CAFÉ DE LOS NAVEGANTES

Me encanta el nombre. «Café de los Navegantes».

 

¿Quién sabe dónde?
¿Quién sabe dónde?

Una pregunta: ¿Quién sabría decirnos en qué localidad se encuentra este Café? Venga, venga. ¡A buscar, queridos Sherlocks! Y no me seáis elementales… (ya llegaron las respuestas en los Comentarios. Más información, tirando hacia abajo…)

 

Aprovecho para poner esta otra imagen, que bien puede estar transcurriendo en cualquier Café del mundo, en estos momentos. Y es que soñar es tan bonito…

 

Soñar es tan bonito...
Soñar es tan bonito...

Jesús Lens, navegante con la imaginación.

 

PD.- Cuando resolvamos el enigma, citaremos la procedencia y autoría de la foto.

 

A ver. Efectivamente, el Café de los Navegantes está en Tánger, como esta foto, enviada por Abel y señalada por Pablo, nos demuestran. El copyright de la primera es de mi Cuate Pepe, realizada durante el viaje que los Cuatreros (Josefina, Panchi, Pepe y yo) realizamos a Tánger hace unas semanas. ¡Gracias por vuestra participación!

 

PERFIL DE DAVID AGUILAR: FOTO Y TEXTO

¿A qué catedrático de la Universidad pertenece este corcho, tan ilustrativo de una forma de ser abierta, poliédrica, curiosa, transversal y muy, muy moderna?

 

Efectivamente.

 

Se trata del corcho que David Aguilar tiene en su despacho. La foto la hizo Javier Barrera, colega de IDEAL, que estuvo entrevistando a Aguilar nada más dejar su cargo como cabeza visible del Milenio, de lo que hablamos en ESTA columna, el pasado viernes.

 

Sobre el corcho, Javier nos dice lo siguiente:

 

«Te mando la foto del corcho enmarcado que tiene David Aguilar en su despacho de catedrático de Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada. Es el que tiene a sus espaldas.

En ese corcho, al ojo de este tu amigo que es periodista, hay más información sobre David Aguilar que la que nunca conseguiría nadie.

Si te fijas, hay chistes de Forges, fotos de la familia, una postal de Washington, fotos de su familia, birretes, recortes de prensa monotemáticos sobre la formación de la juventud española, algo de Obama…

Fíjate bien, ahí tienes un perfil completo de David Aguilar que se puede completar con el siguiente detalle: en las estanterías mega-híper-súper-repletas de papeles, revistas y libros, hay numerosas fotos enmarcadas con birretes, con ex-Rectores, Catedráticos, doctorandos… Una sola con un tipo sin birrete, y además en blanco y negro. Imagino que la tiene puesta porque está orgulloso: se le ve a él y a Saramago. Es un retrato espectacularmente bello.»

 

Y como poco más puedo decir, os dejo el Perfil de David Aguilar que hizo para IDEAL Andrea G. Parra y que nos sirve para conocer un poco más al Hombre al que no dejaron dirigir el Milenio.

 

Jesús Lens.

LIBROS & NEGOCIOS

Hoy, Día del Libro, queremos dedicar esta columna, que publicamos ayer en IDEAL, a mi amigo Jorge, que tuvo la dicha de nacer tal día como hoy de hace, ya, un puñado de años.

 

Felicidades, chalao.

 

El pasado sábado, tras la presentación de «La casa de los siete pecados», tuve la ocasión de compartir una cerveza con su autora, Mari Pau Domínguez, y su marido, Paco Lobatón, el mejor embajador de la obra de la ganadora de la primera edición del Premio CajaGRANADA de Novela Histórica. Decía el conocido periodista televisivo que, si nos había gustado la historia de la Casa de las Siete Chimeneas, no dejáramos de leer la anterior novela de Mari Pau, «El diamante de la reina», que también versaba sobre Felipe II y su relación con Isabel de Valois.

 

Dado que, por la tarde, Mari Pau estaría dos horas firmando ejemplares de sus novelas en la caseta correspondiente de la Feria del Libro, busqué con ahínco la referida «El diamante de la reina». De forma infructuosa. No se encontraba en ninguna de las casetas ni tampoco en la librería del gran centro comercial aledaño a Puerta Real. De hecho, uno de los libreros me dijo que sí lo tenía, tanto en la edición de bolsillo como en la de tapa dura. Pero en la tienda, no en la caseta. Por tanto, yo me quedé sin el Diamante dedicado y él sin un libro vendido.

 

El domingo, con la presentación de la muy prometedora «Contrarreloj», me pasó lo mismo: ni un ejemplar de cualquiera de las anteriores novelas de su autor, Eugenio Fuentes. Eso sí, los Larsson y las distintas entregas de la saga Crepúsculo, estaban en las casetas de todas las librerías, síntoma inequívocamente revelador de esta cultura uniforme, conformista y carente de toda imaginación que nos invade.

 

Parece que la crisis está siendo benevolente con el sector del libro, considerado un valor refugio por los gurús de la cosa empresarial, dado que, por muy poco dinero, entretiene un montón y retiene a la gente en casa, ahorrándole incurrir en los inevitables gastos que lleva aparejado el salir del hogar. Sin embargo, cada vez cierran más librerías. Lo que, sinceramente, no es de extrañar, con ejemplos como los antedichos. Y eso que la piratería no se ceba especialmente con el papel impreso.

 

Otro ejemplo: tras regalarle a Obama, en público y ante las cámaras de televisión de todo el mundo, un ejemplar de «Las venas abiertas de América Latina», Chaves consiguió que, en apenas unas horas, el clásico e imprescindible libro de Eduardo Galeano se encaramara en el número tres de ventas de Amazon. Preguntado en diez de las casetas de la Feria, siete de ellas ni sabían, ni contestaban; en una estaba agotado y sólo dos lo tenían disponible.

 

Es verdad que Internet puede ser un sistema frío y desapasionado para la venta de un objeto tan cálido y táctil como es el libro, pero, o los libreros se ponen las pilas y le echan imaginación a su negocio, o la parte de la tarta que se comerá la distribución a través de la web será cada vez más grande. Inevitablemente.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.