¿Leyeron la esclarecedora entrevista que J.J. Hernández le hizo al ministro José Guirao, hace unos días? La tengo aquí delante, repleta de subrayados y anotaciones, que no tiene desperdicio (Leer AQUÍ)
Lo mejor del affaire Màxim Huerta -¿alguien se acuerda de él?- es que nos dejó, de forma discreta y callada, a un ministro muy granadino en una de las carteras más importantes para nuestra tierra: la de Cultura y Deporte. Y digo granadino porque, más allá de que rece Almería en su partida de nacimiento, Guirao estudio en Granada y ha estado muy vinculado a nuestra tierra.
Cosas que me parecen esenciales de la entrevista y sobre las que deberíamos reflexionar: no estemos tan pendientes de Málaga como ciudad de museos y definamos qué y cómo quiere ser la Granada cultural de los próximos años: “las ciudades no tienen que ser miméticas y cada una tiene que encontrar su camino en la cultura”.
Dos columnas básicas para esa Granada cultural: un Festival del Música y Danza potente -no me voy a repetir sobre esta cuestión, que podéis leer AQUÍ– y aprovechar la llegada del Legado de Lorca, que ha venido para quedarse de forma permanente: “es el gran legado literario de España y no hay otro igual ni aquí ni en ninguna parte”.
Hará falta una magna exposición para que, por fin, calibremos el impacto y la importancia del Legado. Lo escribí después de ver la muestra “Una habitación propia”, prorrogada hasta el 22 de julio (Leer AQUÍ): ahora sí, el espíritu lorquiano habita su Centro de La Romanilla. Mal harían en perdérsela, por mucho cabreo que tengan -el mismo que tengo yo- por las demoras, los sobrecostes y la poca transparencia en las negociaciones.
Otro tema para la reflexión: los granadinos debemos contribuir a hacer la Granada cultural “a partir de una base patrimonial no monotemática muy rica, pero también teniendo en cuenta focos de modernidad extraordinarios”.
Llegados a este punto, Guirao destaca la importancia de nuestra Facultad de Bellas Artes, “de donde salen creadores que después son la referencia artística del país”. Este es un tema capital del que se habla mucho menos de lo que se debiera. Quizá porque no arrostra esos escándalos y polémicas que tan gratos resultan a los amigos de la continua politización de la vida cultural. Un tema sobre el que muy pronto volveremos a hablar, mucho y bien.
Jesús Lens