Brújula al Este

Leo la impresionante, compleja y poliédrica novela “Brúluja”, de Mathias Enard, un canto al Oriente en su más amplia y variada acepción y, al final del libro me encuentro con que la protagonista asiste en Granada a un aburrido congreso durante el que, sin embargo, se ve sacudida por una comunicación sobre las conexiones entre la lírica hebraica y la árabe en Andalucía a través de los poemas de Ibn Nagrella, un poeta-soldado que escribía y componía, incluso, en los campos de batalla.

Conmovida por el descubrimiento de dicho personaje, Sarah se marchó al único lugar posible: “Fui a pasearme por la Alhambra. Hacía muy buen tiempo y el cielo contrastaba con las paredes rojas de los edificios, el color azul los encuadraba, como una imagen. Me sentí asaltada por un sentimiento extraño; tuve la impresión de hallarme ante todo el tumulto del tiempo. Ibn Nagrella murió mucho antes del esplendor de la Alhambra, y sin embargo cantaba a las fuentes y a los jardines, a las rosas y a la primavera; esas flores del Generalife ya no son las mismas flores, las piedras de las paredes ya no son las mismas piedras; pensé en las idas y venidas de mi familia, de la historia, que me devolvían allí donde probablemente viviesen mis lejanos ancestros y tuve la sensación, muy fuerte, de que todas las rosas no son sino una sola, todas las vidas una sola vida, que el tiempo es un movimiento tan ilusorio como la marea o el trayecto del sol… tuve la visión de una Europa tan indistinta, tan múltiple, tan diversa como esos rosales de la Alhambra que, sin darse cuenta, hunden sus raíces tan profundamente en el pasado y el futuro, hasta el punto de que resulta imposible decir dónde surgen realmente. Y esa sensación vertiginosa no era desagradable, al contrario, me reconciliaba un momento con el mundo, me desvelaba por un instante el ovillo de lana de la Rueda”.

Disculpen, ustedes y el autor, el pedazo de párrafo transcrito, pero me parece de una fuerza y de una clarividencia tan, tan poderosas… Granada. Ciudad imprescindible para soñar con el concepto del Viaje en el Tiempo. Espero poder preguntarle por ello a Enard en la próxima Feria del Libro, que participará en el “Tres Festival, voces del Mediterráneo”, invitado por la Fundación Tres Culturas.

AQUÍ, más sobre una idea de Granada como capital mundial del Viaje en el Tiempo.

Jesús Lens

El viaje en el tiempo

Ustedes saben que soy de letras y que, precisamente por eso, me fascinan las ciencias. Por inasibles, abstrusas e incomprensibles. Por la misma razón, disfruto como un niño pequeño leyendo y escuchando hablar sobre conceptos y leyes de las matemáticas, la física y la química que, para mí, son arcanos indescifrables. Y de ello hablo en IDEAL.

De un tiempo a esta parte, desde el descubrimiento del Bosón de Higgs y la popularización de los aceleradores de partículas, mi auténtica obsesión es el viaje en el tiempo.

 

Ni que decir tiene, pues, que la mera posibilidad de albergar un acelerador de partículas en Granada, me provoque taquicardia. En los últimos meses hemos hablado mucho de ello, desde los puntos de vista más diferentes: irónico, económico, productivo, sociológico, etcétera.

 

Hoy quiero reivindicar su dimensión más puramente fantasiosa, después de leer la información que traía IDEAL, hace unos días, sobre Eduardo Ros, su empresa Seven Solutions -una Spin Off de la UGR- y su trabajo en la sincronización del tiempo para el CERN. Y es que, desde que leí que los aceleradores de partículas pueden ser la vía de acceso a los viajes temporales, vivo sin vivir en mí.

20161109.- FOTO: FERMIN RODRIGUEZ. Jovenes emprendedores premiados.

Unas preguntillas de nada, dirigidas a mi querido amigo Eduardo: trabajando como trabajas en la cuestión de la sincronización, ¿qué pasaría si a tu yo más oscuro le diera por centrarse en la desincronización del tiempo? ¿Podríamos correr algún riesgo?

 

Y… ¡dime que sí! Confírmame que los viajes en el tiempo son posibles. Aunque sea teóricamente. Y que el proyecto IFMIF-Dones, además de generar riqueza, puestos de trabajo y un salto material e intelectual de Granada hacia el futuro, propiciará la apertura de un túnel que conecte el aquí y el ahora con el ayer y el mañana. ¡Eduuuuu! ¿Nos vemos y lo hablamos?

Y es que estoy convencido de que no hay otra ciudad más idónea que Granada para convertirse en el epicentro mundial de los Viajes en el Tiempo. Y estoy muy contento de que otras personas también lo piensen así, como pronto tendremos ocasión de comprobar.

 

De momento, un consejo: no hagan planes para el fin de semana del 10 al 12 de marzo. Y ahorren algo de pasta. Porque esos días podremos disfrutar, en nuestra provincia, de lo más cercano a un viaje en el tiempo que ahora mismo es posible. ¡Advertidos quedan!

 

Jesús Lens