Se va uno un par de días y Granada se pone patas arriba. ¡No se les puede dejar solos! Que si el Palacio de Congresos, lo de Rules, las conexiones aéreas, la A-92 ferroviaria… ¡chiquillo! Y está lo de la niña y la señora mordidas por su rottwelier meses después de que le fuera retirado por otro salvaje ataque. Es una aberración, una temeridad que demuestra el grado de agilipollamiento al que llegan algunos con su amor perruno, rayano en obsesión patológica. Esperemos que se depuren responsabilidades.
Pero me van a permitir la frivolidad de que les hable de chismes literarios, que acabo de llegar de BCNegra, uno de los grandes festivales europeos dedicados al noir. Me siento como al despertar, con la sensación de que si no escribo los sueños se irán difuminando hasta quedar completamente borrados.
Por ejemplo: antes de Navidad tendremos un nuevo ‘Blacksad’, la obra magna de Juan Díaz Canales y nuestro paisano Juanjo Guarnido. He visto fugazmente tres páginas del desenlace de ‘Todo cae’, el sexto álbum de la serie, y me quedé sin habla. Después me dio el hipo y terminé cayendo de culo. Súmenle a eso que, de cara al Salón del Cómic, también en Barcelona, ¿dónde si no?, el guionista va a presentar otro tebeo sensacional, en este caso, con Jesús Alonso en la parte artística.
Y, como no hay dos sin tres, Juan ya está trasteando con un nuevo ‘Corto Maltés’ que pinta extraordinariamente. En este caso, secreto de confesión, no les puedo decir dónde es posible qué transcurra la acción principal. Y ojo a los ‘Patos’ de Kate Beaton, subtitulado como ‘Dos años en las arenas petrolíferas’. He tenido ocasión de echarle algo más que un ojo y será uno de los cómics del año. Dará que hablar. Y que pensar.
A las puertas de El Molino, en pleno Paralelo barcelonés, por fin conocí en persona a la editora Anik Lapointe. La felicité porque en su colección Salamandra Black no hay un solo título que no roce el sobresaliente. ¡Ni uno! Es increíble. Pero hablamos, sobre todo, de ‘La autopista Lincoln’, de Amor Towles, uno de los mejores libros que he leído en los últimos años. Anik sonreía y cerraba un poco los ojos, achinándolos. Como buena lectora, recordaba su lectura. Y le afloraba la felicidad.
“Las voces, tantas y tan diferentes”, decía. ¡Esas voces que no dejamos de oír cuando están bien cuidadas!
Jesús Lens