Son los grandes protagonistas del mejor género negro que se está escribiendo actualmente en España. Periodistas. Quizá sea deformación profesional, pero disfruto especialmente con las novelas en las que los plumillas llevan adelante las investigaciones. O los periodistas televisivos. Los radiofónicos, sin embargo, siguen sin encontrar un hueco en la narrativa negro-criminal… la espera de ver la serie ‘Reyes de la noche’.
Acabo de leer dos novelas recién publicadas, muy diferentes entre sí, con el periodismo como eje central de la trama. Y no solo porque los protagonistas sean de la profesión. Son dos reflexiones sobre su estado actual y los riesgos que afrontará en el futuro inmediato.
Berna González Harbour aparca (temporalmente) a su comisaria María Ruiz en ‘El pozo’, publicada hace apenas unos días por Destino. Greta Cadaqués es una reportera de televisión encargada de cubrir el caso de una niña que ha caído en un pozo en los alrededores de Madrid. Con ella, Juan Quatremer, un veterano cámara de televisión curtido en mil batallas, no solo metafóricamente hablando. A la vez, Greta es jurado popular en el juicio por la muerte de una mujer de la que se acusa a su hijo. Un cóctel complicado de gestionar, máxime porque su jefe vive de y por el share de audiencia de la cadena de televisión.
“Nadie escuchaba lo que estabas diciendo en antena, pero todos tenían aportaciones para cuando volvieras a enarbolar la alcachofa. Di esto, di lo otro. A ver cuándo habláis de las pensiones. Y de las listas de espera. Y de las plazas escolares. Pero si hablamos hace un mes. No importa. Ahora es cuando me he enterado yo. Porque mi hija. Porque mi hijo. Porque mi yerno. Porque mi nuera. Gentes para las que el mundo acaba en su nariz, sus anteojeras, su autoestima exacerbada y nunca desafiada por la comparación con los demás. Dulce ignorancia”. ¡Boom!
A lo largo de la tensa e intensa ‘El pozo’, Berna González Harbour, periodista de raza con una sólida carrera a sus espaldas, irá dando una serie de reglas básicas de la profesión a través de la actuación de los personajes. De esta forma, además de una excelente novela y de una reflexión sobre los límites entre el periodismo y el espectáculo, la autora muestra algunas de las claves esenciales de un oficio para el que, nunca olvidemos a Kapuscinski, los cínicos no deberían servir.
“La segunda regla del periodismo —tú ganas, yo gano— estaba en marcha”, dice Greta en un momento de la narración. “Yo no vengo a hacer amigos. Vengo a descubrir. Vengo a contar”, le dirá a Greta un periodista cultural con las ideas muy claras y que huye de cualquier tentación de estrellato. “Venía a descubrir, no a ser descubierto. Venía a contar, no a ser contado”. Sería la cuarta regla del periodismo. “La definitiva. La más difícil. La que se incumple”.
Leí ‘El pozo’ de una sentada en una noche de insomnio, completamente absorto en sus 300 páginas. Todavía no sé si hay relación de causa-efecto en ello, pero guardo esta lectura como una de las que ya sé que me resultará inolvidable. Por la tensión narrativa en todo lo referente al rescate de la niña. Por las implicaciones morales de ser jurado y tener tantas ideas preconcebidas. Por las reflexiones sobre periodismo, sensacionalismo, espectáculo, postureo, confianza y traición. Léanla. Haremos todo lo posible porque Berna nos acompañe en la próxima edición de Granada Noir para hablar con ella, largo y tendido, de todas estas cuestiones.
Me quedo sin espacio para comentar ‘El ministerio de la verdad’, una distopía futurista de otro grande del periodismo: Carlos Augusto Casas. ¡La semana que viene!
Jesús Lens