EL GUARDIÁN DEL CAMINO

Esta fotografía se titula «El guardián del camino», fue tomada en el Desierto de Sonora, México, por Graciela Iturbide, y me encanta.

 

Ahora bien: ¿Quién es el Guardián del Camino? ¿Por qué está allí? ¿A dónde lleva el Camino? ¿Quién podrá pasar y a quién le será vedado el tránsito?

 

¿Nos animamos a contar una pequeña historia, en no más de cien palabras, sobre el Guardián del Camino? Lo que a cada uno se le ocurra sobre cualquier cosa que le sugiera la foto…

 

Jesús Lens, pasando palabra.  

DISPARANDO DESDE EL ESTÓMAGO

Unas notas sobre una fotógrafo excepcional: Lissete Model, quién entendía la fotografía como un arte que se practicaba de esa manera, disparando desde el estómago.

 

De ella se dice que «utilizaba la cámara como un instrumento de independencia y autonomía, no sólo profesional, sino como mujer en aquella sociedad.»

 

Como ella misma señala: «La cámara es un instrumento de detección; muestra no sólo lo que ya conocemos, sino que además explora nuevos aspectos de un mundo en proceso de cambio constante. Nuevas imágenes nos rodean por todas partes. La rutina estéril, las convenciones y el miedo hacen que no las veamos. Encontrar esas imágenes significa tener el valor de mirar. Ser consciente de lo que nos rodea y de cómo es.»

 

Para más información sobre su obra, pinchar en ESTE enlace.

BLANCO Y NEGRO

La columna de hoy de IDEAL, en clave cultural.

 

A veces, ver las cosas en blanco y negro parece un síntoma de maniqueísmo, simpleza o radicalidad. En colores, se supone que la vida es más compleja y más plena, más llena de matices.

 

Y, sin embargo, cuando ves las fotografías de los grandes maestros del blanco y negro, te das cuenta de que no. De que, muchas veces, no hay como la sinceridad y la falta de artificio para mostrar la auténtica realidad de las cosas y las personas tal y como son. La vida, en una palabra.

 

 

Coinciden estos días en Granada dos exposiciones de fotografía en blanco y negro de autores y temática muy diferentes. En la Plaza de las Culturas del Centro Cultural de CajaGRANADA, el colombiano Ruven Afanador presenta “Mil besos” y en el Centro José Guerrero, la mexicana Graciela Iturbide muestra una amplia y completa colección de su obra, desde sus orígenes a la más reciente.

 

Aunque podríamos hablar largo y tendido de ambas exposiciones, me gustaría resaltar uno de los aspectos que más me llamaron la atención de ambas: la radical individualidad que muestran buena parte de las personas retratadas por los dos artistas.

 

 

Las de Afanador, dedicadas al mundo del flamenco y bajo el genérico nombre de “Mil besos”, saca a las modelos de los escenarios típicos del mundo del cante y del baile para  vestirlas (o desvestirlas), maquillarlas, peinarlas y aderezarlas de una forma tan llamativa como singular, sugerente e impactante. Pocas veces el negro y el blanco han contrastado con tanta virulencia, encontrando en los enormes paneles en formato XXL el mejor vehículo para transmitir impresiones y sensaciones.            

 

Y por eso, de las muchas series de Iturbide, me quedo con las del desierto de Sonora en que, para cumplir un encargo etnográfico, aprovechó para retratar a las personas en su entorno natural, pero con sus gafas de sol, sus aparatos de música o sus camisas de diseño. Minorías étnicas que viven de acuerdo con la tradición, pero perfectamente adaptadas a los tiempos que corren. Personas que, perteneciendo a un grupo, están perfectamente individualizadas, mostrándose altivas, dignas y orgullosas.

 

 

Por lo mismo, me encanta un collage en que gitanos de Almería conviven con un maestro geómetra de Madagascar o unas mujeres de la India cuyo origen y procedencia es difícilmente reconocible si no se lee la leyenda que acompaña a cada foto. Porque el mundo es muy grande, pero en cada rincón del mismo, la vida de las personas tiene un denominador común: ganarse la vida… y divertirse.

 

 

Exposiciones de un Blanco y Negro que, en su versión más radical o mostrando una infinita y sugerente gama de grises –esos amenazadores pájaros de Iturbide, sombra ominosa sobre el cementerio- ponen el acento en la visión de los seres humanos como eje central de una forma sincera y comprometida de entender el mundo de la fotografía.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros

DE MUÑECAS Y FOTOS

Cuando mi Cuate me mandó un SMS desde Munich, desde plena Oktoberfest, diciendo que el sábado íbamos a ir a ver una exposición de fotografías de su sobrina Lucía, pensé que había trasegado más cerveza de lo que su cuerpo podía admitir ya que su sobrina, que yo recordara, era una jovencísima cuasi-infanta. ¿Una exposición de fotos? ¿De qué?

 

Pero sí. Resultó que mi Cuate aún estaba lúcido al mandar el SMS. Efectivamente, en un bar-tienda (o tienda-bar) de la calle Buensuceso, en el número 5, junto a la Plaza de la Trinidad, hay un atractivo local llamado Living Room. Y allí hay una sorprendente exposición de fotografía basada en unas muñecas llamadas Blythe, de las que hasta ahora no sabía una palabra y a las que, desde el sábado, admiro poderosamente.

 

Y es que el mundo avanza que una barbaridad y las muñecas ya son más, mucho más que juguetes. Lo que tampoco tendría que extrañarnos: si los coches son objeto de tuneo, ¿por qué no van a serlo las muñecas?

 

Y, más allá, una vez que tienes una preciosa muñeca, peinada, vestida, maquillada… ¿por qué no sacarla a ver mundo, llevarla a la Alhambra o a la playa? Y una vez allí, como hacemos todos, ¿por qué no fotografiarla?

 

Pues de eso va la exposición Playblythe, cuyo Blog podéis seguir a través de este enlace.

 

Y sus dos artífices son las tan efectivamente jovencísimas como talentosas Puri Merino y Lucía Palacios.

 

Si os pasáis por el citado local veréis que las muñecas son una pasada, pero que las fotografías las engrandecen y les insuflan vida, más allá de la ropa y la expresión de sus caras. Los retratos son auténticos instantes detenidos en la biografía inventada de unos objetos inanimados, pero que rebosan de vitalidad. Tanta, que me hasta me dio rabia que una de ellas estuviera leyendo «La sombra del viento», como bien descubrió Miguel, en vez de nuestro querido «Hasta donde el cine nos lleve».  😀

 

Una preciosa y deliciosa exposición que demuestra que, teniendo creatividad y talento, el arte surge en los rincones más insospechados.

 

Si tenéis un hueco, no dejéis de pasaros por Living Room. Os llevaréis una más que grata sorpresa.

 

Jesús Lens, más que sorprendido.