De todas las cosas que he leído últimamente, lo de la adhesión me ha provocado escalofríos. Ya saben ustedes a qué me refiero, ¿verdad? De eso hablo hoy, en mi artículo de IDEAL.
En su más reciente Encíclica, Pablo Iglesias comenzó por exigir a jueces y fiscales su adhesión al autodenominado Gobierno del Cambio. Poco después, consciente de la barbaridad que supone semejante declaración de principios, el líder de Podemos rebajó el tono y solo les pide compromiso con el programa del referido gobierno.
Quedémonos con el principio del invento. Con la adhesión, un término refractario al imperio de la ley, la libertad, la razón, la lógica, la independencia y el libre albedrío. Si hacemos caso a la Wikipedia, “la adhesión es la propiedad de la materia por la cual se unen y plasman dos superficies de sustancias iguales o diferentes cuando entran en contacto, y se mantienen juntas por fuerzas intermoleculares”.
Imagino que las fuerzas intermoleculares serán los Círculos de Podemos. Pero, ¿cómo funcionarán? ¿Como los célebres CDR cubanos, los Comités de Defensa de la Revolución, basados esencialmente en el chismorreo y en la delación?
Ingenuo de mí, hasta ahora había pensado que los Círculos funcionaban más por Cohesión, que es “la fuerza de atracción entre partículas adyacentes dentro de un mismo cuerpo”. Pero no. Iglesias exige adhesión. Ya lo intentó con IU. Y lo intenta con Pedro Sánchez y una parte del PSOE. Y, por lo que parece, si alguna vez llega al gobierno, la de Nivel de Adhesión será una de las casillas que más se valoren en Linkedin.
Sí. Hay que luchar a brazo partido contra la corrupción. Y hay que cambiar muchas cosas en el funcionamiento de nuestra sociedad. Pero… ¿a través de la Adhesión al Gobierno del Cambio? ¿Se nos va la pinza? ¿Somos conscientes de lo que implica semejante declaración? Aberrante, han dicho los jueces y los fiscales. Y se han quedado cortos.
Si de algo ha carecido la democracia española ha sido de separación de poderes, con una politización que ha terminado por llegar hasta a las Asociaciones de padres, las Asociaciones de vecinos y hasta a las Peñas deportivas. Y en vez de abogar por el imperio de la ley y por una justicia fuerte e independiente, bien dotada de recursos humanos y materiales, vienen los adalides de la nueva política exigiendo una adhesión ciega, cerril, aborregada, trasnochada, indigna e indignante. ¡Acabáramos!
Jesús Lens