrebatadores.

Si la crisis no lo impide, algunos de estos músicos estarán girando por nuestro país el próximo verano y, si la suerte nos acompaña, podrán pasar por ese imprescindible Jazz en la Costa en que Chano Domínguez se siente tan cómodo y a gusto.

Pero, si la fortuna nos resulta esquiva, siempre nos quedarán los discos. “Flamenco sketches” ya está a la venta. Y es una gozada. Atentos a la letra del tema “Blue in green”, extraída de un poema de Alberti y especialmente alabada por el crítico del New York Times tras el concierto en el Standard Jazz. Y agárrense cuando empiecen a sonar los míticos e inconfundibles acordes del “So what”, con el contrabajo, el piano y las palmas dialogando y vibrando entre sí.

Flamenco y jazz, Chano y Miles, pianos, contrabajos, clubes, comidas, mitos, sueños y realidad que cristalizan en una ciudad prodigiosa, Nueva York, cuyo recuerdo ya está indisolublemente unido a un valiente músico de Cádiz que ha hecho el mismo viaje que millones de personas antes. Y que los más osados, arrojados y decididos seguirán haciendo en los próximos años. Porque, efectivamente, Nueva York es un inmejorable ejemplo de la máxima de Paul Auster: “Lo real siempre va más allá de lo que podamos imaginar.”

Jesús Lens

LAS PELIS DE LOS TIEMPOS FLOJOS

Estar malo hace que el sofá se convierta en tu mejor aliado y las películas en tus mejores amigas. Desde que el domingo conseguí salir de la cama, a media tarde, arrastrándome, he visto varias pelis, además de las reseñadas series “The event” o “The walking dead”. O la segunda parte de “True Blood”.

Ahí va un compendio de micro reseñas:

“Training day”. Con Denzel. Me gustó. Mucho. Intensa. Y el bueno de Washington, imperial.

“Asalto al tren Pelham 123”. Otra con Denzel. Aunque en este caso, sale Travolta en plan malote-filosófico-intenso. Me gustó bastante… menos. Para verla chateando, bloqueando, zapeando, etcétera.

“Nikita. Dura de matar” Cuando nos ponemos, los europeos también podemos hacer buen cine yanqui. Los protas están muy bien, con carisma y personalidad. La trama está lo bien llevada que pueden estarlo estas tramas. Y la acción, sucia, anticipaba lo que luego sería esa joya llamada Bourne.

“Blueberry”. Aunque lo intentemos, los europeos no hacemos un buen western ni de coña. Un bodrio pretencioso que intenta mantener el espíritu de Moebius, creador del personaje de Blueberry en sus tebeos alucinados, a través de secuencias oníricas inspiradas por las yerbas que fumaban los chamanes indios. Y que debieron fumar los autores de este máximo coñazo, mientras filmaban.

“Lemmy contra Alphaville” o la demostración de que, durante un tiempo, la posibilidad de otro cine fue cierta. Porque si hoy presenta alguien “serio” un guión como éste en un país tan sesudo como Francia, lo corren a gorrazos. Una Ciencia Ficción tan cercana, que da miedo. El espíritu orwelliano con la estética del mejor noir.

“Katyn”. La peli del año pasado, que despertó un monumental escándalo y que llegó a tensar la relación entre Rusia y Polonia. Un siniestro episodio de la II Guerra Mundial que está relatado con mucha fuerza. Algo confuso al principio. Después, con mucha intensidad. Y, al final, con una densidad dramática brutal y devastadora. Una de esas películas que, sencillamente, hay que ver.

“Antes que anochezca”. O la explosión definitiva de la Bestia Bardem, en un poderoso papel, repleto de matices y de intensidad. Una película que va de más a menos, en la que el segmento cubano es mucho más interesante que el neoyorquino, por lo que, al final, termina haciéndose pesada. A quiénes amamos Cuba tiene que emocionarnos, claro. Y lo hace. A ratos. Por momentos.

Además, y en cuanto nos recuperamos, seguimos de Jazz. ¿Nos copiáis? Ayer Chano. Hoy Esperanza. ¡Seguidnos!

Jesús esto-no-hay-quién-lo-aguante Lens

ESPERANDO A CHANO

Días como hoy, fríos, oscuros y desapacibles, son días que parecen colgados en el limbo, días fugaces,extraños,  inexistentes. Días para pasarlos entre el sofá y la cama, leyendo, viendo películas, escuchando música, escribiendo (aunque sean cuentos virulentos y ácidos como éste), durmiendo siestas más o menos largas, íntimas, guerreras o sosegadas  😀

Pero hoy es especial. También. Porque hoy toca Chano Domínguez en el Festival de Jazz de Granada. El de Chano es uno de los conciertos más largamente esperados por un servidor, vuestro seguro servidor. Y la previa de ese concierto la tenemos AQUÍ, en nuestro recién renacido Blue & Noir, en el que estamos poniendo todo nuestro cariño, tesón y atención.

Aquí seguimos, este sábado en que los párpados pesan, cargados por el sueño reconfortante de una larga noche y a los que dos cafés no consiguen quitarle a los ojos ese cerco perezoso de los días libres, sin horas, obligaciones, exigencias o necesidades. Días para disfrutar íntimamente. Solos. O en compañía de otros.

Sed felices.

Jesús Zen Lens.