Política de vergüenza ajena

Menuda tropa. Parafraseando ‘Casablanca’ y uno de sus diálogos más memorables, “el mundo se derrumba y nosotros nos peleamos”. Se pelean Teresa Rodríguez e Irene Montero como un par de adolescentes, liándola parda en twitter para bochorno propio y ajeno.

O Echenique, que se refiere a sí mismo en un tuit como “mi humilde persona” cuando sabido es y demostrado está que no hay nadie más ególatra y pagado de sí mismo que quien va de humilde por la vida. Me pareció lamentable otra perla tuitera en la que alude a los presupuestos, que Cs se vaya a comer con patatas. Revanchismo, necesidad compulsiva de quedar por encima, el zasca efectista como medida de todas las cosas, mensajes para enfervorizar a las masas…

Recordemos la bronca entre Casado y Abascal y los cuchillos que diariamente vuelan entre Ayuso y su vicepresidente, el pobre Aguado. ¿Cómo van a tener tiempo nuestros políticos de trabajar por la ciudadanía y de hacer algo constructivo, si se pasan el día —y la noche— a palos entre ellos, insultándose, criticándose y zahiriéndose?

Y luego está lo de Granada, donde el divorcio entre Sebastián Pérez y el resto del mundo tampoco es que sea precisamente edificante. Pérez acumulaba cargos en el Ayuntamiento a punta de pala, por los que cobraba un sueldo con dedicación exclusiva. Según manifiesta él mismo, sus compañeros de gobierno le han ninguneado hasta el punto de obligarle a abandonar todos esos cargos, manteniendo solo el acta de concejal y renunciando a ese sueldo tan exclusivista.

¿Podríamos colegir, pues, que Pérez ha estado cobrando una pasta todo estos meses sin pegar un palo al agua? Más allá de los palos que se pega con Salvador, quiero decir.

Mientras batimos récords de contagios por el coronavirus, los hospitales están a punto de petar y nos encaminamos a un posible nuevo confinamiento, ahí les tienen, entretenidos con unas folletaícas que solo les interesan a ellos y a sus hoolligans. De pena.

Jesús Lens

Pokémon Go y demás folletás

Piensa. Haz memoria. Rebobina y tira hacia atrás. Veinticuatro horas nada más. ¿Cuántas de ellas podrías dar por perdidas? En el sentido literal del término. Es decir, ¿cuánto tiempo has dedicado a actividades que no sean estrictamente alimenticias y/o combativas, reivindicativas y solidarias?

Lo pregunto porque, en los últimos diez días, el mundo se ha dividido en dos: los que juegan al Pokémon Go y van por las calles abusando de la Realidad Aumentada que permite cazar bichitos virtuales, y los que se echan las manos a la cabeza, asegurando que esto es una muestra más de la inminencia del Apocalipsis. Y a este tema dedico mi columna de hoy de IDEAL.

Pokemon Go Cajagranada

A mí, lo que me fastidia del asunto, es tener que mostrarme equidistante y sin tomar partido: soy del tipo de persona que enciende la tele, ve a un tipo con camiseta amarilla y a otro vestidito de azul, compitiendo por cualquier cosa y, sin saber ni de qué va el tema, tardo pocos segundos en desear fervientemente la victoria de uno y la inexorable derrota del otro.

Reconozco que no me he descargado la aplicación del Pokémon Go ni he sentido tentaciones de salir de caza. De hecho, nunca he tenido una consola y mi relación con los videojuegos ha oscilado entre la ignorancia y la indiferencia.

Pokemon Go Granada

Pero no entiendo la furibunda reacción de alguna gente en contra de la Pokemonmanía. Que sí. Que no se trata más que de un juego. Y que es una folletá campestre. Como tantas otras que ocupan nuestra vida. De ahí lo de analizar tus últimas veinticuatro horas.

Además de ganarte el pan con el sudor de tu frente, es posible que hayas firmado tres peticiones en Change.org y que hayas participado en un par de hilos de Facebook comentando la situación de Turquía. Pero, reconócelo, ¿a que también has perdido el tiempo con más de una y de dos folletaícas que a ti, personalmente, te gustan y te divierten? ¿A que no tiene nada de malo? ¿A que se puede ser una persona concienciada, implicada, solidaria e intelectualmente activa y, además, echarse unas risas con cualquier pollaíca?

Señores tremendistas: hace ochenta años, en las calles y caminos de Granada, unos españoles salían a la caza de otros españoles. Con escopetas, pistolas y rifles. Permitan que me sienta mucho más tranquilo viendo a la peña capturar Pokémons, armados con un móvil.

Pokemon Go Realidad Aumentada

Aunque el cineasta Oliver Stone considere que puede ser un arma totalitarista… En fin.

Jesús Lens

Twitter Lens

Mesing

No. El Mesing no es jugar como los ángeles al fútbol los fines de semana y defraudar a Hacienda los días de diario, como Messi. Ni es el gerundio anglófono de «mesar». No. I am nost messing my hair por los nuevos descubrimientos de Bárcenas a Pedro J.

Mesing

Mesing es la acción de trabajar sobre una mesa de mezclas por la que van pasando todo tipo de objetos, papeles y chismes raros, en un intento de dar con cosas chulillas e interesantes de cara a la nueva semana que ya empieza. Imágenes para el Blog y el Facebook. Aforismos. Recorticos. Historias… Mis folleteaícas, que diría en gran Andrés Sopeña.

¡Tratando de ser ingenioso, o sea!

Tony-Montana

Conseguirlo ya es otra historia.

Mientras sí, mientras no… ¡seguimos!

En Twitter: @Jesus_Lens

Y veamos los 8 de julio de 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012 qué publicamos. Que seis años son toda una vida…