Ayer volvíamos de Madrid en el autobús de las 14.30 cuando una pasajera recibió una llamada, a mitad de trayecto. Me sorprendió su respuesta:
– Sí. Acabamos de salir. Llegaré a las 10.
Ni acabábamos de salir ni íbamos a llegar a las 10. El tiempo aproximado para cumplimentar el trayecto entre Madrid y Granada, incluyendo la parada preceptiva, son cinco horas, con lo que llegaríamos a las 19.30.
Así las cosas, ¿qué pensáis que tendría intención de hacer la susodicha pasajera, entre las siete y media de la tarde, cuando llegaba realmente a Granada, y las diez de la noche, hora ficticia de su final de viaje?
Jesús Cotillón Lens