Les escribo sentando en un banco decorado con una ilustración de Harry Potter y una leyenda: “Juro solemnemente que esto es un travesura”. Y es que esta Feria del Libro la he inaugurado íntimamente en Mecina Bombarón, el pueblo-libro de la provincia de Granada, ayer por la mañana. Convencido de que el pregón de Rosa María Calaf era el viernes por la tarde, como ha venido ocurriendo toda la vida, el sábado quedé en irme para el pueblo. ¡Y qué gran decisión fue!
El pueblo, en este caso, es Alpujarra de la Sierra. En concreto, Mecina Bombarón, como les decía. Todo empezó hará un par de meses, cuando José Miguel Magín me dijo que me reservara el día para eso, para ir al pueblo. Cuando quiero a alguien me apropio hasta de su patria chica, así que ya siento al coqueto municipio alpujarreño como un poquito mío.
A eso de las doce del mediodía, nada más y nada menos que Don Miguel de Cervantes Saavedra hizo su aparición en la plaza del Ayuntamiento y empezó a recitar el Quijote. No tardaron en unírseles el propio Alonso Quijano, Sancho Panza y Dulcinea del Toboso.
A partir de ahí, un largo recorrido por diferentes espacios del pueblo nos permitió disfrutar de dramatizaciones de Calderón de la Barca, Alicia en el País de las Maravillas o Mary Poppins, interpretadas por unos 50 vecinos de la localidad. Teniendo en cuenta que son unos 500 en total… calculen. ¡Hasta los trajes y vestidos los han confeccionado ellos mismos gracias a un taller del inquieto y activo ayuntamiento!
Ahora he cambiado de banco, que ha salido el sol. Sigo escribiendo con El Principito; tratando de no sentarme sobre las palabras de su clásica leyenda: “Lo esencial es invisible a los ojos”. Y es que en Mecina Bombarón hay mil y un detalles literarios, desde las placas en espacios públicos como los lavaderos, donde las vecinas, vestidas de época, entonaban canciones de labor; a los maceteros con bellos poemas manuscritos. ¡Y las biblio-cabinas de teléfono! Qué alegría que hayan recogido en Mecina Bombarón este guante que lanzamos en IDEAL hace unos años…
La jornada terminó en el Salón Cultural, con una sentida interpretación de La leyenda del tiempo lorquiana, como no podía ser de otra forma. Entre puestos de artesanía y de libros, una gran barra, cervezas, arroz y migas dieron paso a la siguiente dimensión de la celebración del Día del Libro de Mecina Bombarón. Ahí estaban mi Magín, Ana María Gutiérrez, de Entreolivos, y Odile Fernández, con un gazpacho solidario. Pero eso lo dejamos para el Gourmet.
PD.- Otro día lo contamos más extensamente, pero ¿sabéis de dónde arranca la idea de convertir a Mecina Bombarón en Pueblo-Libro? Tiremos de hemeroteca. De este artículo de 2008 y de este otro, en IDEAL, unos días después: Al sur de Granada, frío, frío. Y luego, este otro… ¡Para que luego se diga que la prensa no sirve nada más que para envolver el pescado!
Jesús Lens.