¿De quién hablo en mi artículo de IDEAL? La llaman Smart TV, pero en realidad, debería llamarse TV Lista. O Listilla. Y chivata. E hija de Satanás, si se confirma la noticia que podíamos leer hace unos días: “Samsung avisa a sus clientes para que no discutan asuntos personales ante sus Smart TV”.
Según dicha información, la activación por voz de las televisiones capta todas las conversaciones cercanas, por lo que el aparatito de marras podría compartir la información recogida. Y, a partir de ahí, el caos.
Hasta hace poco tiempo, los amantes del noir teníamos un método infalible cuando queríamos que nadie escuchara nuestras conversaciones: hablar en voz baja… y subir el volumen de la televisión. Ahora, la muy ladina, se puede convertir en tu perdición.
Porque a mí, lo que me preocupa, no es que en la conversación se pueda deslizar la clave secreta de la tarjeta de crédito sino el vasto conocimiento que, a través de la televisión, los coreanos tendrán de nosotros.
¿Se imaginan lo que valdría esa información? Que pronuncias la palabra “hambre”, la tele avisa subrepticiamente a una franquicia de pizzerías para que llamen y te ofrezcan una Cuatro Quesos crujiente. O dices “ola de frío” y te llega un WhatsApp con una oferta de calefactores que no puedes rechazar.
¿Somos conscientes de la pesadilla que se nos avecina? Eso es una Distopía en condiciones y no el Apocalipsis Zombi. Que tienes una discusión con tu pareja: un despacho de abogados matrimonialistas se ofrecerá a hacerte la partición de bienes por un módico precio. Que te emocionas con una jugada de Pau Gasol: una agencia te ofrecerá un viaje relámpago a Chicago, con entrada incluida para ver a los Bulls.
Y por el precio no habrá que preocuparse, que a las ofertas comerciales les seguirán las de las financieras, para que no te prives de ningún capricho. Y es que, con la Smart TV, las Cookies de las páginas de Internet van a ser un juego de niños.
Además, con este precedente y dada su naturaleza, ¿cuánto tardará la Smart TV en tomar imágenes de lo que pasa delante de ella? Y ahí lo dejo, para que vuele su imaginación, estimado lector. Piense, piense en lo que pagaría para que su televisión no difundiera ESO que hizo usted delante de ella el pasado fin de semana, pensando inocentemente que estaba apagada…
Jesús Lens