“Si es privado, no lo pongas on line”. Perdónenme que vuelva a mis batallitas docentes a cuenta de la Comunicación (lean esta otra AQUÍ, igualmente en IDEAL), pero es una de las discusiones que suelo tener con los estudiantes: los límites de la privacidad. Sobre todo, porque siempre he defendido que, en Internet, no existen.
Da lo mismo la red social que utilices, los filtros y restricciones que pongas, los grupos privados de los que formes parte… todo lo que subas a la Red, sea a la Nube, sea al nublo; es susceptible de ser de dominio público y, por tanto, difundido, compartido, usado, pirateado o robado.
Si no quieres que la gente lo vea, no lo compartas en la Red. Y, ni mucho menos, en las redes. Sociales o sin socializar. No lo compartas en grupos privados, ni en chats personales, ni en ningún formato on line.
Por desgracia, las filtraciones de Facebook y su uso político, me dan la razón. Paradójicamente, he necesitado dos días y ver la información impresa en las portadas de los periódicos tradicionales para ser consciente de la magnitud de la tragedia: cuando leí la noticia en internet, no le presté excesiva atención, despachando el tema con displicencia, como si de otra fuga de datos cualquiera se tratara.
Pero no. Lo ocurrido con los datos de Facebook y Cambrigde Analytica es tan sumamente grave que me huele a manipulación electoral y a golpe de estado. Habrá que estar muy atentos a todo lo que vaya surgiendo de las investigaciones iniciadas, pero me temo que estamos ante una gravísima amenaza hacia los sistemas democráticos de todo el mundo.
No tengo pensado irme de Facebook, pero sí que me voy a tomar más en serio lo de publicar enlaces con noticias contradictorias para tratar de despistar a los robots perfiladores y al algoritmo. Jugar con irónicos mensajes de apoyo a Cifuentes por su manera de completar el currículum y loas a Luis Salvador por su coherencia política. Hablaré más de barcos y menos de trenes. Y mucho del tiempo, celebrities y fútbol. Para todo lo demás… ¡compren el periódico!
Jesús Lens