El viernes, al terminar Civil War, me quedé en la butaca tan hasta el final de los títulos de crédito que al personal de sala poco le faltó para ir a ver si me encontraba bien. Y no. No me encontraba nada de bien. La película me dejó tan noqueado que estaba balbuceante y semicomatoso.
Sí, sí, estoy exagerando. Un poco. Aunque no se crean que tanto, que flipé de lo lindo. Me habré contagiado del excesivo culto a la personalidad sanchiana que se extendió ayer por Madrid y por las redes. ¡Qué barbaridad!
¿Ha visto usted ‘Civil War’? Es eso, una barbaridad de película en todos los sentidos de la expresión. Empieza con el Presidente de unos Estados Unidos en guerra (civil, lógicamente) soltando una soflama que, por desgracia, no resulta en absoluto ajena; y termina… ¡cómo termina!
No se sabe cómo ha comenzado la guerra. Ni por qué. No se sabe quiénes son los buenos ni los malos. De haberlos. Ni quiénes tienen la razón. De existir. Al principio, lo que vemos nos recuerda al 11S. Y también a la guerra de los Balcanes. Los protagonistas son periodistas de guerra y, tras cubrir lo que está pasando en Nueva York deciden trasladarse a Washington, donde hay otro frente de batalla. Un viaje de mil y pico kilómetros en el que irán pasando por escenarios propios de guerras en los peyorativamente llamados países del Tercer Mundo, paisajes postapocalípticos como el que dejó el Katrina e incluso los habituales de las películas de zombis.
El viaje lo comparten tres generaciones diferentes de periodistas, tanto fotorreporteras como plumillas. Entre ellos destaca el veterano personaje interpretado por una soberbia Kirsten Dunst, cuyo rostro muestra todo lo que ha visto, sentido y padecido en guerras anteriores. Suya es la gran frase de ‘Civil War’: “Cada foto que enviaba a casa era como una advertencia: No hagáis esto. Y aquí estamos”. Se puede decir más alto, pero no más claro.
La parte final de la película respira de la insania de ‘Apocalypse Now’ y tiene secuencias que la emparentan con ‘La noche más oscura’ en la que Kathryn Bigelow contó la cacería de Bin Laden. No dejen de ver ‘Civil War’.
El soberbio cineasta Alex Garland, todo un especialista en distopías, ha escrito y dirigido un clásico instantáneo del cine bélico más intenso y conmocionante. Crucemos los dedos para que no sea anticipatorio ni visionario.
Jesús Lens