El chiste es muy antiguo y está más repetido que ciertos políticos en las listas electorales para el Ayuntamiento de Granada, pero me viene al pelo de lo que les quiero contar.
Aunque el original está protagonizado por dos vascos, es extensivo a cualquier comunidad, sea foral o autonómica. Los protagonistas son Patxi e Iñaki, que han madrugado para salir al monte en busca de setas. Van charlando tan tranquilos mientras se agachan para cortarlas y echarlas en una cesta.
—Oye Patxi, ¡qué cantidad de setas! Nos vamos a poner moraos…
—Y tanto que sí, Iñaki
—¡Ostras Patxi! ¡Mira ahí! ¡Un Rolex nuevecito!— dice Iñaki mientras se agacha a recoger el peluco.
—A ver Iñaki, ¿a qué estamos, a Rolex o a setas?— le espeta Patxi, mirándolo con una expresión entra la superioridad y el desprecio.
Esta Semana Santa había decidido quedarme a setas, en Granada. Me aclaré la agenda de estos días, algo teóricamente no tan complicado, y me dispuse a escribir, largo y tendido. A escribir de esos temas alejados de las urgencias y del día a día…
¿El resultado? Manifiestamente mejorable. Por razones diversas no escribí todo lo que me hubiera gustado. Y, encima, no vi ninguna procesión. O sea que ni me he hartado de setas, ni he escuchado saetas.
Confieso que no soy muy de procesiones, pero cuándo he visto los Gitanos o el Silencio, he quedado profundamente conmovido. Hay que ser de piedra para que no te impresione algo así. Recuerdo otra vez, volviendo a casa, que me crucé con una procesión por San Antón, con toda la iluminación callejera apagada. Recuerdo la música de las cornetas y los tambores rasgando el oscuro silencio de la noche y sacudiéndome como un electroshock.
Me he quedado a setas y le he dado la espalda a las saetas. Una tontá como otra cualquier, estando en Granada. Qué pena, por cierto, las procesiones que no han podido salir. Todo el que haya estado un año preparando cualquier cosa sabe el dolor y la frustración que provoca una anulación de última hora.
Así las cosas, ya tengo un propósito para el próximo año: si me quedo en Granada por setas, también saldré a escuchar algunas saetas.
Jesús Lens