Cada vez que alguien dice que a ver cuándo se celebra el orgullo heterosexual, se demuestra la necesidad de seguir celebrando el Día del Orgullo de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales, popularmente conocido como Día del Orgullo Gay o, más recientemente, Orgullo, a secas.
Que no sé yo hasta qué punto, lo de Orgullo, a pelo, es bueno. Provoca que no se escriba ni se pronuncie la palabra gay. Ni lesbiana, bisexual o transexual. Que sí. Que, de tan popular, todos sabemos de qué hablamos cuando hablamos del Orgullo. Pero no tengo yo tan claro que sea positivo no hacer mención al de qué estamos orgullosos.
Dicho lo cuál: es necesario sentirse Orgullosos. Y decirlo alto y claro. Sin dudas ni titubeos. Sin utilizar la adversativa empobrecedora. Que sí. Que a alguno se le irá la mano con la celebración y sus vestimentas, poses y actuaciones nos parecerán excesivas e irreverentes. Y nos escocerá. Y nos irritará. Y nos molestará. Pero que, con ignorar dichos comportamientos, es suficiente. Que para eso defendemos la libertad de expresión.
¿Cómo no va a ser necesario celebrar el Día del Orgullo de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales, si vivimos en una sociedad en que, cada vez que una celebridad sale del armario, se convierte en Trending Topic?
“Orgullo y prejuicio” es una de las novelas más celebradas de Jane Austen. Y, aunque el tema no tenga nada que ver, es un título muy apropiado para la celebración que nos ocupa: el día del Orgullo, en una sociedad llena de prejuicios, por muy tolerante que se crea.
Hoy, excepto cuatro fundamentalistas anacrónicos, a nadie en su sano juicio se le ocurriría definirse como homófobo. Sin embargo, no hay prácticamente ni un solo deportista profesional que se haya declarado abiertamente gay. Y es sintomático porque los deportistas profesionales en activo son gente joven que, se supone, han nacido en esa sociedad abierta que nos preciamos de tener.
¿Será la reacción lógica a la cansina broma de vestuario de hombres en que nadie se agacharía a coger una pastilla de jabón que se cae en las duchas? Así seguimos…
Jesús Lens