La columna de hoy viernes en IDEAL, sobre la educación nuevamente, (AQUÍ la columna del viernes pasado, bien discutida y comentada) aunque desde otro punto de vista. Y es que estos días hemos venido leyendo algunas opiniones con las que no puedo estar más que en absoluto desacuerdo…. ¿qué pensáis?
Siglo XXI. Año 2009. Tras largas, sesudas, densas y complejas meditaciones, reflexiones y discusiones, parece que muchos opinadores han encontrado la Piedra Filosofal que solucionará los graves problemas que aquejan a la educación andaluza y pondrá fin a las manifiestas carencias que nuestros alumnos acreditan en informes PISA y otros por el estilo.
Se trata de una solución sencilla, accesible y barata; muy fácil de usar y entender por todos: la tiza.
Efectivamente, en los últimos días estamos leyendo y escuchando opiniones que, ante la llegada de los Centros TIC y de la informatización de las aulas y los alumnos en Andalucía, previendo el desastre que pueden llegar a ser, reclaman y añoran la vuelta de Santa Tiza, Santa Pizarra y San Encerado como la única y verdadera Santísima Trinidad de la educación universal: Santiago, cierra el Windows y acabemos con los ratones.
Sin embargo, puestos a sentir añoranzas y melancolías, me acuerdo de mi primer día de trabajo, cuando me dijeron que escribiera una carta en un ordenador, y yo no sabía lo que era el Word Perfect. ¡Qué añoranza de la pizarra sentí entonces! O cuando, en otra ocasión, mi jefe me dijo que preparara una exposición en Power Point. ¿Power qué? Yo, los únicos Power con los que había tenido contacto hasta entonces habían sido los Power Rangers.
Sinceramente, cuando nos hemos pasado la vida llorando por el subdesarrollo andaluz, criticando la brecha que nos separaba del resto de España y Europa, cuando hemos denostado la falta de desarrollo tecnológico de nuestra comunidad; este plañidero Canto a la Olvidada Tiza se me antoja de lo más extraño, absurdo e interesado.
Vaya por delante mi convencimiento de que lo realmente importante en esto de la educación, son los contenidos, de forma que los continentes, sean pizarras o sean ordenadores, no son sino medios para transmitir conocimientos. Ahora bien, ¿en qué cabeza cabe querer seguir manteniendo a las nuevas generaciones en un mundo analógico, y antagónico, cuando la vida que nos rodea y su futuro personal, social y profesional será, ya es, radicalmente digital?
Sinceramente, o se trata de criticar a la Junta de Andalucía, haga lo que haga, o es que estamos aterrorizados ante esa digitalización de una vida que no entendemos y que, paralizados por el vértigo, denostamos, rechazamos y tratamos de evitar a toda costa.
A mí me da que esta encendida reivindicación de la Tiza, lo que realmente enmascara es la impotencia de ver a los niños de hoy manejar las consolas con una soltura que nosotros jamás llegaremos a tener. Nos da miedo que las nuevas generaciones, con sus bytes, su infografía y su dominio de los espacios virtuales, nos arrinconen en nuestro ámbito profesional. Y, ante ese panorama, en vez de reciclarnos, ponernos al día e intentar subirnos al carro de las nuevas tecnologías, suspiramos por la vuelta a un obsoleto e inconsecuente Monopolio de la Tiza.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.