No le quedó más remedio que dimitir, dado que el Consejero le había dejado al pie de los caballos. Antonio Jesús Castillo fue el corderillo sacrificado por Imbroda para tratar de salvar la cara en la polémica de la reordenación de centros de enseñanza que tiene sublevado al sector en los últimos meses.
¡Qué racha lleva Imbroda! Al menos, en Granada, la única provincia levantisca en la cuestión, según él. Reconozco que todo este tema me tiene ojiplático, con estupefacta cara de búho y sin entender prácticamente nada. ¿Es Granada la única provincia andaluza en la que se iba a dejar a decenas de pueblos sin centro escolar, abocándolos a la extinción, como si del urogallo se tratara?
Si no es así y la medida iba a ser generalizada en toda la comunidad autónoma, ¿es realmente cierto que no hay protestas en el resto de Andalucía? ¿Por qué no? A ver si es que, después de varios lustros de agachar la cerviz como toros mansos, los granadinos le hemos cogido gustillo a esto de echarnos a la calle y salimos una y otra vez con cualquier excusa y en manada, como los ñúes que se llevaron por delante al rey león.
Imbroda no ha dudado en culpar a su delegado de los problemas surgidos en Granada. Y a la comunicación, claro. Siempre es bueno echarle la culpa de todos los males a la falta de comunicación. Como en las parejas mal avenidas que utilizan la táctica de la avestruz.
Imbroda ha utilizado como chivo expiatorio a Antonio Jesús Castillo, que tampoco es que haya estado precisamente brillante en la gestión de la crisis. ¿Qué pasará ahora? ¿Cuáles serán los siguientes pasos? Menuda papeleta le espera al nuevo delegado. O delegada. Lo/la visualizo como al lirón careto de los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente: saliendo de su madriguera y mirando al cielo en busca de amenazadoras rapaces que pongan en peligro sus primeras correrías por el campo.
Según el CIS andaluz, PP, Vox y Cs consolidarían su mayoría en unas hipotéticas elecciones. No sé yo en Granada, tras las pifias con el Parque de las Ciencias, los colegios rurales y la Escuela Andaluza de Salud Pública.
Jesús Lens