Hace unas semanas fallecía un famoso comparsista gaditano del que, confieso, no sabía una palabra. Jamás había oído su nombre ni tenía referencia alguna de su talento, ingenio y buen humor. A través de un hilo de twitter, la compi Elena de Miguel me animaba a descubrirle, que más vale tarde que nunca.
Aquella conversación me sirvió para reflexionar sobre la desconexión emocional que sigue separando a las dos Andalucías, la oriental y la occidental. Aproveché para recuperar uno de mis propósitos para este 2019, viajar más por nuestra tierra. Y aquí me tienen, de escapada en Cádiz.
Ha querido la casualidad que las elecciones municipales en las que Kichi ha arrasado, situándose al borde de la mayoría absoluta, me encontraran en estas tierras. He vuelto a leer la magistral carta que, en su día, ‘su primo del sur’ le dirigió a ese ser tóxico llamado Monedero. Una carta crítica y acerada en la que defendía sus posiciones en cuestiones como las de las medallas a las vírgenes del pueblo o los polémicos contratos con Navantia, frente al esperpento del casoplón de Galapagar. (Leer AQUÍ la carta)
A la vista de los resultados del domingo, está claro quién tenía razón y quiénes habitan en una falsa, cínica e hipócrita burbuja de pureza ideológica. Paseando por el barrio de la Viña donde sigue viviendo Kichi, se respira un ambiente bullanguero, alegre y festivo. En pocos sitios se oye a los críos jugar como en estas calles estrechas y arracimadas.
A lo largo de estos días por tierras gaditanas me he entregado, sobre todo, a recorrer los lugares de la Constitución de 1812. La ciudad está repleta de museos, rutas y recordatorios.
El espectacular Monumento a las Cortes, que conviene ver despacio, se complementa con el recogimiento del Oratorio de San Felipe Neri que, de planta circular y completamente diáfano, acogió los acalorados debates que dieron lugar a un texto que, en su artículo 13, reza así: “El objeto del gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen”.
¡Qué orgullo, formar parte de una historia constitucional tan emocionante y atractiva! Gracias, Cádiz, por recordármela y ayudarme a revivirla.
Jesús Lens