Semejantes dos palabras significan “Conócete a ti mismo”, uno de los aforismos griegos más famosos de la historia, inscrito en el templo de Apolo de Delfos, donde el famoso Oráculo.
Autoconocimiento. Descubrimiento de uno mismo para avanzar en el camino de perfección. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Preguntas que solemos hacernos en dos circunstancias de la vida muy diferentes: cuando cambiamos de década y el calendario se nos impone en toda su crudeza o, más prosaicamente, al volver a casa tras una noche de farra y chocar contra nuestro careto, reflejado en el espejo del ascensor.
Aprender a conocerse a uno mismo está en la raíz de todo, desde la psicología y la psiquiatría a la meditación trascendental y otras disciplinas por el estilo. “Escucha a tu cuerpo”, te dicen mientras intentas componer una posición del loto más o menos presentable. O los fisioterapeutas, que también insisten en la importancia de conocer nuestros puntos fuertes, los débiles y los directamente quebradizos. Y los nutricionistas, alergólogos, etcétera.
Poco antes de cumplir los veinte me dio por el esoterismo, el ocultismo y pamplinas por el estilo. Recuerdo que encargué un Estudio Astrológico personalizado que, la verdad sea dicha, me hizo mucha ilusión recibir. Lo bueno de ser Géminis es que, en lo que acertaba, acertaba. Y en lo que no, lo disculpaba, convencido de que se refería a mi otro yo, a mi doble esotérico, a mi gemelo astral.
Ahora que voy camino de los 50, he decidido profundizar en la senda del autoconocimiento. Y, como persona de letras que soy, me he puesto en manos de la ciencia. En concreto, en manos de los científicos que trabajan con el ADN. Ayer estuve en el PTS, en las instalaciones de DNActive, haciéndome un estudio genético.
Los resultados no llegarán hasta el año que viene, a vuelta de Navidad, que el análisis del ADN y su posterior interpretación es un proceso lento y laborioso. No les voy a mentir: tengo una mezcla de enorme curiosidad y nerviosa inquietud. ¿Qué dirá sobre mí ese estudio? ¿Qué secretos me ha estado ocultando mi cuerpo en los 48 años que llevamos juntos? ¿Qué desafíos me propondrá mi propia genética, de cara al futuro? ¿A qué retos me enfrento, desde el punto de vista de la salud, el deporte y la nutrición? Tic-tac. Tic-tac.
Jesús Lens