MOVILIDAD BRUTAL

Gracias a la portabilidad radical que han impuesto el mundo de la informática y la telefonía móvil, ya podemos estar on line, permanentemente conectados, 24 horas al día. Y yo abuso de ello, me temo.

 

¿Teletransportación?
¿Teletransportación?

No vamos a entrar a discutir las ventajas y los inconvenientes que tiene, pero me impactaron unas reveladoras palabras de Sidi Mohamed, a cuenta del suicidio masivo de empleados de France Telecom.

 

Tras hablar sobre los cambios en el sindicalismo, en los medios de producción y del rol trabajador-consumidor, Sidi comenta las nuevas técnicas de gestión empresarial que, a todos los que nos gusta el management, solemos alabar y defender como virtuosas, necesarias y recomendables.

 

A la pregunta de cuál es el sistema actual de trabajo en que estamos sumidos, Sidi responde lo siguiente:

 

«La cuestión fundamental es cómo se hace correr a la gente.

 

Si usted sólo quiere simplemente trabajar, no le darán empleo. Por esto se busca sólo a jóvenes, a gente que se cree en esa idea de que son ganadores y no perdedores y que están dispuestos a comprometerse en el éxito, que están por la acción; gente que quiere moverse…

 

El movimiento es el elemento determinante.

 

El segundo elemento es la polivalencia y la reestructuración, lo que supone sustituir la existencia. Pero esta misma regla permite que la empresa diga regularmente lo que no hacen suficiente. La gente corre para atrapar no sólo el salario, no sólo el reconocimiento. Corre por el simple hecho de correr. Cuando se corre se crea un hilo y si uno se para, el hilo se rompe.

 

Correr es trazar una línea. Esta línea no existe. Sólo existe cuando se corre.»

 

 

Y dicho lo cuál, paso palabra, a ver qué pensáis vosotros ya que, personalmente, me he quedado mudo. Y helado.

 

Jesús Lens, dudoso-perplejo.

¿Hemos llegado a esta necesidad?
¿Hemos llegado a esta necesidad?

RITUALES II

Ya metidos en pleno 2010, confesemos parte de esos rituales del cambio de año de los que hablábamos ayer en ESTA entrada.

 

A ver.

 

Película: Gladiator. La mitad en el 2009 y la otra en el 2010. Tenía ganas de volver a ver la epopeya de Máximo, el Hispano.

 

«Fuerza y honor» vs. «Sombras y ceniza».

 

A ver si desterramos las sombras y la ceniza y hacemos que este año esté lleno de fuerza, de creatividad y de buenos y grandes momentos y sensaciones. El honor, se nos presupone a todos, ¿no?

 

Música: Como hablábamos con Javi, camino de Pinos Puente, antes de hacer los 17 kms. de la MañanaVieja por la Vega, con los amigos de Las Verdes, había rescatado a ESTOS Tool de los hondo del portacedés.

 

Y también quise despedir el año escuchando «Riders on the storm», de los Doors, una canción muy especial, con sonidos de lluvia, de la que me acordaba mientras trotaba con mi Álter, los últimos kilómetros de nuestra carrera por la Vega, viendo esos tonos oscuros de la tierra de labor, los chopos despojados de hojas y los caminos solitarios. Jinetes en la tormenta. ¡Pedazo de canción y de momentazos, cargados de intensidad!

 

Y, para empezar el año, jazz. Mucho jazz. De Miles Davis a Keith Garret. Jazz íntimo, introspectivo y sensual. Y ese matrimonio de conveniencia, Cigala y Bebo Valdés, cuyo concierto en el Palacio de Congresos de Granada no debí olvidarme en ESTA lista de hace unos días. Ver los dedos añosos de Bebo deslizarse sobre el piano, en las tomas cenitales de Fernando Trueba, en un colorista y vívido ByN, es de una plasticidad inigualable.

 

Dejamos el «Hubo un lugar: Cuba Linda», con mis hermanos Lorenzo y Rebeca en el recuerdo, que lo tiene todo (la guitarra del Niño Josele, el bajo de Colina, el cajón del Piraña y, por supuesto, a los maestros, explayándose larga y hondamente. Atentos a la incorporación de instrumentos, empezando como puro flamenco para después ser precioso mestizaje. Y a la filmación de Trueba, demorándose en las manos de los músicos, tocando sus instrumentos. Y a frases como ésa de «porque a los niños, antes de darles leche, dales cariño, dales cariño.»)  

 

Birras: Verdes, por supuesto.

 

Libro: «El mundo en los ojos de un ciego», del Jefe Taibo, por supuesto. Pero apenas leí unos párrafos. No es la noche para leer, por excelencia.

 

Propósitos y Sueños: muchos, variados y muy vívidos. De los que corres el feliz riesgo de que se hagan realidad 😀

 

La frase: de Jean de la Fontaine: «De nada sirve el correr; lo que conviene es partir a tiempo».

 

Resumen: ¡Viva el 2010!     

MAÑANABUENA

-Este año hay que correr con un gorro verde – dijo alguien del grupo.

 

¿Un gorro de verde?  ¿Qué era eso?  ¿Significaba que íbamos a hacer una excursión al Tirol o algo parecido?  

 

            Nada de eso. Se trataba de la «Mañanabuena», una original combinación de deporte, celebración navideña y disfrute lúdico de la naturaleza por una Vega granadina, que esa mañana, si los elementos se congraciaban, podría estar cubierta con un manto nebuloso y frío. Un frío que se presiente con tan sólo otearlo.

 

Aún de blanco, son Las Verdes
Aún de blanco, son Las Verdes

            Hace lustros que comenzó ese rito. En principio algo extraño y, tal vez, planeado contra corriente, en una mañana que adquiere una configuración distinta al resto de las mañanas del año. Una mañana que es el preludio de una noche que se torna mágica y familiar. Fría y misteriosa. Entrañable y nostálgica.

           

            Una mañana en el que el ajetreo de las calles y plazas de los pueblos y ciudades se convierte en un saludo cálido y fraternal entre personas conocidas y no conocidas.

           

            Con esa imagen en la retina, ese grupo de corredores, se imaginaba la población que iban dejando a sus espaldas, mientras avanzaban sigilosamente enfundados en sus mallas técnicas y resguardando sus manos con guantes oscuros. Tan sólo esos gorros verdes de Papa Noel hacían presagiar que nos encontrábamos ante el grupo que cada «Mañanabuena» surca bajo aquel manto nebuloso y frío un vasto territorio verde y precioso.

           

            Mientras corrían gozosos, sabían que el pueblo del que partieron se estaba preparando para la madre de las fiestas familiares. Cada zancada, que hacía crepitar con estruendo las frías y secas hojas caídas del otoño, se conciliaba con el entorno, sin que importara no poder estar en ese momento plácidamente charlando en una de las muchas acogedoras tabernas de la localidad, que ya estaban disponiendo sus chimeneas de estruendosa llama para poder saborear junto a ella un polvorón de Antequera y una copa de Anís de Rute.

 

No son pitufos. Son Verdes
No son pitufos. Son Verdes

Pero ellos sabían que a cada paso dado tenían más cerca ese momento mágico en la calle Sacristía donde una generosa Carmela -madre de nuestro Compae Paco- nos ofrecería lo mejor de su despensa navideña.

           

Pero volvamos a los prolegómenos de la ruta de 15 kilómetros por la Vega.  A ese momento mágico en el que, previamente a lanzarse a la fría Vega, estos corredores frente a una taza de humeante café se mezclan con los parroquianos en ese cálido bar situado a la entrada de la localidad.    

 

 

¡Verde que te quiero verde! -dijo el poeta en su momento.

 

Un color y un grupo en torno a esa tonalidad cromática. Verde por la cerveza, verde por el estado físico de muchos de sus integrantes, verde por los escasos tonos en las hojas de las alamedas de la Vega de Pinos Puente. ¡Verde, verde, verde…!

 

El frío invernal hace su aparición en la mañana del recién estrenado invierno. Poco a poco van llegando al punto anual de reunión para esta fría, pero al mismo tiempo, calurosa mañana.

 

– ¿Habéis desayunado?

 

– ¡Yo sí! ¡Ponme una copa de coñac que me quite el frío! ¿Me dejas el periódico? Seguro que han publicado, como el año pasado, dos cuentos de Navidad en el periódico Ideal, surgidos de dos grandísimos dueños de la letra y amos del arte de escribir.

 

Corriendo por la Vega
Corriendo por la Vega

Y sin abandonar los guantes que enfundan sus templadas manos, de un trago, el fuego apagado del alcohol penetra hasta el fondo de su estómago.

 

– ¿Cómo puedes? A mí me pones un café bien caliente y una tostada. Con mantequilla y mermelada. ¡Energía y un poco de grasa, que falta nos van a hacer! -replica otro de los agregados a esta verde cita que comienza a hacer historia.

 

Saludos y más saludos. El grupo va creciendo por minutos. Es momento de compartir charla y zancadas. Lejos quedan esos momentos de tensión en las competiciones; de sufrimiento en largas tiradas, series o entrenamientos;  de alguna cerveza compartida…

 

Alguien rompe este armónico desorden y activa la alarma de la Mañanabuena:

 

  • ¡Vamos, que nos vamos!

 

Una quincena de kilómetros les espera para soltar las preocupaciones acumuladas del año, para charlar de lo que pudo ser y no fue, del trabajo, de la familia, de los querubines que nos trajo el 2.009… Incluso de algún amor que se cruzó en el camino y tal como vino, se fue.

 

El vaho que exhalan sus bocas tras las primeras zancadas se pierde en décimas de segundo. Alguien se pone a la cabeza pero rápidamente le instan a que afloje el ritmo. No es momento de hostilidades sino de disfrutar de ésta, nuestra pasión y locura. El asfalto refleja el sonido de las pisadas y, a lo lejos, una difusa neblina permite vislumbrar  algún solitario cortijo y ese mítico castaño que aún se mantiene en pie tras el transcurso incesante de décadas pasadas.

 

Los caminos del señor son inexcrutables
Los caminos del señor son inexcrutables

Unos lejanos ladridos simulan la escasa presencia vital de la fría estación.

Cuando entraron por las puertas, Carmela no prestó ni la más mínima atención al Compae. Y eso que el muy malandrín llevaba varios días sin pasar a verla. Y, por una vez, tampoco se volcó en José Antonio, buen amigo de su hijo desde tiempos inmemoriales. Aquella mañana, Carmela sólo tuvo ojos para Javi, que llegaba maltrecho, un poco escacharrado.

 

  • Pero muchacho ¿qué te ha pasado?
  • Un perro, señora, un perro, que comenzó ladrando muy de lejos y acabó dándonos una buena corrida…
  • Y una pequeña mordida. Eso os pasa por bullas, fuguillas y acelerados -dijo Gregorio, bromeando ante la malla rota de Javi, percance más aparatoso que realmente peligroso.

 

Javi, sonriendo, le echó la culpa a un Antonio que, además de hincarse un coñac, venía con mono de Vega, pero éste no dejó pasar la oportunidad:

 

  • Si es que Víctor es un provocador, señora Carmela.
  • ¿Provocador? Con esa cara de angelito que tiene…

 

Y todos prorrumpieron en estentóreas carcajadas.

 

Por esos pueblos de la Vega
Por esos pueblos de la Vega

Las Verdes, un heterogéneo puñado de amigos que habían conseguido convertir una primigenia relación virtual en una verdadera amistad, real, material y perdurable, consolidándose como una peña a la que no mueve otro afán que el de disfrutar de una afición común: correr.

 

  • Pero ¿y esto? ¡A esta criatura no le podemos dar un anís!

 

Onio acababa de entrar en la casa de Carmela, tirando de uno de esos carritos adaptados para quiénes gustan de conciliar la vida familiar con la deportiva.

 

  • Al niño no, pero a mí… ¡id poniéndome una copita!

 

Y, tras él, asomaron la cabeza Mario, Javi, José Manuel, Jesús, Txomin, Cristian… aquello amenazaba con convertirse en el caótico camarote de los Hermanos Marx.

 

Entonces llegó una tronante voz desde la calle:

 

– ¡A ver! ¿Qué escándalo es éste? ¡Fuera y alto a la Guardia Civil todo el mundo!

 

¿A punto de ser detenidos? ¿Por disfrazarse de madridistas?
¿A punto de ser detenidos? ¿Por disfrazarse de madridistas?

Y allí estaban, Abel y Daniel, disfrazados del Duende Verde de los tebeos de Spiderman, invitando a todos los miembros de Las Verdes que habían participado en la Mañanabuena a ponerse el gorro preceptivo y a brindar por el año que se terminaba, repleto de grandes momentos atléticos para todos y, sobre todo, a levantar los vasos por el año entrante, cambio de década, umbral para una nueva época de entrenamientos, largas tiradas, series, exigentes carreras y desafíos al límite que, sin embargo, al calor del hogar de la casa de Carmela, no parecían tan terribles, ni mucho menos…

 

José Antonio Flores, Jesús Lens y Gregorio Toribio.

 

Hoy, día del célebre sorteo de la lotería de Navidad y a modo de celebración conjunta de la misma, Jose, Gregorio y Jesús, tres amigos de las letras, de los espacios virtuales compartidos y de una afición tan reconfortante como es la de correr; hemos querido regalar a todos los lectores de nuestras Bitácoras un relato encadenado, escrito a seis manos.

 

A cada par de manos (o manazas, los lectores lo determinarán) corresponden exactamente 408 palabras del texto de ahí arriba que, por tanto, consta de 1.224 sustantivos, verbos, pronombres, artículos y adjetivos a través de los que hemos querido rendir homenaje a todos los amigos de Las Verdes, a ese deporte que tanto nos gusta y nos une y a una celebración muy especial: la Mañanabuena.

 

Esperamos que os haya gustado. También lo tenéis AQUÍ, blog de José Antonio, y AQUí, en el de Gregorio. 

 

Y ahora… ¡suerte con el Bombo!

 

Jesús Lens, uno y trino 😀

 

Los (otros) coautores, dando rienda suelta a (una de) sus bajas pasiones :-D
Los (otros) coautores, dando rienda suelta a (una de) sus bajas pasiones 😀