Sencillamente, correr

Comentábamos antes que, de momento, se nos han cerrado las puertas de la Media Maratón de Granada. Hoy salí a correr. Hecho una papa frita. Al volver, un colega tuitero me preguntaba que a dónde quería llegar, corriendo. Le contestaba que el destino es lo de menos. De hecho, suele ser circular. Pero que nunca es la misma persona la que sale que la regresa, una hora u hora y media después. ¡Nunca!

Y me acordé que tenía pendiente de ver este vídeo, que mandó Abel hace unos días. Y es el Gmail… o ves las cosas o no hay manera de acordarse que te dejaste un mensaje leído a medias, son contestar o sin terminar de ver.

¿Por qué corremos? Por sensaciones como éstas…

Kilian’s Quest Slow motion 1000 frames / second from sebastien montaz-rosset on Vimeo.

¡Correr siempre! ¿Hacia dónde? Eso da igual. Lo importante es correr.

Jesús trotacaminos Lens

Los tres pasados 28 de octubre, también blogueamos: 2008, 2009 y 2010.

29 Media Maratón de Granada

Me iba a inscribir… ¡y se ha cubierto el cupo de inscritos! Lo nunca visto. ¿Nos estamos preparando, todos, para salir por piernas o es que correr, al final, se ha demostrado que es el deporte más barato, sencillo y accesible?

 

En fin. Que me toca esperar a ver si quedan vacantes. O quizá sea una señal: con el año tan perro que estás echando, ¿qué Media Maratón voy a correr, si hice el otro día 14 Kms Verdes y acabé que me moría?

Yo creo que va a ser eso. Una señal: ¡Carlitos, no corras!

El profesor: un héroe cualquiera

Hace unos días publicábamos en IDEAL un artículo sobre el papel de los profesores, en las aulas. Hoy damos una vuelta de tuerca más y publicamos otro sobre el papel que muchos de ellos desempeñan fuera de las clases.

Uno de los profesores que más me ha condicionado a lo largo de mi vida es uno que nunca me dio clase.

Cuando estudiábamos EGB, Marfil era un mito. Seco como un espárrago triguero, en invierno llevaba a los chavales a practicar esquí de fondo a la Sierra y, cuando no había nieve, los grupos de atletas que seguían su estela por los senderos de la Fuente de la Bicha eran todo un espectáculo.

No recuerdo de qué daba clases en el colegio, pero como atleta, Marfil era querido, admirado y reverenciado. ¿Cuántas generaciones no deberán a Marfil el llevar una vida atlética, sana y deportiva? Un profesor como ése, sencillamente, es un lujo y cualquier colegio debería vanagloriarse por tenerle en su Claustro.

Como pasaba con Don Juan, otro de esos maestros que, sin tener necesidad ni obligación, reunía a un puñado de alumnos de octavo y, en horario extraescolar, nos hablaba del Hombre de Orce, espoleaba nuestra curiosidad y nuestra imaginación y nos empujaba a convertirnos en aprendices de Indiana Jones, los sábados y domingos, buscando fósiles por el Torcal de Antequera o en las serranías de Córdoba.

Un profesor puede limitarse a cumplir con su horario, dar sus clases, marcharse a su casa y, hasta la mañana siguiente; un día tras otro. También puede aspirar a convertirse en un héroe para los alumnos de su colegio o instituto. Un héroe puede ser lo mismo un atleta que el músico que toca en un grupo, el dibujante que hace historietas o el lector y cinéfilo que guía los gustos de sus alumnos, que los moldea y los pule, los ilustra y los conduce.

Todo este tipo de actividades, por lo general, se realizan de forma privada, fuera de la escuela y el instituto. Y nadie les paga por ello, a los profesores. El mismo sueldo cobra el desganado y poco implicado que el imaginativo, esforzado y comprometido maestro que, además de dar clases, se convierte en modelo y referente para los chavales.

Insistamos, ahora que comienza el curso, en reivindicar la figura de una de las personas más importantes en la vida de nuestras jóvenes generaciones: tanto o más aprenden de lo que ven y perciben en sus profesores, de su comportamiento y forma de vida en la calle, que de lo que se les enseña en las aulas.

Una tarde iba corriendo con mi hermano por la Fuente de la Bicha, cuando una voz nos animó desde la lejanía: – “¡Bien por esos hermanos que corren juntos!” Era Marfil.

Ganar una medalla de oro en una Olimpiada no me habría hecho tanta ilusión como ese grito de aliento de un extraordinario profesor que, sin haberme dado una sola lección en la pizarra, tanto ha contribuido en mi formación como persona, como individuo, como ser humano.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

The killing

Para quienes nos gusta correr, la nueva, esperada y publicitada serie “The killing” comienza de una forma bastante angustiosa, tensa y complicada: paradójicamente, arranca con una mujer de mediana edad corriendo.

Es pelirroja y viste con unas mallas en las piernas, pero una complicada parca cubriéndole el cuerpo. El tiempo es desapacible y ella parece preparada para correr en condiciones climatológicas adversas.

Corre por campo abierto, en plena naturaleza. Su rostro es hierático. Ni parece disfrutar ni tampoco parece sufrir un ápice. Solamente corre.

En montaje paralelo, vemos a otra mujer que corre. Ésta es joven y su rostro sí transmite sensaciones: miedo. Pánico. Horror. Ella no corre por gusto, por hacer deporte, por salud, afición, costumbre o gusto. Corre para salvar su vida. Alguien la persigue. Y la encuentra…

La mujer pelirroja es una agente de policía, de homicidios, en su último día de trabajo. Está a punto de mudarse de la lluviosa y desapacible Seattle a la cálida y luminosa California, con su hijo adolescente, para casarse. La chica, como la publicidad se ha encargado de anticipar, es la nueva Laura Palmer. Con eso ya está todo dicho ¿no?

Sí. Me ha gustado el arranque de “The killing”. Me ha encantado. Me ha imantado a la televisión. Pero no puedo ser objetivo. Oscura, negra y criminal… “The killing” lo tiene todo, absolutamente todo, para engancharme. Empezando por esa hierática policía, interpretada por una Mireille Enos que hace de su mirada y sus silencios toda una declaración de intenciones y una marca de fábrica.

El resto de personajes, dentro de un larguísimo y magnífico reparto coral, también están muy bien trazados, empezando por el compañero novato de la protagonista, con la que mantiene diálogos como éste, que empieza él, justificando el porqué ha cambiado narcóticos por homicidios:

– Al menos existe un malo

– ¿Sí? ¿Cuál es? – le responde con lucidez la curtida inspectora que está a punto de dejar su trabajo.

Hay políticos idealistas en campaña electoral, con todo su séquito detrás. Están los destrozados padres de la chica desaparecida y sus compañeros (y profesores) del instituto. Y los jefes de los polis. Y sus compañeros.

Y está Washington, el inhóspito estado en que nació el grunge, obligatoriamente oscuro y guitarrero.

Y está, o va a estar muy pronto, en AXN, la serie danesa “Forbrydelsen”, de la que “The killing” es un remake. Una serie que cuenta, en 20 episodios, cada uno de los días de la investigación del asesinato de una chica, en Copenhague.

En pocas palabras: que hay que ver “The killing”. Y habrá que ver su hermana mayor europea. O sea que la rentrée, televisivamente hablando, ha empezado fuerte. Que el lunes vuelve ese puro cachondeo surrealista llamado “True blood”.

Jesús, católicamente on line Lens

Príncipe Gebrselassie

¡Qué felicidad! El pequeño gran hombre, Haile Gebrselassie, ha ganado el Príncipe de Asturias de los Deportes. Para mí, Gebre, es Dios. Y punto. Cuando estuve en Etiopía, intenté correr «su» carrera, pero ya no había dorsales disponibles.

 

Pero me traje esta foto.

Hoy se ha reconocido una trayectoria atlética impecable y, además, el compromiso de un hombre por su tierra y por su gente. AQUÍ escribíamos de ello.

Hoy, estamos más que contentos. El Príncipe Gebre ha sido coronado. ¡Larga vida al pequeño gran maratón Man!

 

Jesús gebreliano Lens