– “En conclusión: mañana, otra vez, sol y buen tiempo” –concluyó el locutor.
Fue justo entonces cuando creyó oírla, a la hijaputa, descojonarse de la risa.
Le bajó el sonido a la radio.
Efectivamente, era ella, diciéndole con voz queda:
– ¿Qué? ¿Creías que te ibas a librar de mí? ¡Pues te jodes! Mañana y, por lo que he visto en Internet, todo el resto de la semana. Como mínimo.
Como vio que iba a la cocina y, por su actitud, sabía que su objetivo era el cuchillo cebollero, rebajó el tono de su cantinela:
– Pero mira que eres ingrato y cruel conmigo, tu compañera fiel, siempre a tu lado. ¡Ay! Ya me echarás de menos, cuando te falte…
Sabía que tenía razón. Pero no era menos cierto que estaba hasta las pelotas de ella, todo el santo día junto a él, como un perrillo faldero.
Cansina, aburrida, maldita y pegajosa… ¡qué ganas tenía de perderla de vista! ¡Qué ganas de que, por fin, el cielo se cubriera de nubes y el agua de la lluvia se la llevara por delante, de una vez!
¡A su sombra! Esa jodida y condenada sombra fatal…
Jesús Lens, insistiendo en que Se acerca el invierno, pero no lo parece.
En Twitter: @Jesus_Lens