El pasado viernes, un compañero pedía caña. No sé si ésta es la Caña de España que estaba esperando…
El gol de Iniesta en la prórroga de la final del Mundial marcó el punto culminante de la Marca España en el extranjero. Es cierto que la crisis financiera y la falsedad de los brotes verdes habían comprometido la labor de gobierno de ZP, con una Presidencia de la Unión Europea que pasó sin pena ni gloria, aunque tampoco esperábamos otra cosa, conjunciones astrales a un lado.
Sin embargo, Nadal había elevado su tenis a la estratosfera, Contador cabalgaba sobradamente por las cumbres pirenaicas y alpinas del Tour, Bardem arrasaba en Cannes y España ganaba el Mundial de fútbol. Nada menos. Durante unas semanas, España fue campeona del mundo y de Europa tanto en fútbol como en baloncesto.
Soy consciente de que para mucha gente, los logros deportivos y artísticos carecen de cualquier valor, convencidos de que seguimos bajo el yugo del Pan y Circo romanos. Pero el deporte y las artes no sólo mueven miles de millones de euros cada año sino que contribuyen de una forma cada vez más decisiva a la consolidación de una imagen y una marca de país, región, ciudad o empresa que, nos guste más o nos guste menos, tienen una importancia trascendental a la hora de dar confianza y atraer inversiones y capitales.
Desde agosto, sin embargo, parece que nos haya mirado un tuerto. O un ejército de ellos. Empezando por lo más reciente y sangrante, esa Operación Galgo que ha vuelto a poner en solfa los logros de nuestros deportistas, tanto por la detención de atletas tan señeras como Marta Domínguez como por el manto de sospechas extendido hacia otras disciplinas.
Y la huelga de controladores, claro: ha provocado pérdidas multimillonarias en el sector de la hostelería, ha secuestrado a miles de viajeros y, lo que es peor, compromete la imagen de España como destino turístico serio y fiable. Si usted tuviera que elegir un país al que ir de vacaciones, ¿optaría por ése al que usted, o un familiar, o un vecino o un compañero de trabajo o un simple conocido no pudo llegar por culpa de una huelga salvaje e incontrolable?
El triple que Teodosic le clavó a la Selección Española de Baloncesto, alejándola de la lucha por las medallas del (otro) Mundial, pareció marcar el principio del fin de la Marca España en el exterior. Contador dio positivo por clembuterol y culpó de ello a un chuletón de ternera, lo que ha indignado a los criadores de tan noble animal. ¿Y qué me dicen del Pata Negra? ¿Con qué confianza encargas una ración de jamón en un restaurante, sabiendo que te pueden poner embutidos de cualquier denominación de origen, ibérica o no?
Por no hablar del aceite de oliva, adulterado, contaminado y falsificado. ¿No volverá a ser la Marca España sinónimo de un país de pícaros, vividores y sinvergüenzas?
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.