Hay una noticia que me parece muy relevante y que, sin embargo, no aparece reflejada en los análisis que leo a vuela pluma sobre el histórico acuerdo alcanzado por los 27 para salvar la economía europea, vapuleada por la Covid-19.
Me refiero a lo de Apple, que la semana pasada ganaba un importante asalto legal por 13.000 milloncejos de euros que, en impuestos, le reclamaba la UE. En un lado del cuadrilátero estaba la Comisión, representando los intereses de la Europa Unida. Aunque no de toda ella toda. Porque, junto a Apple, en el otro lado del ring, dándole agua y masajes en los hombros; estaba Irlanda, uno de los países de la Unión.
El árbitro, ojo, no era Trump. Vayamos a caer en el populismo fácil. El juez que falló a favor de la multinacional norteamericana y de su aliado irlandés era el Tribunal General de la UE. Fallo sobre el que cabe recurso, por cierto.
Se habla mucho sobre las exigencias de los ya famosos ‘Frugales’ acerca del control y las reformas estructurales que deberían abordar países como España para hacerse merecedores de los fondos a repartir en los próximos meses. Gastar lo menos posible es la auténtica obsesión frugalista. Lo mínimo imprescindible, dicen sus adalides. Pero, ¿qué es lo mínimo? ¿Y lo imprescindible? ¿Van la sanidad y la educación en ese paquete o las dejamos fuera?
Sobre la ingeniería financiera montada por países marcadamente frugales, sin embargo, apenas se oye hablar. O lo de los irlandeses, más simpáticos que los calvinistas holandeses. Esos pelirrojos tan salados, con su San Patricio, su mitología, sus pintas de cerveza y sus canciones melancólicas; pero que ya le vale al Tigre Celta, con sus brutales bonificaciones fiscales a transnacionales como Apple.
Hay que felicitarse por un acuerdo del que necesitamos conocer su letra pequeña, su aplicación práctica y qué contrapartidas conlleva. Pero no podemos olvidar que estos días se han oído cosas muy feas por parte de quienes deberían ser socios y aliados.
En Europa ha calado el enfrentamiento entre los Frugales, guardianes de las esencias, castos y puros; y los vividores del sur, apodados PIGS, siempre de fiesta y de jarana. Es imprescindible abordar la cuestión de la fiscalidad para cambiar la narrativa. Poner el acento en los ingresos, y no solo en los gastos. Hablar del ahorro de los frugales, pero también del abono y el riego que necesitan los frutales, árboles imprescindibles para comer natural, rico y sano.
Jesús Lens