Si algo creíamos haber sacado en claro de la pandemia era la importancia y la conveniencia de invertir más recursos en investigación. Existía algo parecido a un consenso sobre la necesidad de volcarse en el desarrollo científico y en la innovación tecnológica.
Esas siglas, I+D+i, que tan bien quedan en informes, presentaciones, artículos, memorias y discursos; pero a las que no se le prestaba ni la atención ni los fondos necesarios para impulsarlas a los niveles que se le presume a una sociedad desarrollada del siglo XXI.
Más inversión en ciencia y en tecnología. En investigación. Más fondos para lo realmente importante. Que, en este caso, también es urgente. Lo teníamos más o menos claro hasta que llegó la Junta de Andalucía y, con la excusa de dotar de recursos al Fondo de Emergencia Social y Económica que luchará contra los estragos producidos por la Covid-19, le ha pegado un tajo monumental al presupuesto de las Universidades andaluzas.
Estos días estamos leyendo excelentes piezas en IDEAL sobre las investigaciones que se están llevando a cabo en el Parque Tecnológico de la Salud sobre diversos aspectos del coronavirus. Lo decíamos hace un par de semanas: si de esta, el PTS no sale fortalecido y robustecido, sería para matarnos.
No parece, sin embargo, que las políticas de la Junta de Andalucía vayan en esa dirección. Sin saber cómo ni por qué, le pegan un insólito varapalo a las cuentas de la Universidad. Lo denunciaba la rectora de la UGR, Pilar Aranda, advirtiendo del riesgo de que el cortoplacismo nos lleve a grandes errores estructurales.
Conviene recordar, también, que cada euro público que recibe la UGR se multiplica por siete, como nos contaba el pasado viernes Andrea G. Parra en su detallado análisis del estudio ‘Generación del valor de la UGR en su entorno: análisis de su impacto económico y social’.
Pocos documentos encontraremos este año de la importancia y la trascendencia de este estudio. Todos los políticos con capacidad de decisión sobre la provincia de Granada deberían aprendérselo y memorizarlo. Unos datos: el impacto total sobre la producción de la UGR se estima en 2.197 millones de euros. Eso supone el 6,12% del PIB de la provincia y el 7,77% de su empleo. ¿Tiene algún sentido hacer recortes en una empresa de este calibre, precisamente ahora? No hablamos ya de investigación y ciencia. Hablamos de criterios empresariales puros y duros. De riqueza contante y sonante.
Jesús Lens