Hablemos de deportes de Navidad, que no necesariamente de deportes de invierno. En realidad, como deporte de invierno apenas tenemos el esquí, que la pista de hielo del Zaidín no se pudo abrir este año, una pérdida más para la ciudad… Están alpinismo y el montañismo. Y lo de correr, que en Navidad, la gente también corre. Por afición, por vicio o por costumbre. Correr para huir. Del caos y del estrés, pero también de los kilos de más y de los estragos de los polvorones, cuya proverbial costumbre de pegarse al lomo está más asentada cada año.
En Navidad, el fútbol para, En España, que en Inglaterra tienen claro que, lo mejor para silenciar a los cuñaos, es un buen partido de fuerte rivalidad local. Y cuando el fútbol para, el resto de deportes aprovechan para sacar mínimamente la cabeza. El baloncesto, por ejemplo, convertido en deporte rey durante 10 días y que, desde hace años, programa duelos tan interesantes como el Real Madrid-Barça en lo más caliente de la Navidad.
¿No echan ustedes de menos aquel mítico Torneo de Navidad del Real Madrid? Las gambas y el rape sabían mejor tras pasar la tarde escuchando la voz de Héctor Quiroga, permítaseme el viejunismo.
El relevo de aquel torneo lo ha tomado la mismísima NBA, que desde tiempos inmemoriales celebra algunos de sus mejores partidos el día de Navidad. Este año, pudimos ver a los dos equipos de Los Ángeles enfrentándose entre sí. O el duelo entre Philadelphia y Milwaukee, a una hora tan estupenda como nuestras ocho y media de la tarde, que el público no duda en celebrar el almuerzo del 25 de diciembre en los pabellones, apoyando a su equipo.
Las televisiones prueban osados recursos técnicos, como los fascinantes máster en movimiento del pasado miércoles. Los jugadores estrenan sus nuevos modelos de zapatillas personalizadas y los espectadores lucen esos inenarrables jerséis de lana que, con los colores de sus equipos favoritos, hacen presagiar una nueva glaciación.
El sábado hay baloncesto en Granada. La entrada tiene un precio muy especial: un peluche en buen estado, para que lluevan muñecotes en el descanso y, la próxima festividad de Reyes, ningún niño se quede sin su juguete. Aprovechemos que no hay fútbol. ¡Vayamos al básket!
Jesús Lens