Estoy seguro de que ayer pasaron un montón de cosas realmente importantes, pero la noticia que yo no conseguí quitarme de la cabeza fue ésta, aparentemente banal e intrascendente, a la que dedico mi columna de hoy de IDEAL.
El titular rezaba así: “Roba cuatro veces en la misma cafetería de Cúllar Vega”. No parece, efectivamente, una noticia de enjundia. Lo de los 6.000 millones de euros que el gobierno en funciones va a cobrarles a las empresas, vía impuestos, es un tema mucho más llamativo, sin duda.
Lo indignante sobre el ladrón de Cúllar Vega no es la cantidad robada, que no debe ser muy importante dado que solo se llevaba el dinero que hubiera en la caja y lo que podía rascar forzando la tragaperras.
Lo más lamentable sobre su comportamiento delictivo tampoco era la premeditación y alevosía con la que se colaba en el local, a través de un escalo… Lo peor de todo es que el tipo robaba en la cafetería… ¡de la que era cliente habitual! ¿Se puede ser más mentecato y miserable? Ya saben ustedes la importancia que concedo a los bares y cafeterías en nuestra vida, tal y como escribí en esta otra columna de IDEAL, hace unas semanas.
Los que somos fieles parroquianos de determinados cafés, bares, clubes, pubs o garitos sabemos lo patético de esa aberrante actuación. Porque el hecho de robar hasta cuatro veces en el mismo local invalida la opción del arrebato o la del trastorno mental transitorio. Cuatro veces. El mismo modus operandi. Y el tipo, uno de los fijos.
Uno de esos clientes de siempre, de los de confianza. De los habituales y conocidos. Uno de esos clientes a los que el dueño no tiene que preguntar qué va a tomar. Porque ya lo sabe. Es posible, incluso, que el ladrón tuviera su sitio fijo en la barra, como el mítico Norm de “Cheers”, al que nadie osaría quitar su banqueta. El colmo es que, encima, fuera un brasas, un cuñao cascador y charlatán…
Solo robarle a un ciego que pide por la calles o meter la mano en el cepillo de la iglesia me parecen comportamientos más deleznables que el de un individuo al que deberían declarar persona non grata en Cúllar Vega. ¿Quién volverá a confiar en un tipo de semejante calaña?
Sí. La noticia sobre el trasplante de piel realizado por el SAS era mil veces más importante que esta. Pero hay ocasiones en que los pequeños titulares captan nuestra atención, esos Breves que encierran la auténtica naturaleza del ser humano.
Jesús Lens