Hoy, todos analógicos. Al menos, todos los aficionados a ‘Juego de tronos’ que no hayamos trasnochado -o madrugado- para saber quién se sienta definitivamente en el trono de hierro.
Esta mañana, por favor, no me hablen. Ni me llamen. Ni me escriban correos electrónicos, güasaps o mensajes directos por Twitter. De hecho, si nos cruzamos por la calle, no me miren: si lo hacen, pensaré que me quieren transmitir algo con la mirada y empezaré a elucubrar si es usted más Targaryan, más Lannister o más Stark, dependiendo de si sonríe o frunce el ceño.
Esta mañana entraré en la cafetería más autista que de costumbre, me situaré de espaldas a la tele y me pondré unos cascos conectados al móvil que, en modo avión, solo emitirá canto gregoriano. Y a la pregunta sobre el fin de semana, apenas gruñiré un ‘bien, gracias’.
¿Habrán calibrado nuestros políticos en campaña lo del final de ‘Juego de tronos’? ¿Tendrán actos programados para esta mañana? Yo, si fuera asesor, les mantendría encerrados hasta las diez de la noche.¡Ojito con los spoilers! Como algún candidato se pase de listo y desvele más de la cuenta delante de periodistas, simpatizantes o público en general, se arriesga a crearse acérrimos enemigos más implacables que los del “no te perdonaré jamás, Carmena”.
Hoy va a ser un día curioso. Acostumbrados a saberlo todo en tiempo real y a una velocidad vertiginosa, esta mañana nos toca luchar contra el avasallador flujo de información que todo lo inunda. Hoy trataremos de no saber, de no enterarnos; como los políticos corruptos a los que inopinadamente les aparece un Jaguar en el garaje o una morterada de euros en un altillo del dormitorio.
¿Cómo será pasar el día de forma analógica? Lo primero y más importante es que, sin procrastinar en las redes o refrescar las ediciones digitales de los periódicos, las horas se van a alargar extraordinariamente. ¡La de tiempo que vamos a ganar! Además, con tal de evitar referencias a ‘Juego de tronos’, podremos afrontar de una maldita vez esas conversaciones que llevamos soslayando varios meses, de los planes para el verano a la reforma del cuarto de baño… o cuestiones más escabrosas aún, si caben.
Jesús Lens