La organización de los Encuentros Étnicos en la Sierra Sur (EtnoSur) acordó conceder a Baltasar Garzón Real el Premio EtnoSur 2012, con el que se quiere reconocer su trabajo constante en defensa de los Derechos Humanos.
Etnosur valora la figura de este jiennense, natural de Torres, “por el sacrificio personal, en beneficio de la Justicia, que ha ejercido a lo largo de toda su carrera”.
Allí estaremos para aplaudir y jalear.
Y a través de este enlace, toda la información sobre el festival de Alcalá la Real.
Se me hace extraño escribir de Etnosur cuando estamos (casi) preparando el petate para bajar a Salobreña y, desde la base de nuestro querido Hostal San Juan, organizar otro fin de semana de jazz, amigos, espetos, encuentros, charlas, planes, proyectos y arroz.
Pero lo bueno de Etnosur, como ocurre con otros grandes e imprescindibles Festivales (Semana Negra, Encuentro Teatral Tres Continentes, Nuevas Tendencias de Salobreña, Festival de jazz…) es que sus efectos no se terminan cuando echa el cierre, sino que perduran y se amplifican, se potencian, crecen y germinan con el paso de los días, las semanas y los meses.
Este año conseguimos alojamiento en Alcalá la Real, con lo que pudimos disfrutar no sólo de los siempre imprescindibles y espectaculares conciertos nocturnos sino también de las actividades de día. Y de tarde. La Troupe Musiquera, más activa que casi nunca, puso rumbo a las tierras de frontera y Panchi, Pepe y Álvaro nos hicimos fuertes en el meollo de Etnosur, con el objetivo de sacarle todo el jugo posible. ¡Y vaya si lo hicimos!
Eso supuso un desgaste directamente proporcional a las muchas e intensas emociones y sensaciones de los diferentes eventos de los que pudimos gozar.
Por ejemplo, de estar en primera fila, en el homenaje a Miriam Makeba, la querida, reverenciada y añorada Mamá África, cuya biografía vimos en cine hace unas semanas.
Y del colosal, turbulento y abrasador directo de Femi Kuti, al que habíamos visto en Territorios Sur de Sevilla, pero que, visto de cerca, resulta absolutamente arrollador. ¡Qué despliegue de energía! ¡Qué coordinación, sincronización y estética! Una inyección, un chute de vitalidad. En vena.
El sábado por la mañana, a pique estuvimos de no encontrar sitio para la charla entre Rosa María Calaf, un arabista y Manu Bravo sobre las Primavera Árabe, con el Palacio Abacial lleno hasta los topes y un aire acondicionado incapaz de refrescar un ambiente expectante, activo y participativo. El Foro se alargó hasta pasadas las 2 de la tarde, momento en que nos tomamos una birra al son de la música ardiente de Afrogún, cuya sección de viento estaba muy inspirada en el Afrobeat más salvaje de la estirpe de los Kuti.
Y llegó el momento relax, el oasis en el desierto perroflautero de Etnosur: el Rey de Copas de Frailes, un paraíso gastronómico a 10 kilómetros de Alcalá que recordaba con todo cariño de nuestros “años alcalaínos”, con Jorge y Lidia, cuando ésta era la juez del pueblo.
Y como el tiempo no pasa, el majestuoso hojaldre de langostinos con salsa de puerros seguía siendo un exquisito entrante. Además de las variadas croquetas de autor. O el pastel medieval. Y, como plato fuerte, un ligero y digestivo cochinillo al horno, con la piel bien crujiente. El vino: un honesto tinto cuya bodega estaba a 600 metros del propio restaurante. Todo queda en casa. O cerca. Charla, risas y buen rollo nos devolvieron a Alcalá, a relajarnos al Etnochill del Paseo de los Álamos, convertido en un megaconcierto dance con todas las de la ley.
Nos merendamos un blandito, casero y apetecible bizcochito, para empapar, y tras una necesaria y reparadora ducha, afrontamos el turno de noche. Un turno de noche que, seguramente motivado por la fuerza del grupo senegalés que abrió el fuego, lo vivimos y sentimos como a cámara lenta, por duplicado. ¡Qué percusiones! ¡Cómo sonaba el Djembe! Y la tama. Y qué saltos, qué bailes, qué acrobacias.
¡Ah! Que no habíamos hablado del pase de modelos de ropa senegalesa… en patines.
Ni comentamos la exhibición que nos dio el Padre de todos los Perroflautas de cómo se toca un Didgeridoo, aunque luego quisiera sangrarnos en la venta de uno.
Es lo que tiene Etnosur: como las pilas de los conejitos… dura. Y dura. Y dura…
Este Especial África de Etnosur ha supuesto un completo chute de endorfinas, empuje, fuerza y creatividad. El domingo por la mañana, en el desayuno, charlamos un rato con Pedro Melguizo, el inventor y factótum de todo este tinglado. Me encontró con la voz rota y, sonriendo, dijo:
– Se nota que lo habéis pasado bien.
– ¡Y mejor aún, créeme!
Jesús Etnosureño Lens
PD.- Y ahora… al Jazz en la Costa. Presumiblemente, hasta el domingo. Nos vemos. Y hablamos.
PD II.- Que sí, que sí. Que otros años también hemos publicado el 22 de julio: por ejemplo. Y aquí también.