Si estaban ayer conectados a las Redes, entenderán que no pude dejar pasar la ocasión de escribir sobre ello en mi artículo de IDEAL. Y es que estaba tan cansado, ayer por la tarde, que no me quedó más remedio que echarme una siesta. Y cuando desperté, las ondas gravitacionales estaban allí.
No hace falta que les explique nada sobre ellas porque todos los medios se han hecho amplio eco del hallazgo científico que termina de constatar una de las teorías Einstein. Siendo de letras puras, estoy haciendo un notable esfuerzo por comprender el alcance de este descubrimiento y lo que va a suponer para la historia de la humanidad.
Pero, a la vez, y siendo un gran fabulador, ya me relamo con las posibilidades artísticas y narrativas que abren las ondas gravitacionales. En el cine de ciencia ficción, por supuesto. Y, sobre todo, estoy tan ansioso por descubrir qué articulista será el primero en utilizarlas como metáfora en alguna de sus columnas, que hasta he hecho una porra conmigo mismo.
Ya les contaré qué tal me sale. Pero, ya que estamos juguetones… ¿qué político español creen ustedes que será el primero en provocar, metafóricamente hablando, una hondonada de ondas gravitacionales con sus palabras o con sus actuaciones?
Teniendo en cuenta el tremendismo que rodea a todo lo que dice y hace Pablo Iglesias, el líder podemita está en cabeza de mi porra gravitacional. Pero con Pedro Sánchez buscando socios de gobierno… ¡todo es posible en Ferraz!
Y, sin embargo, no negaré que albergo ciertas esperanzas de que el PP aproveche esta coyuntura cósmico-científica para sacudir a Rajoy y sacarle de su impasibilidad habitual, forzándole a hacer algo de tanta enjundia que haga temblar al misterio. Por ejemplo, a lanzar un discurso que provoque un giro copernicano en algunas de las posiciones habituales del partido. ¿Se imaginan?
¡Ay, las metáforas! Mucho me temo que las ondas gravitacionales van a condenar al olvido a un montón de expresiones cósmicas y astronómicas que antes nos impresionaban hondamente y ahora se van a quedar descafeinadas, dada la magnitud del descubrimiento de ayer jueves.
Es un hecho: vamos a tener ondas gravitacionales hasta en la sopa, los próximos meses.
¿Y en Granada?
No. A Granada todavía tardarán en llegar sus efectos. Que aquí somos de digestión lenta y reflejos tardíos. No. No vaticino yo que la actuación de ninguno de nuestros mandatarios vaya a ser susceptible de provocar ondas gravitacionales, aunque sean adaptadas a nuestro entorno. Ojalá me equivoque, pero…
Jesús Lens