La columna de hoy de IDEAL, la hemos hecho raruna y distinta. A ver si os gusta.
Para su última columna del año, titulada “(Des)propósitos”, Juan José Millás utilizó única y exclusivamente 121 palabras que comenzaban por “des”, empezando por “desteorizarme” para acabar con un prometedor “deslumbrarme”. Millás consiguió un juego literario, un tour de force lingüístico tan ingenioso como clarividente: hay que tener una autoconciencia muy desarrollada, meditada y lúcida para saber lo que queremos dejar de ser en nuestra vida.
Tras leer los deseos de cien granadinos de referencia en el IDEAL del domingo, andaba yo pensando en los retos granadinos para el 2011 cuando, por arte de birlibirloque, empezaron a surgirme palabras que comenzaba por “con”. La primera, “conciencia”. O cobramos conciencia de que esto nunca volverá a ser lo que fue o seguiremos cometiendo errores de bulto, en todos los frentes y ámbitos de nuestra vida personal y profesional. Cuando pase esta crisis, que terminará pasando, nada será igual. Ni parecido, seguramente. ¿Lo contemplan nuestros munícipes, los que están y aspiran a estar? ¿Tenemos un proyecto de ciudad del futuro? A la ciudad metropolitana, me refiero.
El concepto. Lo importante es el concepto.
“Confianza”. Una de las palabras de moda. Confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades. Confianza para emprender nuevos retos y poner en marcha ideas y proyectos. Y convencimiento. De que lo conseguiremos. De que sí se puede. Yes, we can. Conversación. Concertación. Consenso. Contraste. Contrato. Concesión. Confluencia. Conciliación. Concordia. Concurrencia. Constancia. Contacto. Contribución. Consideración. Congruencia. Conjunción. Convergencia. Si queremos poner a Granada en vanguardia, hay que desterrar el proverbial caínismo de nuestra tierra y exigir de nuestros representantes grandes acuerdos de máximos que desenquisten decenas de asuntos pendientes, mareados hasta lo indecible en consejerías y concejalías de todas las filiaciones políticas.
A un futuro brillante, optimista y prometedor no se llega: se conquista. Además de exigirlo, hay que pelearlo. Para conseguirlo, hay que trabajarlo. Hay que dejar atrás el conservadurismo, la confusión, la confrontación, el conformismo, las contradicciones, las convulsiones, los contubernios, los contenciosos, las confabulaciones y los conatos de conflictividad que contaminan y contagian hasta las mejores intenciones, condenándonos al ostracismo. Hay que tener una concepción valiente, emprendedora e innovadora de nuestra vida. Todos contamos. El conjunto de la ciudadanía. Cambiemos la vida contemplativa por la vida constructiva. Menos pelear a la contra y más consolidar y cohesionar al conjunto de la sociedad.
En conclusión y concretando: el concurso de todos será requisito imprescindible para la consecución de la sociedad del conocimiento que nos conduzca a un futuro confortable y que confirme la construcción de una Granada para la convivencia, integradora, contemporánea, moderna y atractiva.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.