Paseaba el otro día por un centro comercial cuando me encontré en la sección de tecnología, móviles, portátiles y demás.
Y entonces lo vi.
Allí estaba. Impávido. Impecable. Impasible.
Sentí náuseas y un súbito mareo. La bilis me subió por el esófago mientras las tripas se me retorcían por dentro.
Aquello no podía ser verdad.
¡Aquello tenía que ser una pesadilla!
Llevamos tres semanas de Europeo de baloncesto y, da igual que veas los partidos de la Roja –anteriormente conocida como la Ñ- en la Sexta o que sigas otros partidos por Marca TV.
En cada descanso, tiempo muerto, antes y después de cada partido, en cada desconexión, siempre, obligatoriamente, como si fuera la actualización de las plagas de Egipto al siglo XXI y adquiriendo la dimensión de una maldición bíblica… allí está el jodido, cursi, repetitivo y nauseabundo anuncio de un smartphone que te recuerda que te has olvidado del aniversario de tu boda y te permite organizarle a tu media naranja un desayuno romántico repleto de pétalos de rosa en un plis-plás.
– ¡Aste a la mierda, ya!*
Señores de la marca coreana en cuestión: sepan ustedes que le he cogido asco y repugnancia a su anuncio, visto y escuchado un millón de veces, siempre el mismo, una y otra vez.
Le he cogido tanta animadversión que, aunque su marca fuera la única en el mundo en fabricar móviles, portátiles, ordenadores, televisiones, DVD o equipos de música que yo, bajo ningún concepto, oferta o coacción compraría nada que fabriquen, vendan o distribuyan ustedes.
Muchas (des)gracias, un saludo y un fuerte abrazo.
Jesús hasta los mismísimos Lens
* (La citada expresión es una contracción de “Váyase usted a la mierda” y, para darle todo su sentido, hay que gritarla con el tono iracundo y furibundo del mejor Fernando Fernán Gómez, al que tanto seguimos admirando y al que echamos mucho de menos)
Los tres anteriores días de la Virgen de las Angustias, aunque no fueran feriados en Granada, también publicamos: 2008, 2009 y 2010.