Premios literarios Jaén 2011

Esta mañana he estado en Jaén, en la preparación y fallo de los premios literarios que, con el nombre de la ciudad jiennense, mi CajaGRANADA viene convocando desde hace la friolera, ya, de veintisiete años consecutivos.

El jurado de la modalidad de Poesía, a la que han concurrido 353 originales, ha destacado «La noche 351», de Víctor Manuel Almazán Aguado, por ser un poemario muy actual y comprometido, de denuncia de los abusos de la guerra, alejado siempre de lo panfletario y con poemas muy bellos.

La ganadora del premio de novela juvenil ha sido «El vuelo del pterodáctilo», de Ángel Muñoz Petisme, de la que el jurado ha destacado la originalidad del tema, su clara pretensión de huir de los lugares comunes de la literatura para jóvenes y la cercanía del mundo retratado, en el que destaca la relación intergeneracional entre los dos personajes protagonistas.

Pero detengámonos en “Canción de tumba”, de Julián Herbert, mexicano de Saltillo, nacido en 1971. La novela, que promete intensidad a raudales y según ha señalado el jurado, presenta la vida azarosa de Guadalupe Chávez, prostituta y madre del narrador que, a lo largo del libro, se encamina hacia la muerte, víctima de la leucemia.

La enfermedad de Guadalupe impone al protagonista un ejercicio de autobiografía que le llevará a sumergirse en su infancia y a tratar de dar forma a su juventud, al tiempo que indaga en su intensa y compleja relación con su madre, con sus propios hijos y con su país, México, asolado por la corrupción, el peligro y la destrucción.

El jurado también destaca la voz narrativa, genuina y febril, capaz de crear una lengua propia que arrastra al lector sin desmayo. Además, Canción de tumba podría participar de lo que se apunta como una corriente generacional: las novelas de los hijos, como “Formas de volver a casa” de Alejandro Zambra o “El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia” de Patricio Pron.

En este sentido, es muy interesante lo que ha señalado el jurado: además de premiar novelas, los Premios Literarios Jaén están dando a conocer a una serie de autores jóvenes que, con novelas muy combativas y exigentes, se están convirtiendo en referencia ineludible de la literatura escrita en castellano, como se demuestra con los premios concedidos al citado Pron, a Elvira Navarro (cuya novela reseñamos AQUÍ) o a Gonzalo Torné.

Granta nombra a Pron y Navarro como dos de las mejores promesas de la literatura en castellano

Ni que decir tiene, esperamos con impaciencia que, el 2 de diciembre, se entreguen los premios y los libros estén en las librerías. Los leeremos con avidez.

Jesús Lens

¿Y en años anteriores, qué publicamos tal día como hoy? 2008, 2009 y 2010

LA CIUDAD FELIZ

Este año, durante la entrega de los Premios Literarios de Jaén convocados por CajaGRANADA, el galardonado con el premio de poesía, Alejandro Céspedes, hizo un brillante y vibrante discurso de agradecimiento, bienhumorado, alegre y festivo. La premiada con el premio de novela, Elvira Navarro, estuvo más discreta, tímida y callada.

 

Quizá tenga que ver con ello el hecho de que Elvira es insultantemente joven, no en vano, nació en 1978.

 

Si ya me costó aceptar que los futbolistas más prometedores, en vez de ser hombres hechos y derechos, empezaran a parecerme críos imberbes, no veáis lo duro que es ver cómo los mejores cachorros de la nueva literatura no pintan canas, no están cuajados de arrugas y no tienen papada bajo la barbilla ni bolsas bajo los ojos…

 

Pero así es. Y, paradójicamente, por joven que sea, se nota que Elvira ha mamado las calles de la ciudad. Al menos, su escritura así lo denota: si por algo se caracteriza «La ciudad feliz», su más reciente y premiada novela, es por transmitir verosimilitud a todo lo que cuenta.

 

La crítica ha insistido en que la novela está compuesta por dos historias independientes que sólo tienen un débil nexo en común, al coincidir levemente los personajes principales de una y otra, en el desarrollo de sus respectivas tramas.

 

A mí, sin embargo, me dio la sensación de estar leyendo una misma historia, sólo que desde dos puntos de vista distintos. Lo importante, en ambas tramas, es la visión del niño. Y la de la niña. Su extrañeza, su miedo ante lo desconocido, sus reacciones ante la realidad que se les viene encima, el desafío a los límites que sus familias les imponen.

 

El hecho de que sus vivencias sean distintas, pero complementarias, sirve para reforzar esa idea de dualidad entre lo masculino y lo femenino, entre el ying y el yang, entre el niño de fuera y la niña de aquí de toda la vida, entre la amenaza interior y la amenaza exterior, entre la vertiginosa atracción por lo indebido, lo imposible y lo prohibido que cada uno de los protagonistas siente.

 

Para comentar  esta novela, mucho me temo que no sirve lo de contar de qué va la historia. Porque no va de nada especialmente reseñable, como tantas veces pasa en muchas grandes obras de la literatura universal. Es la magia de las palabras, la alquimia de la literatura, el conseguir transmitir sensaciones puras a través de una prosa limpia y precisa, como ocurre en el caso que nos ocupa.         

 

Así, las últimas ediciones de los Premios Literarios Jaén están consiguiendo poner el acento en autores como Patricio Pron (su novela fue una de las más reconocidas del año 2008 por el gremio de editores de este país) o Elvira Navarro, llamados a darnos grandes alegrías en el futuro más inmediato, no en vano, la autora onubense lleve una inmejorable trayectoria: ganó el primer premio de narrativa en el Certamen de Jóvenes Creadores del Ayuntamiento de Madrid en el año 2004, disfrutó de una beca de creación del Ayuntamiento de Madrid y la Residencia de Estudiantes y su libro «La ciudad en invierno» le reportó ser elegida Nuevo Talento Fnac.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.