Hace unos días volví a ver “Vértigo”, una de las grandes joyas de Alfred Hithcock. Llevaba tiempo con el capricho de verla y la estuve buscando por casa, sin encontrar una maldita copia.
Cuando tienes un cierto interés en algo que, de repente, no puedes conseguir o satisfacer, ese leve interés primigenio se convierte en algo necesario, imperioso, de vida o muerte.
Y cuando ya barajaba la posibilidad de echarme a la calle, en busca de alguien que tuviera “Vértigo”, el YOMVI del Canal Plus vino en mi ayuda y me la sirvió, restaurada, en bandeja de plata.
La sorpresa llegó cuando, al volver a verla, me descubrí atónito frente a la pantalla, viendo una película muy distinta a la que recordaba. Y no. No tiene nada que ver con la remasterización.
No es lo mismo ver una película cuando tienes 20 o 25 años que verla cuando tienes cerca de 45. La película es la misma. Tú no. Aunque, sobre este tema, volveré más adelante.
El caso es que uno de mis propósitos para el año nuevo es volver a ver 25 películas. Porque no es lo mismo ver una película que volver a verla. Aunque, a veces, ver de nuevo una determinada cinta es como verla por primera vez. O, al menos, verla con otros ojos muy diferentes.
Voy a hacer una selección de 25 títulos de diferentes géneros, épocas y directores. 25 títulos variados que, en su momento, me dijeron mucho. O que me dijeron muy poco cuando supuestamente deberían haberme conmovido. 25 títulos fundacionales en mi formación cinéfila sobre los que volver para, después, reflexionar sobre ellos y analizar su impacto sobre mí, pasado el tiempo. ¿Qué me dicen ahora esas películas? ¿Me conmocionan como antes? ¿Han cambiado ellas también o solo yo?
Porque, como anticipaba un par de párrafos más arriba, hay películas que, siendo las mismas, son diferentes. Y no solo porque ahora tengamos la posibilidad de verlas en versión original. Pero, insisto, es un tema sobre el que quiero volver con más detenimiento, a lo largo de los próximos meses. Es parte de la incógnita que quiero despejar con este experimento de andar por casa.
Algunos de esos 25 títulos los habré visto reiteradamente, una y otra vez. Aunque por culpa de las adictivas series de televisión, en estos años veo mucho menos cine que antes. En el caso de otras películas, es posible que hayan pasado lustros sin verlas.
Sí voy a procurar que no sean cintas que hayan estado muy presentes en mis libros más recientes, “Café-Bar Cinema” y “Cineasta Blanco, Corazón Negro”. Precisamente porque haberlas visto con el fin de escribir sobre ellas, me ha hecho encontrarles cosas nuevas, distintas, singulares, extrañas…
Aún no sé qué películas estarán entre las 25 seleccionadas. Como digo, voy a procurar que haga tiempo que no las he visto. Por ejemplo, la trilogía de El Padrino, que Paco Pomet me puso la mosca detrás de la oreja en nuestra charla de hace unos días, en Ubú Libros. Y “Sin perdón”, por razones que ya habrá tiempo de comentar.
En fin, que me doy una semana de margen para hacer la selección de 25 películas e irles contando.
Jesús Lens