Ha sido dura y rompepiernas la carrera. Pero, además, fea, áspera, calurosa y desabrida. Y, seguramente por ello, ha resultado ser, individualmente, una de las mejores carreras de la temporada (Clasificado el número 313 , invirtiendo 51 minutos largos en 11 exigentes kms)
¡Uno es uno y sus contradicciones!
Uno, que no bebe nunca durante sus entrenamientos, hubo un momento que creía desfallecer si no se refrescaba la boca, la saliva convertida en una pasta blanca y los labios quemados y resecos por el sol, que caía a plomo durante prácticamente todo el recorrido.
Un recorrido que no pasará a la historia por su belleza, precisamente. ¡Qué empacho de asfalto, autovía, arcén y cuneta! Y yo que pensaba que íbamos a correr entre naranjos y limoneros… ¡que ésta era la primera vez que participaba en la carretera del Valle! Menos mal que la buena gente de Dúrcal animaba y aplaudía en el doble recorrido que transcurría por sus calles.
Lo mejor: que nos juntamos un buen grupo de amigos y familia, casualmente reunidos en Granada este fin de semana. Lo malo: que no tenemos ni camiseta conmemorativa del evento ni jamón con que celebrar el encuentro entre hermanos y cuñados; entre galgos y gacelas y percherones.
Pero era domingo, había carrera, había que correr y hemos corrido.
Enhorabuena a las miles de personas que, hoy también, participaban en la Carrera de la Mujer, contra el Cáncer. Lástima que hayan coincidido en el calendario. ¡Será por domingos!
Lástima también que, ahora que empezamos a encontrarnos mejor, llegue mi particular cerrojazo al brillante Circuito de Fondo de Diputación hasta septiembre, esperemos que en la dura y exigente Media Maratón del Melocotón, en Guadix.
Pero dejémonos de lamentos. Que en este tiempo de incertidumbres, dudas y desvelos es imprescindible encontrar actividades que nos permiten seguir anclados a una vida activa, alegre y satisfactoria. Como correr. Como jugar al baloncesto con los amigos. Como compartir, después, una Alhambra helada para comentarlo. Y celebrarlo.
Porque hoy es domingo y aquí seguimos.
Jesús endomingado Lens