Con qué contundencia habló ayer Clara Aguilera sobre los retos del sector agroalimentario, en el Foro sobre cooperativismo organizado por las fundaciones Cajasol y CajaGranada.
Contundencia, claridad y mensajes diáfanos. Avisos a navegantes, incluso. Por ejemplo, sobre la cuestión del Brexit. Que puede parecer una relación distante y lejana, la de Downing Street y el campo andaluz; pero que no lo es. Porque el aleteo de una mariposa en Bruselas o Estrasburgo puede acabar con la polinización de nuestros olivares.
Habló Clara Aguilera de la cuestión de la despoblación y de la importancia de seguir contando con ayudas económicas comunitarias para fomentar el desarrollo rural, única forma de evitarla. Esencial que determinadas comarcas de Andalucía no sigan los pasos de Castilla-León, por mucho que chinche y rabie la ex-ministra Tejerina.
Habló también de la negociación de la PAC, esa Política Agraria Común en la que tanto nos jugamos en nuestra tierra. Una negociación a cara de perro que está vinculada al acuerdo sobre Gibraltar, el propio Brexit y hasta al presupuesto europeo. ¿No le pedían a Pedro Sánchez ser más español y muy español? Pues ahí tienen el órdago a la grande.
Aguilera, vicepresidenta de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Europarlamento, también habló de una reglamentación sobre prácticas comerciales desleales en el sector agroalimentario que se aprobarán a vuelta de año. Se trata de beneficiar y proteger al productor y al consumidor, controlando la cadena de distribución y evitando, por ejemplo, la venta a pérdidas que promueven determinadas compañías.
Acostumbrados a escuchar discursos sobre el cambio de modelo productivo, la economía del futuro o los desafíos del siglo XXI, corremos el riesgo de olvidar al campo y al sector agroalimentario, auténticos sostenedores de nuestra economía.
Ojo, que el agroalimentario también se enfrenta a esos retos y nuevos paradigmas. Sobre todo en lo tocante a la industrialización del sector. Que somos buenos productores, pero nos falta impulso para ser pieza clave en el resto de la cadena, sobre todo, en la comercialización y distribución. Importante que, a través de FAECA, cundan más ejemplos como el de La Palma, empresa líder en exportación.
El campo. No nos olvidemos del campo andaluz. Está bien que mimemos el turismo, la construcción y la cultura, pero siempre conviene recordar a ese sector que tanto y tan bien nos da de comer.
Jesús Lens