Las Metrópolis de Oli

Cuando volvía a casa en bicicleta, los lunes por la noche, de jugar al baloncesto, pasaba por delante de la Galería de Arte que Santiago Collado tiene en el barrio del Zaidín. Cansado como iba, no solía fijarme en los cuadros que tenía expuestos hasta que, un buen día, me llamaron la atención unas pinturas extrañas, unas visiones cenitales repletas de color de lo que parecían… ¿Tejados? ¿Terrazas?

 Oli tejados

Tiempo después, mi querido Colin Bertholet empezó a hablarme de un chaval, Oli; un pintor extraordinario con el que estaba dando forma a ese proyecto maravilloso de los Garabatos Digitales.

Y, por fin, nos conocimos, queriendo la casualidad que el Oli de los Garabatos fuera también el autor de aquellos cuadros extraños y singulares que se me habían quedado clavados en la retina, cuando volvía a casa.

 Oli metrópolis

Desde entonces, he coincidido con Oli varias veces y, hace unos meses, Reyes y yo fuimos a su estudio, a ver sus nuevas creaciones. ¡Lo que va a dar que hablar una de las series que tiene entre manos, dicho sea de paso! Pero esa será otra historia porque, entre otros, Oli tenía una serie de cuadros arquitectónicos y paisajísticos con la ciudad como protagonista: calles, carreteras, avenidas, bocas de metro… ¡hasta salidas de autovía!

 Oli Andújar

Y ahora, esas Metrópolis están expuestas en el Centro de Lenguas Modernas que la UGR tiene en el Realejo; en un precioso edificio que alberga a estudiantes de idiomas de los cinco continentes. Aunque lo mismo hasta hay algún habitante de la Antártida…

Aquí tenéis un vídeo en que Oli habla de la exposición, de sus cuadros y de su forma de entender la pintura. Cuando habla de sus influencias cinematográficas, por cierto, no es retórica. Y a los hechos nos remiti(re)mos. 😉

Si te gustan el arte, la belleza y la sugestión, no dejes de ir a ver “Metrópolis”. La vas a disfrutar. Y si no puedes o no te cuadra, asómate al Blog de Oli. ¡Lo vas a flipar!

 Oli

Jesús Lens

En twitter: @Jesus_Lens

Retralato extraño…

G

No había hecho sino sonar la alarma del móvil cuando G ya se estaba cagando en su puta madre. Así, sin ambages, disimulos o medias tintas.

Apagó la alarma y lo pensó, de corrido:

– Mecagoensuputamadre.

Se levantó y mientras se cepillaba los dientes, se miró fijamente en el espejo. ¿Por qué iba a hacerlo?

La culpa era suya, por acceder. Pero, en realidad, el responsable último era M, que no dejó de insistir desde que se encontraron en el bar, por casualidad, y le contó su proyecto.

– Tienes que conocerla. Ya verás. ¡Es la hostia! Y, o mucho me equivoco (y yo no suelo equivocarme) u os vais a entender de maravilla. Esa tía no sólo es un genio. Es que, sobre todo, sabe reconocer a otros genios. Y tú lo eres, ¿verdad? Talento. Tú tienes talento. ¡Rezumas talento! ¿O no? No hay más que verte…

Y así siguió durante horas, una cerveza detrás de otra. Un whiskey tras otro. Hasta la vomitera final.

Había tecleado su nombre en Google. Y lo que descubrió de C no hizo sino confirmar sus peores temores y refrendar lo que ya sabía. De oídas.

Y allí estaba, lavándose los dientes, ojeroso y malhumorado; preparándose para ir a la reunión de trabajo más absurda de su vida. La más estúpida. Y, lo que era peor: la más desagradable, repulsiva e indeseable…

C

– Mecagoensuputamadre

Eso fue lo que pensó al despertarse, aquella mañana.

No es que empezara a estar harta de M. Es que ya se había terminado de hartar. Entonces, ¿por qué le seguía manteniendo cerca? ¿Por qué seguía permitiéndole que le concertara encuentros como aquél? ¿Por qué había accedido a que, casi con toda probabilidad, le jodieran uno de los pocos momentos agradables del día?

– Verás que este muchacho aúna el arrojo de la juventud con la experiencia de una carrera ya larga y consolidada. G es uno de esos tipos ambiciosos, pero con talento. ¡Talento a raudales! Y tiene un proyecto que encaja perfectamente con nuestra filosofía, con lo que venimos buscando…

¿Nuestra filosofía? Hacía ya demasiado tiempo que no compartían filosofía alguna. Bueno, ni filosofía, ni ideas, ni visión… ni cama. No. Aquello se había terminado, aunque M se empeñara en no verlo.

Se lavó la cara y se miró en el espejo. ¡La última vez! Volvería a hacer el paripé. Vería al tal G y escucharía lo que fuera que tenía que proponerle. Sería correcta, educada y civilizada con él. E intentaría que no le jodiera, en exceso, aquella mañana que había amanecido soleada y luminosa, aunque para ella y de momento, no hubiera empezado precisamente bien.

M

– Hay que joderse… ¡hay que joderse! Mecagoensuputamadre… ¡esto tiene que salir bien! ¡TIENE QUE SALIR BIEN!

Sin embargo, en su fuero interno, M se temía que no. Que aquello no iba a ser ni mucho menos fácil. No es que pensara que el proyecto de G no fuera bueno, es que…

Y notaba que C cada vez estaba más lejos. Esa frialdad que empezó a sentir de madrugada, al salir de la cama, y que luego se hizo extensiva a la noche completa; ahora se había contagiado a prácticamente cada instante que pasaban juntos. Cada vez menos, por otra parte.

Era necesario enderezar la situación. Y, acodado en la barra, escuchando la monserga que G le estaba endilgando, pensó que quizá… que era posible… que lo mismo ésta era su oportunidad.

En realidad no entendió la mayor parte de lo que G le contaba, pero parecía tan convencido y tan seguro que sí mismo que decidió utilizar todas las artes cultivadas en aquellos años, regalándole el oído y haciéndole sentir importante para que accediera a reunirse con quién, ni en la peor de las pesadillas habría tenido el más mínimo contacto.

Y por eso insistió a C en la conveniencia de mantener aquella reunión y de aquella manera: si ella estaba relajada, todo sería más fácil. Y no había nada que la relajara tanto como aquello.

¡Qué pesada, coño! La prefería cuando era una alcohólica viciosa y no se levantaba hasta pasado el mediodía. Pero desde que le dio la neura, desde que empezó a escuchar a todos esos cantamañanas, bebetés y comehierbas de los que solía mofarse hasta hacía poco… había cambiado. ¡Vaya si había cambiado!

(Este no-relato surge de la contemplación del último cuadro de Irene Sánchez Moreno, autora de mi amado «Tarta de cerezas», que se llama “Swing” y que es así y que, si lo agrandáis, luce en todo su inquietante y desasosegante esplendor):

Jesús Lens

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Jesús Conde: de recuerdos y sueños

La primera vez que lo vi, pensé que podía ser Granada. Pero no. No lo es. Aunque podría serlo. ¿Por qué no?

Jesús Conde, autor del cuadro, me dice que es el Funduq de los Andaluces y que se encuentra en Marruecos, concretamente, en la ciudad de Fez.

Entro en Internet, buceo, busco, comparo… Y sí. Claro que es. O que puede ser. El Funduq de los Andaluces. Aunque también puede que no lo sea. Al menos, que no sea exactamente así como es.

Porque las cosas, los lugares, los objetos; ya no son lo que eran. Excepto en nuestra cabeza, en nuestra imaginación, en nuestros sueños, en nuestros deseos.

Cuando contemplo, admirándolo, el cuadro de Jesús me dan ganas de volver a Fez y buscar el lugar en que se encuentra el Funduq. O lo que queda de él.

Hace unos años, en la Medina de Fez, viví uno de los momentos más intensos en mi existencia viajera, recorriendo durante horas y horas sus callejones, recovecos, cafetines, mezquitas, baños y comercios; perdido en el fragor casi medieval de un barrio que es un mundo en sí mismo, un universo completo, suspendido en el tiempo, en el que las mercaderías se transportan en burro y el paso se pide a voces. O a golpes y encontronazos.

Pocas veces como en la Medina de Fez he estado menos en un lugar físico y concreto que en una pura abstracción, en un universo onírico, metafísico.

Entonces recuerdo el discurso que Jesús Conde pronunció con motivo de su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de Granada, titulado “Los objetos melancólicos”, y que incluye el siguiente párrafo:

“La melancolía, “esta forma placentera de estar triste” decía Víctor Hugo, es un sofoco del espíritu que afectará a generación tras generación, y Occidente persigue desde hace veinticinco años. Los viajes y cuadernos de apuntes que dibujaron las ciudades perdidas, las cajas que guardamos de niños, los tesoros de los piratas, las tiendas de antigüedades, los mercadillos de viejo, escuchar boleros, buscar en la madrugada el duende del flamenco es a fin de cuentas un estado de ánimo entre “el ombligo y la lágrima” ya que no hay melancolía sin memoria, ni memoria sin melancolía. Ella crea el sentimiento habitual de nuestra imperfección, esa enfermedad de los héroes, la tristeza sin causa. ES LA LUZ DE LA SANGRE.”

Se puede viajar de muchas formas y de muchas maneras y cada persona, en cada viaje, busca cosas distintas. Y, si el viaje es bueno, encontrará cosas diferentes, también, a las que buscaba.

Una de las formas posibles de hacer un viaje, inmóvil, es a través de la ensoñación.

“El Funduq de los Andaluces” es precisamente eso: una invitación al viaje, una ensoñación, una metáfora pictórica de lo que es, de lo fue y de lo pudo llegar a ser.

Me gusta tumbarme en el sofá, cuán largo soy, y contemplar el Funduq. Cerrar los ojos y dejarme llevar por los recuerdos que no sabes si son sueños.

Por los sueños que te gustaría que fueran recuerdos.

Para eso es el arte, ¿no?

Jesús soñador Lens

¿Qué soñábamos, anteriores 13 de enero en los que no era viernes? 2009, 2010 y 2011

Lunes de preguntas, debates y reflexión

El lunes, el día maldito de la semana por excelencia, nos suele pillar cansados, paradójicamente.

El lunes es el día oxidado de la semana en que ponerse en marcha, cuesta lo indecible.

El lunes es un día perezoso en que nos molestan las reuniones, las llamadas y los incordios.

El lunes es la resaca del fin de semana, sus agujetas, sus michelines.

Y por todo ello, hemos pensado que el lunes es un buen día para plantear preguntas que nos saquen de la modorra y la abulia, que nos animen a pensar, recordar, planificar y discurrir.

Lo de la reflexión ya puede parecer demasiado, pero también le llaman jornada de reflexión a ese sábado previo a las elecciones en que lo más que reflexionamos es lo bien que se está sin la campaña electoral. ¿O no?

Bueno, pues aquí va la primera cuestión que planteamos el primer lunes del año: ¿cuál ha sido la última exposición pictórica o la última visita a un museo que has hecho? ¿Cuál es la próxima que tienes previsto hacer?

Sí. Es verdad. Como buen granadino, tendría que hablar de la Toma. Pero mira, es que a mí la Toma, plin. Como que me importa muy poco y, además, desde que la han convertido en la primera polémilocal oficial del año, pues me importa menos aún.

Así que, pasando de la Toma, hablemos de Museos y Exposiciones. Algo que tampoco parece importar a la mayoría de ciudadanos de este país, excepción hecha de las magnas Exposiciones-acontecimiento de las que todo el mundo habla.

Por mi parte, estuve viendo “El alma deSgranada”. Y, hace unas semanas, en algunos museos de Málaga. Tengo muchas ganas de ver, en Cidi Haya, la de Cafés granadinos.

¿Y tú? Venga, anímate y anima a tus amigos (los de verdad y los del Facebook) a tus lectores, followers, seguidores, etc.

Sacudamos la modorra de los lunes y hablemos de, por ejemplo, cuadros, museos y exposiciones.

¿Te animas?

Jesús lunero Lens

PD.- A ver, los anteriores 2 de enero: 2008, 2009, 2010 y 2011.

Tarta de cerezas

“Tarta de cerezas”. Así se llama el cuadro que, en sus 100 x 150 centímetros de dimensión, ya ardo por tener colgado en las paredes de mi casa.

– ¿Otra vez? ¿Ya lo has hecho otra vez?

Pues sí. Otra vez. Otro volunto. Otra intuición. Otro felicísimo rapto de inspiración.

Como aquella otra vez, que contamos AQUÍ, en esta ocasión todo comenzó con una visita al Museo CajaGRANADA Memoria de Andalucía. La guía que nos acompañaba a Paulino y a mí se llamaba Irene y era pintora. Irene Sánchez Moreno. Apuntad. Y subrayad. Que ya os acordaréis, más pronto que tarde, del nombre de ese pedazo de artista…

Comenzaba la primavera y había terminado yo de corregir el primer borrador de “Café-Bar Cinema”, el nuevo libro con el que pienso torturaros desde septiembre. Dos años, en total, le voy a haber dedicado a un trabajo íntimo, especial, duro, complicado y, sobre todo, satisfactorio. Muy satisfactorio.

Por todo ello, quería tener un recuerdo de estos meses de encierro, trabajo solitario, decenas de películas vistas y vueltas a ver, dudas, recelos y dolor de espalda. Y de dedos.

– ¿Te animas a pintar un cuadro sobre “Café-Bar Cinema”?

– Vale, pero ¿cómo? ¿Qué cuadro y de qué manera, estilo, tema?

– Lo que tú quieras. Un cuadro. Cine, bares, cafés, clubes… lo que quieras. Ahí llevas el tochaco, en un Word. La pelota está sobre tu tejado.

– ¡Hecho!

Irene no se achantó, ni mucho menos, ante el impreciso desafío. ¿Quién dijo miedo?

A lo largo de estos meses, os he ido mostrando parte del trabajo de Irene, que incluso se prestó a que jugáramos con uno de sus cuadros, en busca del nombre perdido. Meses en que he tenido la fortuna de conocer a una pintora excepcional que, sin embargo, es todavía mejor persona.

En Territorios Sur, me partía de risa al ver el cuadro que pintaba, sobre el escenario, Santos de Veracruz, el acompañante de Muchachito Bombo Infierno. Le mandé las fotos a Irene: – ¿A que este tipo te ha plagiado la idea? – le decía entre risas.

Pasaban las semanas. Hace unos días, el Facebook nos descubría esta foto.

¡Ese era mi cuadro! Y no le podía ver ni un resquicio. ¡Maldición! Los nervios me consumían mientras Irene y Gloria se partían de risa a mi costa.

¡Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!

Entonces, justo a medianoche del martes de la semana pasada, entró un mail en la BlackBerry: el cuadro estaba terminado.

Solo que, por cuestión de agendas, no sería posible verlo hasta el lunes siguiente.

El pobre Colin se hartó de oír, durante nuestro fin de semana salobreñero, mis expectativas, mis esperanzas, mis ilusiones, puestas en el cuadro de Irene.

Y, por fin, ayer lunes quedé con Irene para ver el cuadro. Terminado. Y… ¡voilá! Ahí lo tenéis. (Si lo pincháis, crece. Y crece, y crece…)

Tarta de cerezas

Permitidme que, como ayer, en el estudio de Irene y Antonio, sea parco en expresiones y comentarios. Prefiero cederos la palabra.

¿Qué opináis? ¿Qué os parece este “Tarta de cerezas”?

Item más: ¿por qué ese título? ¿Qué detalles cinematográficos o televisivos le encontráis? ¿Os suena algo del espacio que veis, a los granadinos y/o conocedores de los garitos de nuestra ciudad?

Venga, venga. ¡A opinar, pensar y comentar!

Jesús exultante Lens

PD.- Dando las últimas pinceladas a “Café-Bar Cinema”, ultracontento, también, porque nuestro querido Fernando Marías está escribiendo un prólogo para el libro. Si es que, cuando uno se rodea de buena gente creativa, amiga y cómplice… la vida es maravillosa.

¡Gracias!

PD II.- Tres otros días como hoy, sí que escribimos, en años pasados: 2008, 2009 y 2010