Obama ha vuelto a ser elegido Presidente de los Estados unidos. Cuatro años más en la Casa Blanca. Dicen que será un mandato complicado, que tiene al Congreso en contra y, desde luego, los ríos de votos que le auparon hace cuatro años han fluido con mucha menos fuerza e intensidad: esperanzas rotas, decepciones, tristeza…
Pero ahí está.
Y, con él, Michelle. Una primera dama con nombre de canción de los Beatles y a la que aquí le tenemos especial cariño porque pasó un verano con nosotros. ¡Hasta bailó en una zambra del Sacromonte!
Michelle tiene buena prensa. Y buena imagen. Es cálida, su sonrisa es creíble y transmite la apariencia de ser una mujer normal.
A la que ya no veremos más, presumiblemente, es a Miss Romney. Reconozco que no sé ni cómo se llama. Pero ya es parte de la historia. De la historia invisible. De la historia de los perdedores. De una historia que no se contará.
Se va. Y ese gesto la define, a ella y a su marido. Adiós. Sayonara. Bye.
Au revoir, Romneys. Al final, lo más memorable de su trayectoria política, para nosotros, será el momento en que Clint Eastwood le habló a una silla vacía.
¡Así se escribe la historia!
Enhorabuena, Barack Hussein. Y ánimo. Esta vez, a la vuelta de la esquina, no te espera el Nobel de la Paz, precisamente.
Pero… Yes! You can.
Jesús Lens