Jazzísimo

Estábamos en El Pescaíto de Carmela, tomando unas cañas y comentando el pedazo concierto que se había marcado el trío de Robert Glasper minutos antes, cuando aparecieron los músicos, dispuestos a dar buena cuenta de una espléndida y merecida fritura, tras haberlo dado todo sobre el escenario.

Me gustó esa imagen de cercanía y naturalidad de unos músicos que, estrellas mundiales del jazz, se conducen como seres humanos racionales -de los que se comen las raciones en los bares- charlando, bromeando y pasándolo bien.

 

¡Qué pedazo de Festival de Jazz llevamos, gente! El hecho de que sea habitual esto de tener en Granada un cartel de primer orden internacional no obsta para que, un año sí y otro también, debamos congratularnos por ello. Porque si lo de Glasper fue apoteósico, la exquisita deconstrucción musical que ofreció Jacky Terrason el sábado por la noche quedará para los anales de la intrahistoria musical de nuestra tierra.

Más normal fue el concierto de Kyle Eastwood, disfrutón, sencillo y sin complicaciones. Y el maridaje entre la OCG y David Defries, muy interesante, siempre a favor de las mezclas, las mixturas y los mestizajes.

 

¿Pero saben lo mejor de esta edición del Festival de Jazz? Lo mejor… al margen de la presencia de Ron Carter, una leyenda viva de la música al que he tenido la suerte de escuchar en varias ocasiones, una de ellas en el Blue Note de Nueva York, por irnos más lejos.

 

Lo mejor de todo es que el próximo jueves tenemos con nosotros el estreno en Granada de MAP, el proyecto puesto en marcha por Mezquida, Aurignac y Prats y cuyo primer disco fue elegido como el mejor del pasado año, por la crítica especializada.

El mejor. Y punto. Y créanme cuando les digo que no podría estar más de acuerdo con dicho veredicto. De hecho, ahora mismo lo estoy escuchando. Los dedos de Marco Mezquida deslizándose por el teclado del piano, el fraseo de Ernesto Aurignac al saxo y la mezcla de sutileza y contundencia de Ramón Prats a las baquetas… En concreto, el corte 7 del disco, titulado sencillamente “U”, me tiene loco, con su sublime in crescendo.

 

Por supuesto, no olvidamos que el miércoles tenemos a la Ool Ya Koo Big Band, una All Star de los mejores músicos residentes en Granada. Ya verán que suena como una locomotora desbocada.

 

Jesús Lens

Festival de Jazz y patrocinios

Queda una cita, muy prometedora, en el Centro Lorca, pero el Programa Central del Festival de Jazz de Granada ya ha finalizado, con un notable éxito de público, que ha agotado las localidades en varios conciertos y se ha dejado las manos, aplaudiendo. Además, ha cosechado una excelente acogida por parte de la crítica.

Foto: Festival del Jazz de Granada
Foto: Festival del Jazz de Granada

Termina la 37 edición del Festival de Jazz de Granada y, a los buenos aficionados, nos sabe a poco. Se nos quedan cortos, seis conciertos. ¡Qué tiempos, en los que todo noviembre hervía con el mejor jazz mundial!

Que sí. Que hay trasnoches, como los del Tuntún, y actividades paralelas, pero que no están organizados por el Festival, como se indica en su página web. Un Festival por el que han pasado leyendas como Miles Davis, Dizzie Gillespie, Art Blakey u Oscar Peterson, pero que no solo mira hacia atrás, habiendo traído este año propuestas arriesgadas, diferentes y de una calidad excelsa.

Foto: Festival de Jazz de Granada
Foto: Festival de Jazz de Granada

Festivales de este calibre hay muy pocos en España. Por ejemplo, ahora comienza el de Barcelona y, a la mayoría de los músicos que actúan en la ciudad condal, ya hemos tenido la oportunidad de disfrutarlos en Granada o en el Jazz en la Costa de Almuñécar.

Sin embargo, hay una diferencia de grado entre el Festival de Barcelona y el nuestro: los patrocinadores y colaboradores. Cerca de veinte, he contado en el caso del certamen catalán. En el de Granada solo participan Diputación y Ayuntamiento. Y, en la Costa, el consistorio almuñequero. No está la Junta de Andalucía ni hay una sola empresa, entidad o institución.

¿Por qué? ¿Cómo es posible? ¿A qué responde semejante desapego entre el tejido social, cultural y empresarial granadino y un Festival de Jazz histórico, que cada año programa una extraordinaria selección de conciertos, excelentemente acogidos por el público?

Foto: Festival de Jazz de Granada
Foto: Festival de Jazz de Granada

Está claro que la crisis se ha cebado con el mundo de la cultura, pero ahora llega el mágico Hocus Pocus y cuenta con más de veinte colaboradores. La Orquesta Ciudad de Granada también se acerca a la veintena de mecenas y al Círculo de Mecenazgo del Festival de Música y Danza están adscritas cerca de cincuenta empresas.

Es necesario reflexionar acerca de la paradoja de que una de las grandes citas musicales del año se encuentre tan huérfana, sola y abandonada. ¡El jazz granadino merece más complicidad!

Jesús Lens

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Ardiendo de jazz

Aunque me gusta saber previamente de los lugares que voy a visitar cuando salgo de viaje, conocer su historia, su arte y haber leído a sus novelistas, en ocasiones me encuentro frente al funcionario que me sella el pasaporte sin saber nada del país en que voy a entrar, pero con los cinco sentidos alerta, expectante y ansioso por descubrir.

Este año me ha pasado algo parecido con el Festival Internacional de Jazz de Granada, cita ineludible a la que habitualmente hurtamos la palabra “internacional” al referirnos a ella, pero que es importante, muy importante, para recordar que estamos ante uno de los grandes acontecimientos culturales del año. Y de ello hablo en IDEAL, hoy.

Foto: Festival del Jazz de Granada
Foto: Festival del Jazz de Granada

Por culpa de ese tirano llamado Cronos, el Dios del Tiempo, me he presentado a la cita del Teatro Isabel la Católica sin los deberes hechos. Pero, sin que sirva de precedente y por una sola vez, me alegré de enfrentarme a los GoGo Penguin sin haber escuchado un solo acorde de su música.

Difícil, muy difícil describir con palabras el impacto que me provocaron los tres chavales de Manchester. Lean la crónica de Juan Jesús García en las páginas de Cultura de este IDEAL y se podrán hacer una día. O no. Porque lo mejor de la música en directo es que, o estás ahí para escucharla, o te la pierdes por siempre jamás.

Foto: Festival de Jazz de Granada
Foto: Festival de Jazz de Granada

Por supuesto, a la salida del concierto me abalancé con mi Cuate Pepe a la mesa en que se vendían los discos y nos llevamos los dos que había en stock. Discos sin nombre y con portadas minimalistas que los tres músicos, Rob Turner, Chris Illingworth y Nick Blacka, nos firmaron amablemente.

Firmas sencillas, aparentes garabatos que, sin embargo, encajan a la perfección con el estilo de las portadas. Mientras escribo estas líneas, todavía conmocionado por la máquina de hacer música que son los GoGo Penguin, escucho ambos discos. Maravillosos. Pero la sacudida no es como la que sentí en vivo, mientras la música me zarandeaba en la butaca.

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Me gustaría hablarles del exitoso concierto inaugural y la arriesgada apuesta que fue contar con la joven Andrea Motis o de la electrocución a la que nos sometió el salvaje de Terence Blanchard. Y, también, de las estupendas jam sessions que la Asociación Ool Ya Koo está programando el TunTún Restobar, pero ya tendrá que ser mañana. O pasado.

Foto: Festival de Jazz de Granada
Foto: Festival de Jazz de Granada

Que nos quedamos sin espacio.

Jesús Lens

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Andalusian Soul

De los miles de conciertos que he visto en mi vida hubo uno radicalmente fundacional. Tanto, que cambió mi forma de entender la música y, por extensión, mi forma de entender la vida. Y a él le dedico mi columna de IDEAL de hoy.

Andalusia Soul

Fue el de Joe Zawinul en el Festival de Jazz de Granada de hace ya muchos, muchos años. La modernidad y la tecnología más contemporáneas puestas al servicio de los ritmos más antiguos y tradicionales de la historia de la humanidad. Samplers, mezclas y DJs junto mezcladas con percusiones atávicas y los instrumentos más sencillos que imaginarse puedan.

La voz del venerable Zawinul, distorsionada por las máquinas, confrontada a la voz desnuda y salvaje de una Sabine Kabongo que bailaba por todo el escenario, como en estado de trance.

The Zawinul Syndicate era una máquina de hacer música que conectaba el siglo XXI más rabiosamente contemporáneo con los ritmos primitivos, ancestrales y telúricos de una tierra milenaria. No era de extrañar que, comandada por un anciano austriaco, la banda estuviera conformada por europeos, norteamericanos, latinos y africanos.

A mí, la música me ha hecho internacionalista y en Zawinul encontré el faro y la guía por la que regir mi vida creativa, desde que lo escuché por primera vez. De entre todas sus canciones, hay una que me parece especialmente magnética y seductora: “Café Andalusia”, quintaesencia de su estilo. Puedo escucharla cincuenta veces seguidas, sin cansarme, encontrándole matices y ecos diferentes en cada audición.

Fusión y mestizaje, el latido de la tierra y la música del espacio, los ecos de Oriente chocando contra el malecón del Caribe, la Europa más fría derritiéndose con el calor africano. Para mí, Andalusia es todo eso. Y más. Porque Andalusia es un estado mental, una creación mitológica que hunde sus raíces en la fantasmagórica Atlántida radicada en Doñana.

Ayer se presentó Andalusian Soul, el eje turístico que tratará de vender nuestra tierra en mercados lejanos. Granada, Córdoba, Málaga y Sevilla; decididas a dejarse el alma para traer a turistas de allende los mares. Una presentación repleta de conceptos como producto, dinámica de trabajo, marca, desestacionalización, sector turístico, poder adquisitivo, riqueza, etcétera.

Conceptos todos ellos necesarios, sin duda. Pero a mí, hoy, déjenme soñar con la otra esencia de Andalusia mientras escucho a Zawinul. Con su poesía, sus fragancias y aromas, sus sabores a tierra madre y la música del viento sonando entre los olivos.

Jesús Lens

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Cervezas Alhambra. Apoyo de la cultura

El tipo del fondo de la imagen es Vijay Iyer, uno de los mejores pianistas del mundo. Y hoy toca en el Festival de Jazz de Granada.

Cervezas Alhambra. Apoyo a la cultura

Un Festival que depende del ímprobo trabajo de la Oficina Técnica del Jazz en Granada, con Jesús Villalba y Mariche Huertas a la cabeza; del decidido apoyo de las instituciones, de la entusiasta respuesta y entrega del público y de la complicidad de instituciones que, como CajaGRANADA o Cervezas Alhambra, están ahí.

¡Gracias, por ser el apoyo de la cultura en Granada!

Jesús Lens

¿Qué blogueamos los 17 de noviembre de 2008, 2009, 2010 y 2011?