¿Y si su muerte marcó el kilómetro cero de su viaje iniciático? ¿Era necesario que muriera para alcanzar la inmortalidad que persiguió con tanto denuedo? ¿Y si, efectivamente, el final solo es otro principio? De hecho, es muy posible que nos siga mirando y se encuentre entre sorprendido y alucinado por el nivel de surrealismo que generamos a nuestro alrededor.
Me he quedado muy impresionado por el álbum que nuestro compañero Carlos Hernández le ha dedicado a Dalí, recién publicado por Norma Editorial. Impresionado y sorprendido. No por su calidad y talento, que el padre de Orcemán y Chucky los derrocha a raudales; sino por el original planteamiento y el osado desarrollo que sigue en la composición de un cómic que exige varias, detalladas, atentas y sucesivas relecturas.
El próximo jueves, a las siete de la tarde y en el Centro Lorca, tendré ocasión de interrogar a Carlos Hernández sobre el porqué del punto de vista elegido para este retrato de Dalí. Sobre el proceso de documentación seguido para conocer aspectos tan sorprendentes de su vida y su pensamiento. Sobre la particular selección de los momentos estelares de su biografía. Sobre la elección de los cuadros en los que pone el foco.
Y créanme que estoy ansioso porque llegue el momento de profundizar en las entrañas de la creación de este álbum. Como les decía, “El sueño de Dalí” me parece una joya y, además de hacerme disfrutar como se disfruta del primer trago de cerveza en una tarde de verano, me ha despertado una enorme curiosidad por ampliar conocimientos sobre el Dalí que hay más allá del histriónico sujeto que no dejaba de representar el papel de enfant terrible allá por donde iba.
Su pasión por la ciencia y los últimos avances científicos, por ejemplo. En concreto, la relación entre la mecánica cuántica y la inmortalidad del alma y las teorías de los múltiples universos. Porque todo ello está en su pintura.
Háganse con “El sueño de Dalí” y embárquense en un viaje en el tiempo que conecta lo terrenal, lo material y lo mundano con lo espiritual, lo místico y lo llamado a trascender. Un cómic extraordinario que, al estilo de los icebergs, por cada plano que muestra a la vista, sugiere ocho más al lector que tenga curiosidad por desvelar a un genio de la pintura universal.
Jesús Lens